Desempleo
Enviado por camiiilaaa222 • 11 de Noviembre de 2012 • 8.185 Palabras (33 Páginas) • 394 Visitas
DESEMPLEO Y POBREZA: CAUSAS Y POSIBLES SOLUCIONES
INTRODUCCIÓN - PRESENTACIÓN DEL TEMA
Poseer una ocupación estable, es la base principal de la cual se derivan las condiciones materiales de vida de la población de un país. En efecto, sólo pueden alcanzarse niveles de consumo de los hogares compatibles con un desarrollo adecuado de las posibilidades de realización de las personas cuando exista un número suficiente de buenas ocupaciones. Por esto último debe entender formas de inserción ocupacional que sean, al mismo tiempo, económicamente eficientes y socialmente equitativas. Por el contrario, la escasez de tales oportunidades - o lo que viene a ser equivalente - la proliferación de formas de inserción ocupacional inadecuadas constituyen el antecedente de la pobreza y la frustración de oportunidades de desarrollo personal.
Por ello compartimos con el Banco Mundial en su “Informe sobre el desarrollo mundial 2000 / 2001. Lucha contra la pobreza”, cuando afirma “ ser pobre es tener hambre, carecer de cobija y ropa, estar enfermo y no ser atendido, ser iletrado y no recibir información, además, supone vulnerabilidad ante las adversidades y, a menudo, padece mal trato y exclusión de las instituciones...”
A continuación presentamos una síntesis del panorama internacional sobre el tema, con estadísticas recientes publicados en los últimos informes de la Organización Internacional del Trabajo ( O.I.T.) y del Banco Mundial; luego nos detendremos brevemente sobre la situación de países con economía en transición y con economías en desarrollo.
Abordaremos algunos aspectos del subempleo y otras formas de exclusión social, para continuar describiendo los impactos que genera el desempleo como causante de la pobreza en la familia y en otras estructuras intermedias.
Para no quedarnos en un mero diagnóstico ni en la presentación de un panorama nada alentador, nos permitimos esbozar algunas propuestas o tentativas que puedan contribuir a disminuir el desempleo y el empleo marginal, siendo consientes que no hay respuestas seguras ni soluciones mágicas y que no son iguales en todos los países, pero hay que iniciar la tarea de brindar algunas pautas que por el momento serán ideas que, en un futuro tal vez, puedan transformarse en realidades.
LA SITUACIÓN MUNDIAL
Para la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en todo el mundo, se estima que unas mil millones de personas, aproximadamente el 30% de la fuerza de trabajo total, están desempleadas o subempleadas, tanto en los países industrializados como en los países en desarrollo.-
La OIT califica la situación de "sombría" y advierte que existe el riesgo de que el gran aumento numérico de los denominados "trabajadores pobres", agrave los problemas sociales y económicos provocados por las altas tasas de desempleo.
Hay por lo menos 34 millones de desempleados en los países mas ricos del mundo y en lo que se refiere a América Latina, el desempleo continúa aumentando. Si bien no se poseen datos sobre el desempleo directo en África subsahariana y en muchas partes de Asia, no cabe duda que el problema del subempleo masivo y de la pauperización siguen agravándose en las regiones de bajos ingresos.
Los resultados finales que se manifiestan en el mercado de trabajo, en términos de diferentes atributos de las ocupaciones, son el producto de una red compleja de interacciones entre numerosas variable económicas. Para simplificar su interpretación, es conveniente concentrarse en cuatro factores cuyo comportamiento regula en forma inmediata el número y la calidad de los empleos.
Estos factores pueden agruparse, por un lado, desde la perspectiva de la disponibilidad de mano de obra, y por el otro, en términos de los puestos de trabajo que generan.
En lo que hace a lo primero, el elemento determinante de base es el crecimiento de la población, ya sea de origen vegetativo o migratorio, y aparece involucrada una cierta lógica demográfica interna.- Es bien conocido que las economías que presentan una elevada tasa de crecimiento poblacional, están sometidas a una presión mayor en lo que hace a la aspiración de asegurar un empleo productivo a sus miembros activos.
De todos modos, sólo una parte de la población está en condiciones de trabajar y se manifiesta dispuesta a hacerlo ("la población económicamente activa"). Se trata de un segundo factor, de naturaleza socio demográfico, influido por pautas culturales así como por las propias condiciones y oportunidades laborales que brinda la situación económica general.
Atendiendo a la heterogeneidad del comportamiento de distintos grupos de edad y sexo de la población, resulta conveniente medir la participación económica en términos de los grupos mencionados. Una solución simple consiste en distinguir cuatro grupos:
a) jóvenes de ambos sexos entre 15 y 24 años;
b) hombres entre 25 y 59 años;
c) mujeres entre 25 y 59 años; y
d) mayores de 60 años, de ambos sexos.
Se han identificado en el nivel mundial patrones históricos relativamente regulares en las tasas de actividad de los cuatro grupos indicados. En el caso de los jóvenes, la tendencia de la participación económica estable, o bien decreciente atendiendo a una mayor retención en el sistema educativo. Los hombres en edad central ( entre 25 y 59 años), presentan una tasa de actividad mayor que la de los otros grupos y tiende a mostrar una mayor estabilidad, o sea variaciones pequeñas y no sistemáticas.
En el caso de las mujeres en el mismo período, presentan contemporáneamente la conocida tendencia de elevación secular pero, como ello ocurre a partir de niveles iniciales bajos, se abre un amplio margen de alternativas con respecto a la velocidad de esa elevación. Ello está influido por factores culturales medianamente autónomos pero es muy sensible además al propio dinamismo de las oportunidades de empleo, o si se prefiere, a la necesidad objetiva de incrementar su disponibilidad de mano de obra que puede enfrentar la sociedad.
Las personas mayores, por último, tienden a presentar una tasa
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