De qué hablamos cuando hablamos de terror
Enviado por mocrice • 13 de Febrero de 2022 • Ensayo • 379 Palabras (2 Páginas) • 88 Visitas
¿De qué hablamos cuando hablamos de terror?
La mayoría sentimos atractivo por las cosas que nos dan miedo. Basta mirar las estadísticas de cine, libros, vídeos o juegos, y veremos que tienen más aceptación los que generan olas de adrenalina. Y aunque nos hacen sentir vulnerables, seguimos coqueteando con esas sensaciones. ¿Por qué será?
Quizá, se trate de un pequeño ensayo frente a nuestra propia muerte (siempre que tengamos la certeza de salir ilesos del cine, por supuesto). O tal vez, la caprichosa idea de sentirnos héroes de esa novela que por fin terminamos de leer. No sé. Lo que sí sé es que, después de sufrir esos miedos autoprovocados, no nos animamos a cruzar un pasillo a oscuras, ni a mirar por la ventana hacia un jardín sin luz. Hasta nos cuesta pararnos frente al espejo por el temor de que aparezca alguna sombra por detrás. Y es ahí donde nacen los verdaderos monstruos, los gérmenes de las historias más oscuras: nuestras propias historias.
Entonces, ¿de qué hablamos cuando hablamos de terror?
En medio de tantas presiones, a veces se hace necesario detenernos y reflexionar sobre eso que nos altera. Y no es raro que nos demos cuenta de que vamos fabricando miedos que, si no los controlamos, dominan nuestras vidas. Esos "mieditos", sentimientos de los que pocos hablan y muchos sufren, son materia prima de las compañías cinematográficas (y otros entretenimientos) que supieron darle un valor agregado, convirtiendo esa presencia acosadora en diversión.
Cuando era chica, la foto de mi admirado Boris Karloff en el papel de Frankenstein me daba terror, no me dejaba dormir. Ya mayor, me resultó la imagen tierna (¡Sí, tierna!) de un feo incomprendido. El mismo objeto, distintas miradas.
No todos nos sensibilizamos por lo mismo. Pero sí, muchas veces, no sentimos enlazados con el otro por algún sentimiento que nos hace vulnerables. Ya sea por similitud o complemento, nos agarramos de la mano de ese otro para enfrentar lo que nos conmueve. Así resulta que elegimos bien con quien ir a ver una o tal película, o jugar algún juego (eso me exige reconocer que yo no sirvo como compañía para ver una peli de terror, porque me muero de risa; ni tampoco para subir a la montaña rusa, porque me desmayo).
Y a vos, ¿qué te asusta?
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