Darwin En La Argentina

Darwin en la Argentina

El investigador relata el viaje que el biólogo hizo por el país. Su encuentro con Rosas, el mate y el asado con cuero

Por Héctor A. Palma

A su regreso de un viaje de cinco años alrededor del mundo, Darwin publica “Diario de Viaje”, en el que releja su paso, durante casi un año, por el actual territorio argentino. Además de información biológica y paleontológica, el diario contiene consideraciones sociológicas y antropológicas, y no faltan las referencias al asado con cuero y el mate. Darwin se encuentra con Juan Manuel de Rosas en agosto de 1833, cuando éste ya es uno de los protagonistas de la vida política argentina, en su campamento a orillas del río Colorado y al mando de un ejército, según Darwin, “de villanos seudobandidos”. Rosas le dio “un pasaporte con una orden para las postas del gobierno”.

Por su parte, Darwin no escatima elogios para el mandatario: “Es un hombre de extraordinario carácter y ejerce una enorme influencia en el país, la cual parece probable usará para la prosperidad y progreso del mismo”. Sin embargo, en la edición de 1845 de su libro, anota a pie de página: “Esta profecía ha resultado una completa y lastimosa equivocación”. Abundan los relatos sobre la presencia y la amenaza de los indios, preocupación constante de los gauchos y soldados con los que convivía. La vida de los gauchos y soldados, miserable y peligrosa, impresiona vivamente a Darwin. En la Sierra de la Ventana, relata: “(…) Hicimos alto para pasar la noche: en ese momento una desafortunada vaca fue divisada por los ojos de lince de los gauchos, quienes se lanzaron en su persecución, y en pocos minutos la enlazaron y la mataron. Teníamos allí las cuatro cosas necesarias para la vida en el campo: pasto para los caballos, agua (sólo una charca de agua turbia), carne y leña.(...) El silencio fúnebre de la llanura, los perros alerta, y el gitanesco grupo de gauchos haciendo sus camas en torno del fuego, han dejado en mi mente un cuadro imborrable de esta primera noche, que nunca olvidaré”.

Darwin ofrece también algunas consideraciones generales sobre los habitantes de la región: el gaucho invariable- mente es cortés, hospitalario modesto, tanto respecto de sí mismo como de su país, y al mismo tiempo animoso y bravo. Le sorprende al naturalista la cantidad de robos que se cometen y la sangre que se derrama, en su opinión, por el uso constante del cuchillo. La pintura de la sociedad argentina en los años 30 del siglo XIX no deja de resonar hoy como atinada en muchos puntos. Escribe Darwin: “Es lamentable escuchar cuántas vidas se pierden por cuestiones triviales. (…) Los robos son la consecuencia natural del juego, universalmente extendido, exceso de bebida y de la extremada indolencia. (…) Para colmo, hay una gran cantidad de días feriados (…) La policía y la justicia son completamente ineficientes.

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