Decrecimiento, Crisis Y Capitalismo

Podemos definir decrecimiento como una corriente de pensamiento político, económico y social favorable a la disminución de la producción económica con el objetivo de establecer una nueva relación de equilibrio entre el ser humano y la naturaleza, pero también entre los propios seres humanos. Rechaza el objetivo de crecimiento económico propio del liberalismo.

El problema que plantea el decrecimiento es que no es posible llevar a cabo la conservación del medio ambiente si continuamos con tal consumo de recursos naturales. Esta producción y consumo desenfrenado provoca a pasos agigantados la destrucción del medio, además de cuestionarse la capacidad de bienestar del actual modelo. La solución a esta destrucción medioambiental conlleva disminuir el consumo y la producción descontrolada e irracional, respetando los ecosistemas y los seres vivos. El decrecimiento llegará tarde o temprano, pero puede ser un cambio anunciado, paulatino y asimilado en vez de traumático y forzado, conllevando además la destrucción de la economía global. Por ello, lo que propone la teoría del decrecimiento es vivir mejor con menos .La concepción de crecimiento lleva aparejada la idea de progreso, de evolución social. Una sociedad es más “avanzada” según su capacidad productiva, donde los elementos crecimiento, productividad y competitividad son conceptos positivos y totémicos. Consecuentemente allí donde hay crecimiento económico “la cohesión social progresa, los servicios públicos se asientan de forma razonable y la pobreza recula”

Se contabiliza como crecimiento (y supuestamente como bienestar) todo lo que es producción y gasto. Pero ciertamente la relación entre crecimiento económico y redistribución de la riqueza es inexistente.

El desarrollo en sí manifiesta la incapacidad de sustentar a todos los habitantes del planeta, ya que por otra parte el crecimiento conlleva al desorden y al retroceso. Se experimentó en 1970 con la crisis de petróleo, evidenciándose la imposibilidad de crecimiento constante debido a la escasead de recursos naturales y al colapso de la competencia. Y lo estamos viviendo ahora con la crisis actual. Si hablamos de un crecimiento global (la nomenclatura crecimiento no es un término completo si es focalizado), este es una utopía, ya que es imposible que haya un desarrollo equitativo. El capitalismo provoca que si una zona está desarrollada, es porque se alimenta de una subdesarrollada, reforzándose así las teorías globales de las causas neomarxistas del subdesarrollo. Además, queda patente que el “desarrollo social” ha llegado a su fin, ya que la internacionalización del capital productivo ha llegado a tal extremo que han aparecido nuevas formar el sometimiento de los pueblos y del individuo. Y este se deja someter porque tiene las necesidades de consumo cubiertas. Aunque el decrecimiento pone claramente en peligro el nivel de vida de una minoría de la población planetaria, lo hace a costa de acrecentar la felicidad y el bienestar de una mayoría.

El decrecimiento conlleva una nueva concepción de desarrollo y subsistencia, es decir, un cambio en el sistema capitalista y el marco global de la economía. Para ello hay que hacer desaparecer o bien reestructurar radicalmente la monetarización de las actividades humanas. ¿Pero, por qué hay que cambiar

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