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DINÁMICA TEMA 2_TEORÍA GENERAL DE LA ESTRATEGIA CONCEPTUALIZACIÓN Y REFORMULACIÓN: NTE


Enviado por   •  22 de Marzo de 2015  •  3.202 Palabras (13 Páginas)  •  1.176 Visitas

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DINÁMICA TEMA 2_TEORÍA GENERAL DE LA ESTRATEGIA

CONCEPTUALIZACIÓN Y REFORMULACIÓN: NTE

1) Señala y explica el decálogo en el que se basa Pérez González para sustentar el enfoque de la NTE.

2) ¿Cuáles son los 7 cambios fundamentales que propone la NTE a partir de la formulación de la Teoría General de la Estrategia?. Explícalos.

3) 7 claves para el diseño de ESTRATEGIAS.

4) Aportaciones fundamentales de la NTE a la comunicación organizacional.

5) ¿Consideras que tiene futuro esta nueva teoría estratégica en el ámbito PROFESIONAL?

1)

Pérez González sustenta su enfoque sobre la NTE a través de la publicación ‘’Nueva Teoría Estratégica: El paradigma emergente para la co-construcción y transformación de la realidad’’ por el FISEC, de Manuel Carneiro. Esta publicación reúne el análisis y aplicación del paradigma de la NTE a diversas áreas del conocimiento estratégico.

Se ha comprobado que cinco de cada siete estrategias resultan fallidas, es decir, existe un fracaso metodológico en las teorías que surgen en las dos últimas décadas cuando se han necesitado. Por esto mismo, la NTE, propuso repensar y refundar la estrategia desde la comunicación.

Lo más relevante que destaca es el reconocimiento cada vez más generalizado a la nueva teoría estratégica, por la revista DIRCOM; el artículo publicado por la revista Esfera que aplica el enfoque de la NTE a un caso local; Y el libro ‘’La nueva Teoría Estratégica: el paradigma emergente’’

En cuanto al decálogo son principios y conocimientos básicos sobre cómo los seres humanos hacemos estrategias y nos comunicamos. Básicos, si, pero no superficiales. Forman parte de esa tendencia, tan mía, de volver a las bases y a “los fundamentos”. Y por eso pueden diferir fuertemente de una gran parte de la literatura al uso. Pero que si fuesen correctos- y eso solo el lector puede juzgarlo- podrían aportarle esa ventaja comparativa que tantas veces buscamos para hacer mejor las cosas. 

Los principios del que se compone este decálogo:

I. La vida es relación (la acción no existe, lo que existe es la interacción). Y nos hacemos a nosotros mismos en esa relación dinámica. Somos mucho más fenoma (adaptación) y menos genoma (programa) de lo que hoy se suele pensar. 

II. Las estrategias son un fenómeno biológico. Y juegan un papel clave en esa relación. Para las ciencias de la vida (campo 24 de la clasificación de la UNESCO) las estrategias son las respuestas homeostáticas con las que (todos) los seres vivos reaccionan a las oportunidades (sexo, comida) y a los peligros (depredadores, cambios climáticos, catástrofes naturales) que los cambios de sus entornos les generan y, de esta forma, poder sobrevivir. 

III. A medida que avanzamos filogenéticamente el sistema estratégico va incorporando las nuevas capacidades emergentes y haciendo más sofisticadas esas respuestas. Fue así como los humanos hemos heredado el sistema estratégico de nuestros antecesores pero lo hemos modificado incorporando aquellas capacidades de nuevo cuño que acompañan la emergencia de lo humano: semántica, hermeneusis, teoría de la mente, imaginación, prospectiva, cálculo ad futurum, etc. 

IV. Gracias a este peculiar sistema estratégico los seres humanos somos los únicos seres vivos que tenemos en cuenta el futuro (y no solo el presente y el pasado); que elegimos (y no solo decidimos); que transformamos (y no solo nos adaptamos); y que aspiramos a “mejorvivir” (y no nos conformamos con sobrevivir). Todo eso afecta al estrategar, a la forma en que concebimos nuestras estrategias. Mientras nuestros antecesores se limitaban a escanear el entorno en busca de posibles discontinuidades, nosotros somos capaces de: (1) imaginarnos el abanico de futuros posibles (futuribles); (2) anticiparnos antes de que estos sobrevengan (ya sea para alcanzarlos o para evitarlos); (3) seleccionar entre dichos futuribles aquel que entendemos nos conviene más (al que convertiremos en nuestra meta); (4) imaginarnos diferentes rutas alternativas para alcanzarlo (tantas como se nos ocurran); (5) elegir una de esas rutas alternativas; (6) recorrerla y ejecutarla; (7) evaluar los resultados y aprender de la experiencia 

V. Si el objetivo de toda estrategia es alcanzar un futurible (aquel que hemos convertido en meta), el objeto de toda estrategia (aquello que queremos transformar para poder alcanzar esa meta) son las relaciones (la configuración de red). Lo que buscamos es otra configuración de nuestra trama relacional más propicia para el logro de nuestras intenciones, propósitos y metas. 

VI. Pero (y el pero es importante) ningún experto ni ninguna estrategia, por buena que sea, nos puede garantizar el logro de nuestras metas. No hay ruta segura del éxito. El famoso “one way to succeed” de los norteamericanos y “las 7 fórmulas seguras del éxito” son sencillamente una estafa. Si Vd. quiere cambiar el futuro o influir en él, tiene que asumir que va a penetrar en un territorio donde domina la incertidumbre estructurada. La explicación es simple: el resultado, esa trama relacional que queremos reconfigurar no depende solo de nosotros (también intervienen otras personas, fuerzas, sistemas (sin olvidar el azar) que con su actuación pueden modificar el resultado. Entonces ¿Para qué hacer estrategias? pues porque es mejor hacerlas que prescindir de ellas. Y a pesar de que nuestra capacidad de transformación sea limitada hay que intentarlo pues ese es nuestro margen de maniobra. Lo contrario sería volver al fatalismo y dejar nuestras vidas en manos de los dioses. 

VII. Aquí surgen algunas contradicciones, pero la vida humana está llena de ellas. La estrategia es hija de la imaginación y ha de generar sorpresa y subversión. Pero a su vez se apoya en el cálculo y se ordena en la planificación. Calculamos por lo menos 7 cosas: (1) la probabilidad de que una determinada discontinuidad o un futurible se produzca; (3) Las consecuencias que esa discontinuidad o futurible tendría para nosotros (4) las intenciones de los demás (teoría de la mente); sus posibles intervenciones y sus eventuales consecuencias;(5) las consecuencias probables de nuestras alternativas: (6) la probabilidad de que nuestras alternativas generen ciertas reacciones; (7) las consecuencias probables de esas reacciones. Como consecuencia de todo ello evaluamos la probabilidad global que tenemos de alcanzar las metas asignadas. Como el lector puede ver lo que muchas veces llamamos racionalidad no es sino un simple cálculo de probabilidades. 

Pero a pesar de tanto cálculo lo cierto es que la estrategia

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