EDUCACION Y COHESION SOCIAL
Enviado por compus.master • 29 de Noviembre de 2014 • 5.293 Palabras (22 Páginas) • 627 Visitas
UNIDAD VI.- CALIDAD DE LA EDUCACIÓN E INCLUSIÓN SOCIAL.
VI.1 Educación, valores y cohesión social.
En esta situación que acaba de describirse, resulta clave preguntarse qué valores es preciso desarrollar para lograr una mayor cohesión social y cómo se pueden educar dichos valores, tanto por la diversidad que caracteriza nuestras sociedades como por las nuevas formas de exclusión que la sociedad de la información está mostrando cada vez con mayor crudeza.
Consecuentemente, la respuesta no es sólo una. En primer lugar conviene proponer qué modelo de educación en valores puede ser más adecuado e incluso qué valores debemos desarrollar. En segundo lugar conviene proponer qué modelo de educación es el más ético y adecuado en la sociedad actual para incrementar la inclusión social y obviamente para facilitar también la cohesión social que la favorezca.
La primera respuesta no puede limitarse a enumerar los valores que en tantos ideales debemos enseñar, como si de cualquier otro tipo de contenido de aprendizaje se tratara. Educar en valores es ante todo crear oportunidades, ofrecer modelos y generar buenas prácticas de convivencia en el aprendizaje, el juego y el mundo de las relaciones interpersonales. La segunda respuesta, por su propia naturaleza, no es sólo una respuesta pedagógica en sentido estricto.
Es también, y quizás sobre todo, una respuesta política. Las fronteras entre la pedagogía y la política son débiles y en cuestiones como éstas deben poder atravesarse con facilidad para comprender bien y formular propuestas más completas. Las respuestas a la pregunta que encabeza este apartado también inquieren sobre qué modelo de escuela, qué modelo de ciudadanía pretendemos formar y qué modelo de profesorado precisamos para ser eficaces en el logro de una escuela y una sociedad más inclusiva en que la cohesión social sea garantía de mayor felicidad, libertad, equidad y dignidad para todas las personas.
La cohesión social como objetivo pedagógico plantea dos cuestiones y genera a su vez dos conjuntos de objetivos que no pueden abordarse de forma independiente. El primero está orientado a la formación de personas competentes en aquellas dimensiones que les permitan incorporarse en el mundo social, laboral y familiar de forma satisfactoria y eficaz. El segundo está orientado a la formación de personas capaces de construir su modelo de vida buena y a la vez justa, es decir orientado a la competencia moral.
En relación con estos objetivos no sólo conviene prestar atención a la formación de personas con bajo índice de vulnerabilidad, es decir resistentes y con poca probabilidad de ser consideradas excluidas. Conviene además prestar atención para evitar que las condiciones sociales, culturales y las derivadas de las políticas públicas y en especial las de carácter educativo generen espacios de aprendizaje formal o informal de actitudes excluyentes. La pedagogía históricamente se ha ocupado de prestar atención y educación a los sectores excluidos de la sociedad. Hoy debe prestar también especial atención a los vulnerables y a los posibles exclusores.
VI.2 ESTILOS DE VIDA EN LA SOCIEDAD ACTUAL, VULNERABILIDAD SOCIAL Y EDUCACIÓN.
La infancia y la adolescencia del siglo XXI en Europa crecen en contextos familiares y educativos diferentes a los del último cuarto del siglo XX. Nuestro conocimiento en torno a cómo son y cómo inciden estos contextos en la conformación personal y en los procesos de desarrollo y aprendizaje de esta generación es escaso. Tal y como hemos señalado, la noción de exclusión social ha cambiado y está relacionada entre otros factores con las formas a través de las cuales la persona, adolescente y joven, se inicia en la vida social del trabajo y/o del estudio, del ocio, del grupo y de la comunidad. En definitiva las dinámicas sociales y los escenarios personales de aprendizaje y desarrollo condicionan, con mayor intensidad que antes, el éxito en la vida y el buen funcionamiento de la sociedad. Hasta hace unas décadas, variables como nivel socioeconómico y nivel sociocultural de la familia, inversión de la familia en educación o rendimiento en términos de resultados de aprendizajes escolares, parecían definitivos en el logro de éxito personal y éste podía entenderse como tal al margen del funcionamiento de la sociedad. Hoy es difícil imaginar, a pesar de que hay quien siga pensándolo, que el logro personal puede entenderse a título estrictamente individual y sobre todo que éste permita una vida feliz en sociedades diversas y plurales como las nuestras sin más.
Para participar eficazmente en contextos sociales complejos como los actuales es necesario que el sujeto adquiera y desarrolle a lo largo de toda la vida un conjunto de habilidades intelectuales, actitudes y otros elementos no cognitivos que le permitan ser competente en contextos múltiples. En este sentido el aprendizaje de competencias por parte de la persona, que contribuye a su configuración ética-cognitiva, incide en el grado de vulnerabilidad de la misma en contextos propios de la sociedad de la información y la diversidad en los que vivimos. Son competencias que permiten a la persona aplicar en contextos diferentes y de forma eficaz diferentes tipos de saberes.
Son, entre otros, saberes como: aprender a aprender de forma autónoma y continua; adaptarse a los cambios; construir conocimiento dotando de significación a la información que nos rodea en los contextos tecnológicos actuales; mostrar capacidad proactiva y emprendedora, interés e implicación en proyectos colectivos; estar en posesión del conjunto de habilidades y recursos que puedan permitirnos buenos niveles de convivencialidad en sociedades diversas; estar entrenado en la construcción de nuestro yo; saber reflexionar sobre cuestiones socio morales y participar en la toma de decisiones que afecten no sólo a nuestros intereses particulares sino también a los de carácter colectivo.
La persona que muestra niveles bajos en aquellas capacidades que contribuyen a alcanzar un buen nivel en saberes como los anteriores está en situación de vulnerabilidad aunque no pertenezca, ni ella ni su familia, a sectores clásicamente caracterizados como excluidos. No obstante, pueden ser igualmente vulnerables aquellos que muestren altos niveles en dichas capacidades, ya que existen otros factores además de los de carácter ético y cognitivo que juegan su papel y pueden generar situaciones de vulnerabilidad o de exclusión al margen del perfil ético-cognitivo del sujeto del que se trate.
Junto a los efectos de la precariedad en el trabajo y de la fragilidad de las redes de relación presentes en nuestra sociedad, pueden existir espacios y escenarios pedagógicos y sociales que
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