EL APEGO Y EL DESARROLLO: UN ESTUDIO PROSPECTIVO, LONGITUDINAL, DESDE EL NACIMIENTO HASTA LA EDAD ADULTA

EL APEGO Y EL DESARROLLO: UN ESTUDIO PROSPECTIVO, LONGITUDINAL, DESDE EL NACIMIENTO HASTA LA EDAD ADULTA

L. ALAN Sroufe

Universidad de Minnesota, Minneapolis, MN, EE.UU.

Resumen

Hay mucho que digerir en un estudio longitudinal de 30 años de la persona en desarrollo (Sroufe, Egeland, Carlson y Collins, 2005a). En el siguiente documento se resumen algunos puntos clave sobre el lugar que ocupa el lactante

en el curso de desarrollo. Se argumenta que entender el papel del apego implica comprender la naturaleza organizativa del concepto de apego y adoptar un modelo transaccional no lineal. Usando tales conceptos, el estudio de Minnesota mostró que la historia del apego está claramente relacionada con el crecimiento de la autosuficiencia, la capacidad de regulación emocional, y el surgimiento y el curso de las relaciones sociales.

competencia, entre otras cosas. Además, los patrones específicos de apego tenían implicaciones tanto para el desarrollo normal como para la patología. Sin embargo, aún más importante que esos vínculos, el estudio del lugar de la vinculación temprana en la adaptación posterior revela mucho acerca de los procesos de desarrollo que subyacen tanto a la continuidad como al cambio. Los hallazgos se refieren a los complejos vínculos entre el apego y los resultados finales y la preservación de los patrones tempranos incluso durante los tiempos de cambio. En general, estos hallazgos tienen implicaciones tanto para la investigación futura como para la aplicación clínica.

palabras clave: Adjunto, continuidad, proceso de desarrollo, la experiencia temprana y el desarrollo, la organización del desarrollo

El comportamiento es absolutamente tanto una cuestión de crecimiento como es la estatura. Sus variantes cualitativas y sus permutaciones y combinaciones son allá de todo cálculo humano; sin embargo, su organización y el patrón es en todo momento unitario y coherente (Goodenough, 1945, p. vii).

Introducción

Durante 30 años hemos estado luchando con una pregunta clave en la psicología del desarrollo; a saber, hacer patrones individuales de adaptación emergen de una manera coherente, paso a paso, empezando en la infancia (Sroufe et al., 2005a). Si bien hay muchas formas de caracterizar nuestro estudio y para enmarcar sus raíces teóricas, un objetivo claro fue evaluar de manera sistemática las principales proposiciones de la teoría del apego.

Es bien sabido que Bowlby presentó dos hipótesis centrales; primero, que las diferencias individuales en la calidad o eficacia de las relaciones de apego infante-cuidador fueron en gran parte el producto de la historia de la interacción con el cuidador, y segundo, que las variaciones en la calidad del apego fueron la base para posteriores diferencias individuales en personalidad. Nosotros nos propusimos probar ambas hipótesis, con énfasis en la segunda porque era la tarea más prodigiosa, que requería un estudio de 30 años en lugar de 1 año.

Puede que no sea tan ampliamente conocido que Bowlby también propuso un punto de vista particular sobre

desarrollo. Se trataba de un modelo transaccional no lineal, similar a varias perspectivas de sistemas () y a

Gottlieb (1971) concepto de epigénesis probabilística. El punto de vista de Bowlby se resume de manera más sucinta en una cita del segundo volumen, donde dice que el camino de desarrollo elegido. se centra en todas y cada una de las etapas del viaje en una interacción entre el organismo tal como se ha desarrollado hasta ese momento y el medio ambiente en el que se encuentra. Desde este punto de vista, no sólo se presume que tanto la historia como las circunstancias actuales son importantes, sino también que los patrones establecidos de adaptación pueden ser transformados por nuevas experiencias mientras que, al mismo tiempo, las nuevas experiencias son enmarcadas, interpretadas e incluso creadas en parte por la historia previa de la adaptación. Bowlby's era una visión dinámica del desarrollo.

Además de examinar la validez de las hipótesis más específicas de Bowlby, intentamos ilustrar el valor heurístico de este punto de vista rico y complejo sobre el desarrollo. En realidad, estas tareas están interrelacionadas. Para demostrar de manera convincente, por ejemplo, que las variaciones en el apego de los bebés conducen a variaciones en la personalidad, se debe llevar a cabo un estudio longitudinal complejo y multifacético de los niños, sus familias y las circunstancias que los rodean, con evaluaciones continuas en todos y cada uno de los pasos del camino. Sólo de esta manera se puede controlar los factores potencialmente confusos que podrían explicar igualmente los resultados obtenidos. Estudiar conjuntamente la historia de la adaptación y las circunstancias cambiantes, edad por edad, fue parte de nuestra estrategia desde el principio.

El problema de la continuidad

Los problemas a los que nos enfrentamos al comenzar nuestro estudio eran los mismos que los que enfrentaba la psicología del desarrollo en su conjunto a mediados de la década de 1970. Hubo acuerdo general en que los individuos diferían en cada edad. El problema consistía en acordar cómo debían caracterizarse esas variaciones y, en particular, dentro de qué conceptualización de la variación (si la hubiera) sería posible mostrar continuidad de una edad a otra en esas diferencias individuales. Sin poder manejar el problema de la continuidad, no parece probable que las variaciones en el apego infantil puedan predecir variaciones posteriores en la personalidad. Al final, las conceptualizaciones de las diferencias individuales en el apego presentadas por Bowlby y Ainsworth no sólo proporcionaron un medio para medir la calidad del apego, sino que también presentaron pistas para resolver el problema de la continuidad. El problema de la continuidad, y las claves para su resolución, pueden ilustrarse considerando algunas breves descripciones de variaciones individuales en la infancia y a los 2 y 5 años de edad.

Algunos bebés, aquellos a los que Ainsworth se refería como seguros en su apego, muestran un equilibrio que funciona sin problemas entre el apego y las conductas exploratorias. En un entorno moderadamente novedoso, con el cuidador principal presente, se involucran con entusiasmo en los juguetes disponibles, tal vez compartiendo su juego, pero sin requerir una constante tranquilidad. Cuando son dejados brevemente por el cuidador, ya sea primero con un extraño o después solos, pueden o no estar francamente angustiados. En cualquier caso, se ven afectados por la separación y su exploración se ve afectada. Además, están activos en la reconexión cuando el cuidador regresa, ya sea inmediatamente buscando proximidad física o contacto o mostrando activamente juguetes, saludando o interactuando de alguna otra manera con el cuidador. Esta actividad por parte del niño es efectiva y conduce a un retorno al juego y a la exploración. Algunos otros bebés, a los que se refiere como que muestran un apego ansioso/resistente, pueden mostrar un enfoque indebido en el cuidador incluso con un estrés externo mínimo y pueden buscar un contacto incesante cuando el estrés es mayor, o pueden mostrar esfuerzos débiles e ineficaces para aliviar su angustia. Otros aún, aquellos que muestran un apego ansioso/evitante, pueden ser ineficaces en el uso del cuidador como base para consolar o tranquilizar después de un estrés claro (como cuando se les deja solos). En el caso de cualquiera de los dos grupos ansiosos, la exploración está claramente comprometida, especialmente en las reuniones posteriores a las separaciones. Una vez que Ainsworth señaló tales variaciones en los patrones de apego, fueron fácilmente evidentes para otros.

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