Debemos Saber
Enviado por garcia111 • 4 de Junio de 2015 • 470 Palabras (2 Páginas) • 217 Visitas
Actualmente son muchos quienes dan por sentado, como verdad de Perogrullo, que los jóvenes en nuestro país no tienen interés en la política y que no participan en ésta debido a la apatía inherente a su grupo de edad. Sin embargo por medio de este ensayo me propongo demostrar que Perogrullo, acaso por primera vez, está equivocado. Si bien, como repite la oración, en las elecciones federales de 2003 el 70% de los jóvenes no votó, esto no quiere decir que estén desinteresados en la política y que el problema esté de su lado, el problema radica del lado del sistema político existente en nuestro país y en el escaso futuro que les ofrece nuestra patria. El origen del escaso interés, de la reducida información y de la mínima participación en política por parte de los jóvenes tiene dos vertientes que generan una apatía involuntaria, una general, atribuible al sistema político existente y otra particular, imputable a la distancia entre los jóvenes y las vías de participación en su país y a un futuro que les fue cancelado desde los setentas. Este ensayo busca iluminar las causas que generan esta involuntaria apatía juvenil y en la forma de cómo vencer la misma, para así ganar este espacio que nuestra juventud y nuestro país tanto necesitan.
Un sistema político cerrado hace que los jóvenes que buscan participar en él no lo puedan hacer y en este sentido, veo tres grandes causales para esta apatía generada por el sistema y por lo tanto involuntaria. En primer lugar, la democracia es el poder participar en las decisiones que afectan a nuestro país, y en este rubro, México es un lugar donde parece privilegiarse el voto sobre otras formas de participación. Las otras formas de participación, como la formulación de iniciativas populares, la canalización de demandas ciudadanas o la pertenencia a asociaciones civiles, parecen distantes de una población a la que sólo se le otorga una voz cada tantos años para luego, entre elección y elección, estar condenada al silencio. En segundo lugar, la distancia entre representantes y representados es también un problema a vencer. Por un lado, el que doscientos diputados1 provengan de listas de partido hace que éstos sean responsables ante éste y no ante la ciudadanía, y por otro lado, el resto de los diputados, si bien ocupan una curul a través del voto que le dan los ciudadanos2, al no existir la reelección, nuevamente dejan de ser responsables ante su electorado. De esta manera, la juventud siente que no tiene un decir al menos que deposite la boleta en la urna y por lo tanto pierde interés en la situación política del país. En tercer lugar, la existencia de una mínima cultura de rendición de cuentas y de una alta corrupción en los representantes merma también el interés de los jóvenes.
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