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Desocupación, Pobreza Y Destrucción Ambiental. Las Multinacionales Y El Poder


Enviado por   •  20 de Febrero de 2013  •  3.365 Palabras (14 Páginas)  •  453 Visitas

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Por José Luis Parra, Argentina, año 2005

INTRODUCCION

La desocupación, la subocupación y empleo en negro, son los emergentes de un injusto sistema de explotación. Sólo en Argentina, el índice de desocupación en áreas urbanas (no se mide la tasa de desocupación en las zonas rurales) se acerca al 16% de la población económicamente activa. Desocupados y subocupados alcanzan un índice del 30% de la PEA – población económicamente activa- (4 millones de personas). Pero el 48% de quienes tienen la fortuna de trabajar lo hacen en negro, sin registro, seguros, previsión social u obra social. Están desamparados frente a enfermedades, accidentes y desamparados frente al futuro, ya que no contarán con el beneficio de la jubilación, lo que constituye una sentencia a una vida desgraciada.

El problema explotará dramáticamente en los próximos 20 años.

La búsqueda de mayores ganancias habilita a los grandes emporios multinacionales a usar todos sus recursos, sean éstos legales o ilegales, para producir mayores ganancias, en el marco de referencia capitalista.

No sólo se justifica la “legalidad de la pobreza” sino que cuando lo consideran necesario, se apartan del rigor de la ley para obtener mayores beneficios.

Quizás el asesinato de John F. Kennedy (1963) marque un hito. Desde ese momento la humanidad asiste al impúdico espectáculo ofrecido abiertamente por los medios de comunicación masivos en un juego en el que las multinacionales cambian las reglas, manejan leyes y justicia, construyen escenarios de conflictos e inventan enemigos tal como lo adelantara George Orwel en su novela “1984”.

REPRODUCCION DEL CAPITAL

De esta manera, las multinacionales reproducen el sistema generador de desempleo y pobreza, que consolida y aumenta la brecha entre ricos y pobres y el reparto desigual de la riqueza.

Las recientes y escandalosas quiebras de Enron y World Com en EUA, constituyen puntos de inflexión que señalan el rumbo que han tomado las super empresas que dominan las estructuras formales de poder de los países. Con apoyo gubernamental, los responsables de estos fraudes han licuado sus responsabilidades. Quienes absorbieron el fraude han sido los miles de desempleados y los miles de accionistas que perdieron sus ahorros por confiar en el sistema capitalista y creer que que estaban del lado ganador sólo por vivir en el centro del poder imperial.

Los fraudes y la corrupción son una cara del sistema. El vaciamiento y la rapiña funcionan también en el marco de la ley.

El ejemplo de General Motors (una de las más grandes productoras mundiales de automóviles) aclara la dirección que ha tomado el capitalismo mundial. En 1998 cerraron varias plantas en Michigan, dejando en la calle a más de 30.000 obreros y empleados. Las plantas fueron radicadas en otros países (como México) en los que los salarios son paupérrimos y no existen regulaciones sindicales ni legales de trabajo. La empresa explicó que debía reconvertirse al nuevo sistema de producción para no quebrar. Si algún iluso confió en esta explicación, la realidad lo hizo despertar: a 7 años de esta terrible medida que dejó pueblos enteros sumidos en la pobreza, la General Motors plantea una nueva reconversión al anunciar que en los próximos tres años despedirá a otros 40.000 trabajadores, con el objeto de transferir su producción a subcontratistas que emplean trabajadores no sindicalizados y menos esclarecidos.

El costo de esta mano de obra es varias veces menor. Mucho más si los nuevos contratos se realizan con países en los que los salarios son veinte veces menores que los que se pagan en Estados Unidos. General Motors ha intentado -asímismo- disminuir los montos destinados a la medicina del trabajo. El poder politico de Estados Unidos ofrece el marco regulatorio para estos recortes. La era Bush dejará seguramente a Estados Unidos en la bancarrota y veremos el ascenso de un nuevo brazo ejecutor de las políticas capitalistas (¿quizás China?).

¿PAISES.... QUE ES ESO?

Puede decirse que ya no existen los países de acuerdo a las fórmulas señaladas por la geopolítica tradicional. Hay empresas que mueven más capital y tienen más poder que muchos Estados.

El fin de la Unión Soviética determinó un nuevo paradigma: la globalización absoluta de la economía del libre mercado.

El gobierno de Estados Unidos de Norteamérica cumple hoy el rol de constituir la fuerza de choque de esas grandes empresas triunfadoras. De esta forma pueden entenderse cabalmente la invasión a Afganistán e Irak y el avance sobre los países musulmanes, o la dureza hacia Cuba y Venezuela. Otra muestra es el abandono e incumplimiento del Protocolo de Kyoto, la reducción de controles ambientales a las empresas petroleras o el aumento “explosivo” en los presupuestos para gastos militares.

Otro campo de acción de las corporaciones lo encontramos en el manejo que tienen de los organismos internacionales que generan medidas que serán ejecutadas obligatoriamente en todo el mundo. Es notable la influencia ejercida por las multinacionales en la Organización Mundial de Comercio. A sus encuentros y sesiones asisten por cientos los lobbistas, como los que representan a los Laboratorios, los que lograron por ejemplo el Acuerdo sobre Derechos de Propiedad Intelectual, con el que lograron el monopolio sobre el acceso de la población a los medicamentos genéricos. Esa misma legislación ofrece el control absoluto sobre las patentes, la manipulación genética y la biodiversidad.

OTROS ROSTROS DE LA DESOCUPACION

Cuando se analizan los problemas económicos, los analistas coinciden en señalar el problema de la desocupación como causa fundamental de la pobreza y el subdesarrollo.

Algunos lo ven como una etapa de crisis del sistema capitalista mundial (al estilo del crack de 1929). Otros lo entienden como un proceso natural surgido a partir del uso de las nuevas tecnologías que reemplazan la mano de obra humana. Se lo analiza también como la imposición de un nuevo sistema feudal. Hay quienes encuentran antecedentes en la República romana, en la que los lumpen prolatarios recibían pan y circo a cambio de votos para los senadores (políticos) que requerían pedir préstamos a los banqueros para invertir sumas importantes en las dádivas a los sectores populares, y que devolvían favores una vez en el poder (véase el caso de Julio César, en “César” de Jacques Maudalle).

Durante la crisis mundial de 1930 se promovió un paradigma para el consumo masivo: la desocupación como elemento disociado de las prácticas de la política económica. Algo así como

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