Delito y condiciones sociales

Delito y condiciones sociales

El sociólogo norteamericano Robert Merton ha sostenido que el grado y el carácter de la desviación dependen de las condiciones sociales, especialmen te de la medida en que los miembros de una sociedad no pueden lograr los fines sociales a través de los mecanismos institucionales. En este sentido, Merton describe dos reacciones básicas:

La conformidad, que supone la aceptación de los fines y medios socialmente establecidos. Es el caso de quienes aceptan el enriqueci miento personal como un fin válido, y procuran lograrlo sin trans gredir los límites legalmente establecidos. La innovación, en la que se aceptan los fines pero no los medios. En este caso se utilizan medios ilícitos o delictivos (por ejemplo, el tráfico de drogas), como un medio para enriquecerse.

Dos variantes posibles entre estas reacciones básicas son el ritualismo y el retraimiento. Una reacción extrema es la rebelión, en la que el individuo rechaza tanto los fines como los medios socialmente establecidos.

Además de la escasez de oportunidades lícitas, las personas se enfrentan a una oferta de actividades ilícitas. Quienes optan por ellas se incorporan a una subcultura de la desviación o de la delincuencia. Otras dos posibilida des son la subcultura de conflicto que surge cuando también faltan las posibilidades ilícitas y está caracterizada por el nihilismo y la extrema violencia de sus integrantes y la subcultura de retraimiento, en las que los individuos se refugian en el alcohol u otras drogas; se localiza en barriadas muy marginales y en personalidades con experiencias extremas.

La incidencia de conductas delictivas es mayor en los jóvenes de los secto res sociales desfavorecidos. Con su incorporación a pandillas muchos de éstos logran elevar su autoestima y 'ser alguien' (al menos, en los estrechos límites de su banda).

La conducta desviada desde la teoría del conflicto

Para los sociólogos que adhieren a la teoría del conflicto, la desviación refleja las desigualdades sociales (de riqueza y de poder); éstas son las cau sas principales del delito. Para ellos, lo que calificamos de conducta desvia da depende de cómo está distribuido el poder en la sociedad.

En esta perspectiva, la calificación de desviados suele aplicarse a las per sonas que obstaculizan el desenvolvimiento del capitalismo:

Los que amenazan la propiedad privada. Los que no se integran al sistema laboral, en forma crónica ("va gos') o esporádica (trabajadores desocupados). Los que no 'acatan' a sus superiores.

Los que atacan al statu quo (pacifistas, ecologistas, sindicalistas, etc.)

En general, son desviados todos los que amenazan al sistema, los que son controlados por la policía, la justicia y, en última instancia, el ejército. Los desviados inofensivos (los indigentes) son atendidos por las instituciones de asistencia social.

En contraposición, las acciones de las clases privilegiadas contra los see

tores populares no suelen ser calificadas negativamente. El mejor ejemplo de esto es la 'explotación económica', inherente al capitalismo mismo, que pue de llegar a ubicar a amplios sectores de la población por debajo de la satis facción de necesidades elementales.

Para algunos sociólogos de esta corriente, el delito surge de los sentimien

tos de privación relativa y también de la marginalidad social.

Como crítica al análisis conflictivista del delito, se ha señalado que todas las sociedades, al margen de su sistema económico, generan cierta cantidad de desviados y delincuentes.

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