“Democracias sucesoras, el caso de Italia”

Marco teórico.

El duro proceso que pasó la democracia italiana concierne entonces a rasgos significativos que heredó de regímenes anteriores, el carácter ambiguo del fascismo, el hecho de que la cambiante guerra fría modificase en gran manera a las confederaciones antifascistas, es decir, que esta transición fue una de las más conflictivas durante la segunda guerra mundial. La misma conflictividad caracterizaba también  la reconstrucción democrática de dicho país, la guerra fría antes mencionada “fue la gota que derramo el vaso”. Otros países estaban asegurando los resultados antes de esta guerra sin embargo a Italia  le favoreció en una reducción interna, progresiva, de los primeros programas para la defascistización radical y la democracia avanzada, acelero la escisión de la coalición nacional. Estos esfuerzos fueron algo nulos ya que al final el resultado fue mediocre  y la transición dejo intacto un espacio bastante grande y casi que en el mismo sentido las fuerzas fascistas permitieron así el surgimiento de los neofascistas.

Todo después que Mussolini gano su batalla final contra los residuos del parlamentarismo en 1925-26, la política de partidos e incluso cuando el consenso fascista   estaba en su apogeo  gracias a la guerra de etiopia, esto ocasiono que llevase a la sociedad italiana a sus últimas consecuencias totalitarias.

5.2. Revisión de literatura sobre la transición a la democracia en el país seleccionado.

Ahora en 1925-26 cuando Mussolini gana su batalla final contra los residuos del parlamentarismo y la misma política de partidos y después de llevar a la sociedad italiana a sus últimas consecuencias totalitarias, el fascismo régimen admitió, de forma controlada, y reunió a un número considerable al poder, varios de estos ya pertenecían a corporaciones independientes del régimen, es decir, que ya tenían un pacto asegurado y traían mentalidades supresoras contra esta sociedad. Es así que hasta el fin del fascismo italiano se tuvo que ver un poco reprimida por la iglesia centralizada y radical en roma y lo más importante a una monarquía obviamente, estos se oponían ante cualquier atrocidad del fascismo. Para superar estos y muchos más obstáculos  debían tener recursos que jamás habían tenido.

Las fuerzas que reunieron servían para defender un sistema conservador que el liberalismo no había sido capaz de hacer. Esto careció de coherencia cuando Mussolini –quizá esperando ese resultado totalitario que seguía escapándosele de las manos- lleva a este país a una guerra internacional, de ahí la ruptura de coaliciones formada en torno a Mussolini cuando este país se acercaba a su derrota militar. Sin embargo el final de un mandato fascista acabo también con el fascismo específico. Existía el filofascismo ya que hablaba de herencias y continuidades, remontándose al pasado liberal y yacía una nueva democracia. Llegó el 10 de julio de 1943 las tropas aliadas llegaban a costas en Sicilia, el 25 de abril de 1945 ya la liberación en Italia había concluido.

Sin embargo la instauración de la democracia yacía mucho antes de que las operaciones militares hubiesen terminado, este avance atraía a más comprometidos con la causa. Había otra cara de la moneda, esto que mencionaba anteriormente complicaba el juego coalicional haciendo mucho más difícil la conformación de estas últimas y que fuesen estables ya que no permitía que fuesen constitucionales y unilaterales con respecto a la reconstrucción  de la democracia y por consiguiente no permitían que fuesen mucho más consensuales. Aquí nos encontramos con más problemas pues ya  olía a fracaso  porque las soluciones que pensaban estables, no funcionaron cuando quisieron expulsar a Mussolini por el rey y el gran consejo el 25 de julio de 1943, ahora sin esperanzas de éxito, ya aspiraba a una especie de fascismo sin Mussolini, claro está, apuntada por el rey y los militares  que por consiguiente querían la ruptura del fascismo y un restablecimiento corregido con el sistema constitucional bajo el Statuto Albertino del S. XX

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