EL DILEMA DE LAS REDES SOCIALES

EL DILEMA DE LAS REDES SOCIALES

Universidad del Rosario

Escuela de medicina y ciencias de la salud

Competencia crítica “grupo 4”

Sebastián Benítez Rodríguez

2021

Las redes sociales han sido la revolución mundial desde principios del siglo XXI en todos los contextos de nuestra vida cotidiana. Estas, han sido utilizadas con base en los siguientes argumentos: como forma de distracción o entretenimiento en los tiempos libres y, al mismo tiempo, como una manera de resguardarnos en nuestra propia burbuja, estableciendo ideales en todos nuestros contextos cotidianos.

Hay que cuestionarnos si el entretenimiento sea el que sea, amerita llegar al extremo de perder la vida social, y si esto, disminuye en alguna medida la cantidad de interacciones en persona que quizás ya no tenemos. Pareciera que se intenta poner un límite, en donde el entretenimiento se base en falsas noticias, en cuántos me gusta tengo y en cuantos amigos me siguen en mis redes sociales.

Por un lado, “hay estudios que indican que, para enero de 2021, en promedio, los usuarios de internet a nivel global, pasan 2 horas y 29 minutos en las plataformas sociales. Se estima que los adolescentes pueden llegar a pasar hasta 9 horas diarias en línea, de las cuales al menos el 30% es destinado para interacciones en las redes sociales. Esto enfocado en que un 60% de este es navegar por medio de un teléfono celular”. (RCN, 2021). Por otro lado, y más específicamente, (Internet Live Stats, 2018), cada segundo se envían 7.907 tuits, se suben 825 fotos a Instagram; se hacen 2.960 llamadas de Skype; se ven 72.410 vídeos de YouTube o se realizan 64.890 búsquedas en Google. Con todo ello, cada segundo se generan 52.813 gigabytes de tráfico en internet.

Esto ligado a toda la actividad que influye estar en redes sociales tanto tiempo, me refiero a la sugerencia instantánea de contenidos y videos, de las actualizaciones constantes, de poder etiquetar personas, de él “me dejaste en blue” o el escribiendo de WhatsApp, etc. Una frase interesante que se remarca en el documental es la de “si no pagas por el producto, tu eres el producto”. Es decir, que el internet junto con las redes sociales, son realmente un negocio, un intercambio en el que se nos otorga de manera fácil y rápida contenido, mensajes y videos a cambio de observar la publicidad y a cambio de que las plataformas digitales obtengan nuestros datos y de acuerdo a ellos, nos manejen.

En la mayor parte de estos casos de intercambio influye algo que noto completamente interesante y es que al estar tanto tiempo, en una pantalla metido en redes sociales, este dará una inyección de dopamina, como si fuese una droga que te vuelve adicto cada vez más y más a ella. Dado esto, me pregunto si tanta dosis de dopamina en un día, afecta nuestro cerebro y nuestro quehacer cotidiano; ¿y si lo dejo a un lado?, pasará lo mismo que le sucedió al muchacho de los cortos?; ¿resistiría yo al cambio tan brusco? O, por el contrario, sería como la hija menor, que no aguanto estar una hora sin el celular, tanto así que rompió la pantalla de su hermano.

Desde mi experiencia personal, he intentado sobreponer mi fuerza de voluntad, sobre la fuerza de las redes sociales, he de aclarar que no ha sido fácil, pero tampoco me ha sido imposible. Pero, ¿Cómo lo he logrado? Pues sencillamente he establecido reglas y limites, tanto en horarios como en las situaciones (apagar mi móvil a las 7 de la noche y cuando este con mi familia dejar mi teléfono lejos, muy lejos). Además, mis padres trataron de que mis redes sociales se crearan a partir de los 14 años, cosa que me sirvió inmensamente, pues disfrute de mi niñez y de mi adolescencia, como ahora no lo hacen los niños (parece imposible, pero no lo es)

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