De buenas intenciones está lleno el camino al infierno
Enviado por justogaleana91 • 7 de Septiembre de 2017 • Informe • 1.173 Palabras (5 Páginas) • 323 Visitas
De buenas intenciones está lleno el camino al infierno
Por Gustavo Justo Galeana
Estudiante de Economía
19/08/2017
A lo largo de los años he escuchado a muchos “políticos”, profesores, estudiantes y “líderes sociales” sobre la importancia de la creación de “programas sociales” que ayuden a mejorar las condiciones de vida de miles de personas que viven en situaciones altamente precarias en el país. Un factor común, en todos ellos, son las buenas intenciones. Pero, ¿en realidad estas buenas intenciones están fundadas cómo para cumplir su objetivo?
Un grupo numeroso, del total de estas personas bien intencionadas, están de acuerdo en el aumento del gasto público para la creación de nuevos programas sociales, el cual actualmente de por sí es descomunal. Ahora bien, para que esto pueda lograrse existen tres posibles caminos:
1. Aumentar el ingreso (Aumento de impuestos): las finanzas del Estado, como las de cualquier individuo, se dividen en dos partes: ingresos y egresos. Y, es indispensable, para evitar cualquier desequilibrio financiero, que los gastos sean menores o iguales a los ingresos. Actualmente el grueso de los ingresos del Estado mexicano se obtienen a través de la recaudación de impuestos. Si se parte de un equilibrio presupuestario, pretender aumentar el gasto público implica crear nuevos impuestos o aumentar los ya existentes. Sin embargo, ¿esto realmente beneficia a las personas que viven en pobreza y pobreza extrema, si sabemos que todos ellos pagan impuestos a través de los servicios y productos que adquieren y que son necesarios para su subsistencia?. Es como si un ladrón después de robarle todo su dinero a un individuo, se lo encontrara más tarde por la calle pidiendo ayuda para pagar su transporte y regresar a casa y; el ladrón, apiadándose de su víctima, le pagara el viaje de regreso. Nadie puede afirmar que esto es realmente bueno.
2. Endeudarse: Cuando el Estado gasta o pretende gastar más de lo que es capaz de recaudar como ingresos, es decir, cuando los gastos superan a los ingresos, es necesario cubrir ese déficit con financiamiento externo proveniente del sector privado o público, nacional o extranjero. En este caso el Estado se compromete y está obligado a devolver la totalidad de la cantidad obtenida como préstamo más los respectivos intereses.
Por tanto, la deuda permite gastar ahora y pagar después. La consecuencia de pagar después es que, cuando estemos pagando gastemos menos. O, la peor, que cuando paguemos tengamos que aumentar los impuestos. Comprender esta cuestión es importante para evitar ser presa de fácil de políticos que prometen demasiado como si el gasto público fuera ilimitado.
La deuda del Estado, como la de cualquier individuo, tiene que saldarse en algún momento, en su totalidad más un porcentaje del préstamo adquirido que representa el costo del préstamo. Esto implica que cuando el Estado comience a pagar o pague en su totalidad, en el futuro, el préstamo adquirido, lo tendrá que hacer con el ingreso futuro, lo que implica gastar menos o aumentar los impuestos en el futuro para poder cubrir la deuda adquirida. Es decir, es imposible mantener un gasto creciente sin que en algún momento tengamos que disminuir el gasto o aumentar los impuestos, resultando así, afectadas a las futuras generaciones.
3. Imprimir dinero. De las anteriores opciones, es la peor si el objetivo central es mejorar las condiciones de vida de las personas más pobres. La explicación es la siguiente. Quizá en algún momento nos hemos preguntado: si el Estado controla al banco central, [que es lo que sucede con BANXICO en México, aunque
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