Discurso 4to Medio

Me embarga la emoción y el orgullo de estar presente hoy en este lugar. Ese orgullo que se siente el haber construido durante doce años el camino que nos llevará a consolidar nuestras vidas.

Doce años que no fueron fáciles; pero con responsabilidad y esfuerzo, logramos cumplir nuestra meta más anhelada: haber terminado en este liceo nuestra enseñanza media.

Hace un par de años fuimos capaces de afrontar uno de los desafíos más grandes para poder tener el espacio que queremos en la sociedad. Este desafío, fue la elección de nuestra especialidad, donde cada uno de nosotros dio lo mejor de sí en sus carreras, para el día de mañana ser un gran profesional.

Sin embargo, esos días están por venir…  y lo real, es el aquí y el ahora. En esta ceremonia de licenciatura cada uno de nosotros está cerrando un capítulo en el libro de sus vidas. Capítulo que está lleno de alegrías y tristezas, de esfuerzos y sacrificios, incluso, amigos y, por qué no, amores. Por lo mismo, este capítulo no es un viaje en solitario… siempre caminamos acompañados. Acompañados por nuestros padres, profesores y con la complicidad de los buenos amigos y amigas que han dado sabor y dignidad a la vida. Por lo anterior, deseo que en este instante, en sus corazones abunde la alegría por lo vivido y desde lo profundo, brote una palabra: Gracias. Gracias por todo lo recibido y que hace posible que hoy estemos aquí.

¿Cómo no agradecer a nuestro liceo, si fue el escenario principal en una de las etapas más hermosas de nuestras vidas?... Por eso es difícil despedirse.

Difícil porque dejaremos de escuchar el timbre del recreo, o los retos de nuestros paradocentes para que entráramos a la sala, o los tantos consejos que nos dieron aquellos que, en momentos fueron nuestros enemigos, pero con el tiempo, hoy podemos decir que son nuestros amigos, los profesores.

“Profesor, ¿me da una décima para el cuatro?, ¿le hago una carpeta para que me suba la nota?... O, le limpio la sala y me pone una positiva”… fueron frases que se repitieron bastante en estos cuatro años y, de seguro, ellos las seguirán escuchando, pero ya no de nosotros.

Profesores, les agradecemos su compromiso con nuestra educación, sus retos y consejos, su tiempo para ayudarnos cuando requeríamos de ustedes. Ahí estuvieron. Y pese a que fuera del colegio eran padres, madres, hermanos, amigos… dentro del colegio también lo fueron con nosotros y no olviden nunca, que el lazo afectivo que lograron con sus estudiantes no se mide con un SIMCE o una PSU… eso sólo está en el corazón de cada uno de nosotros y de ustedes.

Compañeros, quizás ahora viene lo difícil, lo complicado. Ya tenemos alas propias y mañana tendremos que volar por nuestra cuenta; vendrán nuevos desafíos y, no serán fáciles. Por lo mismo, debemos enfrentar lo que viene con seguridad, con optimismo y, si caemos, lo importante será cómo nos volvemos a poner de pie, porque eso fue lo que aprendimos en nuestro liceo.

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