Derechos Humanos y Políticas Públicas: La función de los Derechos Humanos en las Políticas Públicas.

Derechos Humanos y Políticas Públicas: La función de los Derechos Humanos en las Políticas Públicas.

Una de las cuestiones que más ha menoscabado la efectividad de los derechos humanos en estos últimos veinticinco años, lo que en sí mismo constituye una ironía, es el supino desconocimiento de su función técnica en las sociedades modernas y en los Estados democráticos de Derecho. Ironía, en la medida en que buena parte de los usuarios mundiales de la expresión “derechos humanos” aluden a éstos, inadvertidamente, como si se tratase de una moneda de cambio de validez y aceptación totalmente universal, cuando lo único claramente universal son, en realidad, sus violaciones.

La emocionalidad  hace depender  la realización de los derechos humanos  de  la "buena  voluntad"  o caridad  de  los actores y no de un sustento  racional  que ofrezca buenas razones para que se actúe o deje de actuar, especialmente en aquellos cuadros de cosas en que se presenten iguales condiciones  de injusticia,  incorrección  moral o ilicitud jurídica.

La   ideologización  y  dogmatismo  de  los derechos humanos provoca la   preeminencia de  su emocionalidad   en  lugar de su justificación  racional,  lo cual  ha provocado  una pérdida significativa   en  su eficacia, pues en  diferentes  sectores de la  sociedad y del  gobierno  mismo se han incubado con esas posiciones radicales anticuerpos en relación con los derechos humanos.  

Suele olvidarse que los derechos humanos surgen como un criterio de legitimidad política dentro de las teorías iusnaturalistas-contractualistas del siglo XVIII. En efecto, para estas teorías, los derechos humanos en tanto derechos naturales, constituyen valores fundamentales que los seres humanos poseen, por su condición de tales,  y los cuales se encuentran en permanente riesgo por causa del estado de naturaleza en que la sociedad vive; a saber, una condición primitiva de relaciones en las que priva le ley del mas fuerte.

Se infiere entonces, que la función técnica, puntual de los derechos humanos en tanto criterio de legitimidad política y de justicia del Derecho y las instituciones sociales, es constituirse en un criterio último de ordenación social; por consecuencia, un tipo (entre otros) de justificación final que una sociedad democrática y un Estado de Derecho moderno pueden ofrecer respecto de la posesión y ejercicio del poder, y del funcionamiento de sus instituciones básicas.

En efecto, la primera relación que entre políticas públicas y derechos humanos existe es que estos últimos se constituirán, respecto de las primeras,  en un instrumento de medición o control de su justicia. Por ende, toda política pública a la que quede encomendada la prestación de un servicio público deberá sujetarse a los criterios de justicia señalados por los derechos humanos y, regulados en la ley, en términos de obligaciones y derechos concretos y precisos.

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