Derecho de Familia. Violencia intrafamiliar
Enviado por Oliver Gómez • 6 de Agosto de 2020 • Informe • 1.572 Palabras (7 Páginas) • 228 Visitas
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TÉCNICA PARTICULAR DE LOJA
La Universidad Católica de Loja
Modalidad Abierta y a Distancia
ÁREA SOCIOHUMANÍSTICA
TITULACIÓN DERECHO
ASIGNATURA:
Derecho de Familia
TEMA:
Violencia Intrafamiliar
Docente:
Santiago Vladimir Cabrera/Cabrera
ALUMNO:
Eiter Oliver Gomez Villares
CICLO:
Cuarto
CENTRO UNIVERSITARIO:
Santo Domingo de los Tsáchilas
PERÍODO:
ABR/2020 - AGO/2020
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Violencia Intrafamiliar
Resumen: A medida que pasa el tiempo, surgen diversos problemas en las familias, en la actualidad la mayor problemática dentro de una sociedad es la violencia intrafamiliar, más que todo este problema afecta a los menores que se encuentran viviendo con ellos, llevando a presentar trastornos mentales debido a la agresión que existe.
Palabras claves: Violencia, Familia, menores.
Introducción: La familia se ha visto distanciada en los últimos años, varios son los casos donde existen maltratos crisis, enfermedades, depresión, indefensión, discapacidad e incluso donde se tiene como resultado la muerte. Esto se debe a muchos factores que han influido a lo largo de la vida del agresor o de la víctima, algunas de ellas son que presenta problemas de baja autoestima, tiene dificultades para expresar su afecto hacia los demás, dificultad para controlar sus impulsos, es una persona celosa, puede presentar problemas con el consumo de alcohol y drogas, entre otros. La desigualdad de género se presenta en mayor parte de la sociedad, tanto las mujeres como los hombres tienen derecho a igual consideración, respeto y autoridad en la familia, a vivir sin violencia y a participar en la toma de decisiones relacionadas con el grupo familiar. Niñas, niños y adolescentes tienen derecho a que sus padres o quienes estén a cargo de ellos, les proporcionen alimentación, vivienda, vestido, cuidado, protección, afecto y tiempo.
Desarrollo o marco teórico: La violencia se origina por la dominación, opresión o supremacía hacia la otra persona quien sufre de diferentes maneras. Según (Walton & Salazar, 2019) nos indica que: “una de cada tres mujeres sufre violencia en algún momento de su vida, por lo que se ha convertido en una pandemia silenciosa y se ha pronosticado que podrá ser incluida como una de las primeras quince causas de enfermedad y muerte en 2020” (pág. 97). Este comportamiento tiene múltiples expresiones y entre ellas se destaca la que se desarrolla entre los miembros de la misma familia; a su vez se considera una de las conductas más lamentables de la violencia humana; quienes la originan son personas unidas por estrechos lazos de consanguinidad, afinidad o parentesco; por ello la expectativa es una relación donde no se produzcan daños o tristeza sino afecto, amor y respeto mutuos. Ser violentada o violentado por algún familiar no debe ser motivo de vergüenza, se trata de un problema que desgraciadamente afecta a un gran número de personas en México y que no distingue entre condición social, nivel educativo o género.
Es importante saber que romper el silencio y buscar apoyo no denota falta de cariño o deslealtad al agresor(a) o la familia, sino que es la forma de proteger la integridad y dignidad personal. La violencia que se ejerce sobre sí mismo y sobre el entorno más íntimo, la violencia autodestructiva y la violencia intrafamiliar como parte inseparable de esta categoría es, sin duda, la que tiene mayor incidencia en el entorno social y por tanto se reproduce con mayor celeridad (Cevallos, 2017). La victima a parte de las heridas que pudiera tener en el cuerpo y de otras manifestaciones del sometimiento, la víctima debe recibir atención en la esfera de la salud mental. La humillación que representa el ser víctima de violencia (física, psicológica o sexual) somete a la persona en una profunda auto devaluación. El agresor por mucho que en la sociedad moderna la violencia contra miembros de la propia estirpe se presente con demasiada frecuencia, llegando a convertirse en cotidiana, no es posible calificarla como “normal” exclusivamente en función del concepto estadístico de normalidad.
Si se dirigen las estrategias de prevención hacia la víctima, sólo se le puede sugerir que huya en cuanto advierta en el agresor los primeros síntomas de reacción violenta, pues prevención significa identificar y atacar las causas y la causa no puede hallarse en el comportamiento de la víctima, pues eso equivaldría a buscar una justificación. En materia de prevención por parte de la víctima es posible, como única alternativa, incentivar y facilitar la denuncia ante las autoridades o instituciones jurídicas y de salud. Sin duda nuestro sistema público de salud no logra ofrecer servicios totalmente satisfactorios en materia de salud mental, sin embargo, reconociendo la existencia del problema, y luego identificando una alternativa de solución, ya se tiene algo avanzado (Alvarez, 2002). Con relación al tratamiento de las víctimas, aparte de la atención de los daños corporales, es indispensable la psicoterapia que le permita recuperar la confianza y la autovaloración perdidas y desterrar la necesidad de venganza. También como en el caso de los codependientes, los grupos de autoayuda han probado su eficacia.
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