Desarrollo Endiogeno
Enviado por numanduran • 13 de Octubre de 2013 • 2.532 Palabras (11 Páginas) • 287 Visitas
REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN UNIVERSITARIA
UNIVERSIDAD BOLIVARIANA DE VENEZUELA
PROGRAMA DE FORMACIÓN DE GRADO EN ESTUDIOS JURÍDICOS
ALDEA UNIVERSITARIA: RAFAEL URDANETA
CABIMAS ESTADO ZULIA
CÁTEDRA: ECONOMÍA SOCIAL Y DESARROLLO ENDÓGENO SUSTENTABLE
ECONOMÍA SOCIAL DE VENEZUELA
REALIZADO POR:
DURAN NUMAN. C.I. 7.727.576
MEDINA MOISÉS. C.I. 8.696.239
NAVA EDGAR. C.I. 18.063.373
ROMERO YUDITH. C.I. 7.840.356
SOCCORRO ELCIDA. C.I.: 4.704.405
FACILITADOR: Abg. Abdías Pino.
SEPTIEMBRE, 2013
CONTENIDO
1.- Definición de Economía social de Venezuela.
2.- Esquema del desarrollo endógeno de la economía de Venezuela.
DESARRALLO
1.- DEFINICION DE ECONOMIA SOCIAL DE VENEZUELA (según JUAN CARLOS MONEDERO).
La economía social es un concepto con múltiples significados, con importantes variaciones entre países e idiomas, pero que viene creciendo y ocupando espacios tanto en la economía real como en el campo académico y en las políticas públicas.
La economía social es una economía alternativa, donde privan las prácticas democráticas directas, es autogestionaria, en ella el trabajo es asociado y no asalariado, la propiedad de los medios de producción es colectiva, el reparto de excedente es igualitario entre sus miembros. La economía social promueva formas de apoyo solidario respecto a otras comunidades.
Sin pretender dar a las cifras ningún significado mágico, diez años es un tiempo suficiente para valorar el desempeño económico de un país, incluso cuando, como es el caso de la República Bolivariana de Venezuela, ha tenido que enfrentar en esta década las exigencias de intentar una alternativa durante la euforia y luego la crisis del modelo neoliberal. Una década donde el paisaje ha sido una agresión constante, sometida la Venezuela bolivariana a todas las presiones que, en otros momentos de la historia habían acabado con gobiernos de cambio en América Latina. Venezuela ha ocupado un espacio propio en el contexto internacional, debido principalmente al hecho de haber concentrado los ataques del statu quo mundial, especialmente desde los Estados Unidos. Aquella Venezuela referida en los medios mundiales por sus misses, sus rascacielos al lado de los ranchos miseria y la condición saudí de una élite que usaba con ostentación el ingreso petrolero, ha dejado paso a otra en donde son primacía la discusión del socialismo del siglo XXI y, por tanto, la búsqueda de un discurso y una economía al servicio de las mayorías excluidas, la integración latinoamericana donde necesariamente la búsqueda de nuevas formas de complementariedad que sustituyan a los TLC choca con la pretensión norteamericana de mantener su esfera de influencia, y el pago de la deuda social en un contexto de gran apoyo popular y reivindicación de la soberanía nacional.
Una de las principales líneas discursivas del candidato Hugo Chávez en 1998 hacía referencia a un asunto de la economía política: acabar con la corrupción, recuperar para el interés nacional la actividad económica, remover el pacto bipartidista que sostenía a las élites económicas e institucionales, y pagar la deuda social, especialmente en lo que tiene que ver con el derecho a la alimentación. Diez años después del caracazo las razones estructurales que motivaron el levantamiento popular no sólo se mantenían sino que se habían agravado en términos de desempleo, pobreza, vivienda, salud y analfabetismo. Para demostrar que el antiguo teniente coronel que se había levantado en armas contra el modelo de Punto fijo no era uno más de los candidatos del sistema encubierto en un discurso antisistema, era menester demostrar con urgencia interés en el pago de la deuda social. En un primer momento no existía ninguna línea ideológica clara que indicara cómo actuar, de manera que la línea principal que se seguía la marcaba un nacionalismo paliativo de la urgencia de la pobreza que permitía recuperar el concepto de populismo, crecientemente de manera despectiva conforme la apuesta por la salud global del pueblo cobraba importancia en las políticas públicas de los primeros gobiernos de Chávez.
Desde el sillón presidencial en el Palacio de Miraflores no había mucha capacidad de actuar dadas las pocas herramientas de cambio o simplemente regulatorias con que el sistema se había garantizado sus prácticas consuetudinarias de poder. El poder estatal no es sin más el poder. De manera que hacía falta recuperar la principal palanca económica estatal en un país mono productor y sin estructura fiscal: el petróleo. En esa política de urgencia se incorporaba igualmente una reforma alimentaria, que implicaba tanto una reforma agraria que enfrentara el latifundio, como una reforma de las costas para frenar el deterioro ecológico, el agotamiento de los caladeros y la explotación externa de la pesca. Estas batallas, que tenían claras consecuencias tanto nacionales como internacionales sobre las relaciones de propiedad y de producción (a lo que habría que añadir un presumible efecto contagio a otros países de la zona), implicaba una pelea contra los principales actores del modelo neoliberal: los países poderosos del Norte, las grandes empresas transnacionales y las élites nacionales globalizadas. Vista la correlación de fuerzas, y una vez entendido que la lucha armada ya no era una alternativa, para que esa pelea tuviera éxito, era necesaria la participación popular.
La primera tarea del recién elegido Presidente Chávez pasaba por crear un nuevo contrato social que recogiera y permitiera la participación popular en la superación de los cuellos de botella del modelo neoliberal. No es extraño, pues, que el principal concepto que se repite en el texto constitucional sea el de participación, que, por vez primera, cobraba inusitada presencia en el ámbito de las fuerzas productivas, corresponsabilizando a la ciudadanía de la reinvención de un modelo económico basado en la economía social.
Una sociedad atravesada de participación haría de la economía, en un bucle casi tautológico, economía social. Esto es, una economía entendida como el medio de una sociedad para su reproducción y supervivencia. Esta participación –que se define como del pueblo, por el pueblo y para el pueblo- determina que no se esté entendiendo ni una economía estatizada ni una economía capitalista
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