DESCUBRIR EL SENTIDO DE LA EXISTENCIA
Enviado por loren1049 • 20 de Junio de 2017 • Trabajo • 1.563 Palabras (7 Páginas) • 269 Visitas
DESCUBRIR EL SENTIDO DE LA EXISTENCIA
EL MAYOR RETO DEL HOMBRE.
Francy Lorena Castro Aponte
Est. Especialización en innovación y desarrollo de negocios
Universidad Externado de Colombia
francy.castro.aponte@gmail.com
En este escrito quiero narrar la experiencia encantadora que tuve al conectarme con la sublime clase de liderazgo, de la profesora Olga María Rodríguez Uribe, con las fantásticas líneas que narra el libro “En busca de la felicidad”, de Víctor Frankl, y con la memorable historia de Sixto Rodríguez, alias Sugar Man, considerado el poeta del apartheid.
Entonces era un viernes, 28 de abril de 2017, cuando con mucha expectativa comenzaba la especialización de innovación y desarrollo de negocios, y que gratificante fue empezar con la clase de liderazgo, a través de la cual logré descubrir elementos asociados a ¿Quién soy?, ¿Cuál es mi esencia? ¿Qué me motiva en la vida?, ¿Cuáles son esos aspectos que caracterizan mi luz y mi sobra?, y todo esto con el propósito de reconocer todo lo que hay detrás del ser, siempre con un fin. Entonces pensaba que mi mayor reto está en descubrir el sentido de mi existencia, por qué y para qué estoy en este mundo. Que en realidad no hay cosas malas, ni buenas, porque como persona tendría los elementos de transformar e influenciar en mi propia vida, y por qué no en la de los demás.
Así, terminaba mi clase, con mucha reflexión, feliz de haber descubierto cosas nunca antes imaginadas, y con ganas de seguir explorando lo brillante que hay en cada persona. Pero además me voy con la linda reflexión de Marianne Williamson, de la cual quisiera citar un fragmento “cuando permitimos que nuestra luz brille, inconscientemente damos permiso a los demás a hacer lo mismo. Al liberarnos de nuestros miedos, nuestra presencia libera automáticamente a los demás”, entonces, la invitación es a darnos la oportunidad de reconocer todo lo que hay en nuestro ser, desde nuestra luz, hasta nuestra sombra, para que a partir de ello transformemos nuestras vidas, y porque no el mundo, si así se requiere.
Días después, empiezo la lectura del libro “En busca de la felicidad”, de Víctor Frankl, un destacado neurólogo y psiquiatra austriaco, quien relata su experiencia mientras fue prisionero en los campos de concentración de Auschwitz, durante la segunda guerra mundial, por casi más de tres años; experiencia de vida que lo llevo a la creación de la logoterapia.
Tengo que reconocer que, al principio de la lectura, no dimensioné todo lo que podría encontrar en el escrito, pero ahora puedo decir que es una obra sublime, que personalmente me transportó a cada escena, para seguir descubriendo todo lo que hay detrás del ser humano.
Frankl (1991), comienza su obra narrando el estado de shock de los prisioneros al darse cuenta que habían llegado a los campos de concentración, y no eran capaces de asimilar lo que estaba pasando, y lo que tenían que enfrentar al estar allí. Los tratos inhumanos, los llevaron incluso a pensar en optar por el suicidio; pero a la vez muchos de ellos, pasaron por el estado de ánimo, que se conoce como “la ilusión de indulto”, que es la esperanza de creer que las cosas se iban a componer. En realidad, fue un momento de desconcierto, y de miles de sentimientos encontrados en su solo instante. Posterior a esto, quienes no fueron ejecutados, se podría decir que pasaron a la etapa de apatía, como la llama el autor, la cual se traduce como una muerte emocional, el tener que adaptarse al contexto, a los atropellos, al maltrato físico y emocional.
Pero entonces, ¿Qué fue lo que realmente ayudo a Frankl, y a los prisioneros a sobrellevar este tipo de situaciones, y aferrarse a la vida? Podríamos decir con seguridad, que fue haber encontrado sentido a su existencia, e incluso a su sufrimiento, y que siempre hubo un motivo para seguir en pie. Que, a pesar del dolor y el sufrimiento, cada día tenía un motivo más por qué vivir. Que en realidad lo bueno y lo malo está en el poder de la mente. Por ejemplo, para Frank su motivación siempre fue la ilusión y esperanza, que volvería a ver a su esposa. Siempre intentó olvidarse de su realidad, de los más grandes atropellos, trayendo a su mente la imagen de su amada esposa, y fue allí, donde descubrió la magia del amor; que el amor es el fin último del hombre y que, sin él, la vida no tiene sentido; que el amor trasciende la persona física del ser amado y encuentra su significado más profundo en su propio espíritu, en su yo íntimo. Frankl, siempre estuvo inspirado en la frase de Nietzche: “quien tiene un porque para vivir puede soportar casi cualquier como”.
Luego de la apatía, vino la ilusión de la liberación, de encontrarse nuevamente con la naturaleza, con sus sueños, siempre con la esperanza que vendrían momentos gratos, y con el gran reto de reaprender a encontrarle gusto a la vida, y de seguir descubriendo nuevos motivos para superar ese trago amargo.
El autor, a través de su experiencia vivida, logró sentar las bases de lo que hoy se conoce como Logoterapia, la ciencia del sentido de la vida, que permite entender todas aquellas emociones y comportamientos mentales, que como seres humanos en cualquier momento de nuestras vidas hemos experimentado, desde la esperanza, el amor, pero también la apatía, la desilusión, la perdida; entre otros más (Frankl, 1991).
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