Del documental "Enséñame pero bonito"

 “Enséñame pero bonito”.

Aprender en libertad es una de las realidades escolares presentadas en el documental y con la que estoy completamente de acuerdo, siempre y cuando se lleve a cabo en conexión con la responsabilidad. Aprender es algo innato, de hecho a lo largo de un día aprendemos multitud de cosas a veces casi sin percatarnos de ello. El problema viene cuando ese aprendizaje es impuesto. Si la curiosidad es el motor del aprendizaje, ¿por qué no dejamos que los estudiantes decidan qué, cómo y cuándo aprender?

Esto no significa que la figura del profesor sea innecesaria, sino que debe ser el alumno/-a el protagonista de su propio aprendizaje y el docente ser un mero acompañante en ese proceso. Su rol consistiría en manipularles de forma activa, es decir, proporcionarles una serie de herramientas con las que potenciar su creatividad y aprendizaje. Esto es algo que no se está haciendo en la actualidad en España. Seguimos inmersos en un sistema de enseñanza tradicional donde nuestros alumnos se aburren, en el que reciben ingentes cantidades de información que, en su mayoría, no interesa, etc. Quizá las instituciones educativas deberían plantearse si no es este el motivo de los abandonos escolares o incluso el fracaso escolar.

Desde mi punto de vista, claramente sí lo es. Además, pienso que hoy en día vemos la educación como una competición y, de hecho, así se nos traslada esa visión desde la escuela. Los exámenes a los que son sometidos, al fin y al cabo, solamente les sirven para ver quién de ellos es mejor y quién peor. Dentro de un aula hay alumnos/-as muy diferentes entre ellos en cuanto a gustos, destrezas, habilidades, etc. ¿Por qué hay que medirles de forma igualitaria en base a un curriculum común?

Sin duda, una educación más eficiente sería aquella que valorara al alumno/-a de forma individual. Es necesaria una educación más personalizada y, sobre todo, una que opte por lo que nos hace puramente humanos. Una educación donde la principal norma sea el respeto y no esa que únicamente está interesada en almacenar información, tal y como lo hace un ordenador, medir a los alumnos mediante exámenes y mandar deberes. Esto no favorece un aprendizaje integral.

Todo esto puede llevar a pensar que la organización del centro que promueve este tipo de aprendizaje es nula, pero es todo lo contrario. De hecho, en su organización tienen en cuenta a todos y cada uno de los integrantes del centro, por lo tanto, los alumnos no solo son partícipes de su aprendizaje, sino también del buen funcionamiento de la escuela. Además, todos los educadores están altamente comprometidos e intentan que el aprendizaje se haga a través de unas normas y límites consensuados por ambas partes, algo que no ocurre con la enseñanza tradicional.

Además, en caso de conflicto creo que no se saca nada de beneficio mediante los castigos o expulsiones del centro como se hace actualmente. Creo que tanto los estudiantes como los profesores deberían ver esos conflictos como una oportunidad de diálogo y reflexión, de los que poder extraer nuevas normas. En definitiva, hay que enseñarles a ser personas, a desarrollar un pensamiento crítico, a saber por sí mismos qué es bueno y que no y eso debe hacerse desde pequeños porque será donde se empiece a marcar su futuro.

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