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Desigualdad D La Riqueza Social


Enviado por   •  10 de Enero de 2013  •  4.880 Palabras (20 Páginas)  •  797 Visitas

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La información, como representación del pensamiento y del conocimiento, nos lleva a considerar que la sociedad recibe y está expuesta a aquella proveniente tanto del lenguaje corriente de los medios masivos como de la generada por el lenguaje literario, científico y técnico de la literatura especializada. En ambos casos la sociedad produce la información y se genera un interés consciente e inconsciente de transmitirla, ya sea de manera individual o colectiva: puede ser información estratégica disponible sólo para un selecto grupo o de uso abierto a todos; puede ser solicitada, necesitada y utilizada por individuos o por grupos de poder como el Estado, los consorcios comerciales y los grupos políticos.

La participación de la sociedad es definitiva en el proceso de generación y aprovechamiento de la información; ella es la que asigna a ésta valor y función.

Todavía se tiene la idea de que la información se genera con tal facilidad que, por lo tanto, es parte del patrimonio natural de los pueblos como son los bosques, los ríos, el mar, entre otros; y, como diferentes grupos ecologistas reportan que este patrimonio natural está en riesgo, se adoptan medidas para evitar su pérdida y entonces se advierte lo que cuesta rescatarlo y mantenerlo. Igual pasa con la información, oral o impresa: siempre creemos que, por ser un ingrediente obligado en todas nuestras acciones, no cuesta ningún esfuerzo producirla, obtenerla, organizarla y difundirla; todo lo contrario: si en América

Latina no actuamos y no ponemos ningún empeño en conseguir y ofrecer a nuestros pueblos la información que requiere el desarrollo, no habrá un uso real de ella y tal desarrollo será también cuestionado.

No es suficiente adquirir y organizar la información. También necesitamos que se encuentre disponible en el momento en que se demande; desde el punto de vista tecnológico se cuenta con todas las facilidades para que la información esté al alcance de la mano de cualquier usuario; sin embargo, obtenerla no es tan simple porque no podemos ignorar las restricciones políticas y económicas, las deficiencias normativas y las limitaciones impuestas por grupos de poder como la censura, la manipulación y los filtros e influencias que en cada etapa del proceso influyen en la información, que también puede enriquecerse o desvirtuarse debido a la interpretación de quien la selecciona, analiza o resume, quien le da descriptores y la busca en un catálogo o base de datos, ya por la naturaleza técnica de su trabajo, ya porque así conviene a sistemas políticos, grupos económicos o simples factores de mercadotecnia.

El derecho a la información

La información responde a la necesidad del ser humano de expresarse y de querer saber lo que los demás han expresado; responde a un requerimiento que en determinado momento se vuelve un derecho fundamental del hombre, pues como hombres en libertad debemos tener el derecho de expresarnos, de informar y de informarnos, y tal prerrogativa natural deberá estar garantizada por el Estado y ser defendida por la sociedad. Este derecho también se tiene que considerar de forma integral. No nada más hay que pensar en la creación de información, la manifestación de las ideas y del conocimiento, sino también en su circulación, su disponibilidad, su uso y su lectura.

En mayo del 2006, la UNESCO publicó un documento de orientación que titulo La Unesco y la Sociedad de Información para Todos, producto de los acuerdos de una reunión celebrada en noviembre del 2005, donde se manifiesta un proyecto educativo, científico y cultural vinculado con las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación. A partir de uno de los mandatos de la propia Asamblea General que compromete a la ONU a promover la libre circulación de las ideas por medio de la palabra y de la imagen, también hace suya la obligación de impulsar la cooperación internacional en el terreno de la comunicación, la información y la informática, con objeto de reducir la desigualdad imperante entre los países desarrollados y los que se hallan en vías de desarrollo; asimismo, en las estrategias a mediano plazo proyectadas para los años 2003-2015, se nota un especial acento en el empleo de tecnologías de la comunicación y de la información al servicio del desarrollo, de la democracia y de la paz.

Es con esta condición como la sociedad de la información podrá alcanzar su objetivo último: la autonomía de todos y cada uno de los ciudadanos mediante el acceso al saber, así como la aptitud de utilizarlo.

La "sociedad de la información para todos" es a la vez global y local, formada por individuos y grupos sociales que toman parte del todo informativo y que aportan su información local, su punto de vista y su idiosincrasia a ese todo informativo que nos rodea.

El derecho a la información en el mundo

Hoy día la era de la información y las comunicaciones, en la cual nos encontramos sumergidos, supera con largueza los viejos conceptos políticos que tradicionalmente se esgrimieron en este campo, no es posible desconocer criterios aún vigentes en el sentido de que la democracia descansa, entre otros factores, en una prensa libre y en un derecho irrestricto a que la sociedad reciba información veraz y ejerza activamente la libertad de expresión. Si bien el derecho a la información contemporáneamente tiene un claro antecedente formal en la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948, no debe ignorarse que su punto de partida histórico se encuentra en la Declaración Francesa de 1789, lo cual significa que por más de dos centurias este derecho ha estado presente en el desarrollo institucional de nuestros pueblos. A estas alturas, es necesario hacer referencia al Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y a la Convención Americana de Derechos Humanos, o Pacto de San José como se le conoce comúnmente, instrumentos multilaterales que desenvuelven de diversa manera el derecho a la información in genere bajo distintas denominaciones (libertad de opinión, de difusión, de pensamiento y de expresión, por ejemplo, entre otras) que doctrinariamente pueden ser agrupadas en dos bastantes similares: la primera que se desprende de la Declaración de Naciones Unidas para la que los componentes del derecho a la información son los de "investigar", "recibir" y "difundir" información, en tanto que el Pacto de San José de Costa Rica, con ligeras variantes recoge la visión anterior ("buscar", "recibir" y "difundir").

Existe una estrecha vinculación entre el derecho a la información y la noticia, dando por aceptado que esta última es componente esencial del primero. De ser así, las características más resaltantes de la misma: integridad,

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