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EL IMPACTO DE LA FUNDACIÓN DE UNA UNIVERSIDAD EN GUADALAJARA


Enviado por   •  16 de Mayo de 2019  •  Documentos de Investigación  •  2.651 Palabras (11 Páginas)  •  155 Visitas

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EL IMPACTO DE LA FUNDACIÓN DE UNA UNIVERSIDAD EN GUADALAJARA.

Janet Jaqueline García Haro[pic 1]


        El impacto de la fundación de una Universidad en Guadalajara.         

El objetivo general de este trabajo tiene varios tintes; en un primer momento repasar el gran antecedente para su consentimiento y todas las fechas en las que se pidió esto al Rey de España, al igual que los autores en cada una de estas; con esto planeo exponer las ocasiones anteriores en las que se solicitaba sin respuesta, así como las razones que planteaban los interesados. Me interesa que se entienda bajo qué circunstancias se empezó a pensar en la fundación, lo que tuvo que pasar para que el proyecto se aceptara y el efecto domino de los acontecimientos que detonaron la decisión final, para así alcanzar a entender como en la historia no existen las casualidades y todos los acontecimientos pareciera que se acomodan y así se diera el momento que mejor se pudo haber dado para esta fundación.

En segundo lugar, revisar los primeros años de funcionamiento: cómo, cuándo y quiénes fueron los responsables de dejar todo listo para su apertura, así como las cátedras que se impartían y los primeros profesores a cargo de las mismas. Esto para tratar de entrar un poco en el contexto de la época y sintonizar con lo que se quería enseñar en ese entonces.

Para finalizar, en conclusión y a manera de epilogo, quiero tocar un poco de las primeras generaciones egresadas de esta universidad y dar seguimiento, a grandes rasgos, de su labor dentro de la sociedad, para así evaluar qué clase de personas salían de esta institución.

[pic 2]La primera ocasión en que fue planteada la fundación de nuestra universidad, se dio 90 años antes de su fundación, en 1700, pero se cree que la audiencia de Guadalajara no colaboro correctamente con los informes solicitados por Carlos II o bien, se perdieron en el trayecto.[1]

Se pasa a otro plano este asunto, hasta 1742 cuando Matías Mota Padilla plantea de nueva cuenta la fundación de una universidad en Guadalajara, esto como método para corregir la centralización que se ha venido formando por parte del reino de la Nueva España y por el hecho de lo difícil y costoso que resultaba emigrar a México para acceder a la educación superior. Nuevamente esta petición no fue respondida, pero dio nuevas esperanzas al ayuntamiento de Guadalajara, que en 1750 pidió la redacción de nuevos fundamentos para la fundación que serían enviados al rey, el largo texto de razones, estuvo a cargo de Mota Padilla; quién ya no se conformó solamente con presentar motivos para fundar la universidad, sino que también se encargó de proponer cátedras y un lugar para la fundación de la misma.[2]

En 1762, se obtiene por primera vez una respuesta positiva por parte del rey, quien envía una cedula dándole jurisdicción al ayuntamiento de Guadalajara para llegar a la fundación de la casa de estudios, pero al mismo tiempo se aprobó que este mismo ayuntamiento llevara los tramites de la fundación de una casa de moneda en Guadalajara y atender el comercio con Guatemala. Entre tanto, no se prestó debida importancia y atención al asunto de la universidad lo que solo demoro más la de por si retrasada fundación. [3]

A partir de 1767 empiezan a surgir una serie de cambios que hicieron crecer a Guadalajara; en este año tras la expulsión de los Jesuitas el colegio seminario de San José y la casa de estudios pública no eran suficientes para atender a los estudiantes de la época, lo que hizo de la fundación de la universidad un asunto de necesidad. Además, hay que mencionar que entre 1760 y 1770 la población en Guadalajara casi se duplico, este y otros crecimientos demográficos, cada vez iban haciendo más urgente una universidad en esta provincia.[4]

[pic 3][5]

En 1770 se realizan nuevos esfuerzos hacia la corona de Carlos III, de los que se obtuvo respuesta en 1774.[6] Aquí, el Rey pedía detalles acerca de esta fundación, (lugar en que podría ser fundada, cátedras impartidas, salarios, presupuesto, etc.) y se encargaron de responderla en el mismo año, Fray Antonio Alcalde, la real universidad de México, la real audiencia y el ayuntamiento de Guadalajara. Los informes enviados por Alcalde, el ayuntamiento y la audiencia estuvieron, dentro de lo que cabe, de acuerdo en cuanto a las cátedras y como lugar hubo dos propuestas: el edificio del colegio de santo Tomas o el del colegio seminario de señor san José, se enviaron también propuestas para los salarios, así como la inversión requerida para la fundación e incluso opciones de donde se podría sacar dicha inversión.  Pero la respuesta de la real universidad de México no fue tan positiva como la de las otras autoridades, esta alegaba que la fundación de la universidad de Guadalajara significaría una merma en la jurisdicción que se poseía y planteaba además el hecho de que esta nueva universidad podría ser la causa del fin de la universidad de México. En esta contraposición, se planteó también la posibilidad de que si bien se fundaba una universidad de Guadalajara se necesitara de ir a México a recibir el grado, lo cual tampoco agrado mucho a las autoridades gestionantes de la nueva Galicia, debido a que esto era ya practicado por los estudiantes de los colegios seminarios que al terminar iban a México a poderse graduar y no resultaba tan fácil. Una vez en esta petición no se obtiene respuestas por parte de España.[7]

Para 1778 el ayuntamiento escribió al rey para extenderle la petición en cuanto a fundar la universidad, considerando que no existía mayor inconveniente en la inmediata apertura de la misma. En este mismo año Fray Antonio Alcalde, quien ya se estaba convirtiendo en un personaje importante para el crecimiento de Guadalajara, envía una carta al virrey de la nueva España para reafirmar la conveniencia de usar el edificio del colegio seminario de señor san José para ocupar la universidad. Mientras esto pasaba, la universidad de México continuaba en negativa.

Internamente, continuaron los debates acerca de cuál sería el mejor lugar para ubicar la universidad, planteando dos antiguos colegios jesuitas que con su expulsión quedaron disponibles, se pensó también en el hospital de san Miguel de Belén para usarse con ese fin, pero seguían sin respuesta y sin una decisión unánime. Otra de las cuestiones que retardaban la fundación era la cuestión económica, por lo que el obispo Alcalde, con el fin de apresurar la universidad, facilita una dote de veinte mil pesos, firmada pero condicionada a utilizarse antes de cuatro años; condición que sería más tarde absuelta por el mismo Alcalde. Además, propuso el colegio de santo Tomás para la fundación inmediata y darle por nombre “Universidad y academia general de ciencias”.

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