EL ME LLAMO MALALA

LA EDUCACION UN DESAFIO PARA LAS MUJERES

Es increíble que el pleno siglo XXI, la era de la modernización,  la tecnología y la internalización, existan personas que no saben leer ni escribir. Según cifras de  la  Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO)  en el año 2016 al menos 758 millones de jóvenes y adultos en el mundo  son analfabetas.  Dos tercios de la cifra   son mujeres,  este fenómeno es debido a diferentes  factores  políticos y económicos que han agudizado  la  pobreza, la discriminación de género,  el conflicto armado, la cultura y  la religión.

Al no poder acceder a la educación estas personas están perdiendo la oportunidad de mejorar su calidad de vida y de contribuir al desarrollo de su comunidad. La triste verdad es que existen fundamentalistas misóginos que niegan la educación tanto a mujeres como a algunos hombres simplemente porque eso facilita su opresión. 

Esta situación de vulneración de derechos a la mujer se presenta en diferentes países, en Nigeria  y Afganistán  la escolaridad a las mujeres supone enfrentar normas culturales y a grupos extremistas como Boko Haram, que en los estados musulmanes del norte tienen prohibida la educación de las niñas además el secuestro y la violación se consideran armas de guerra. En Egipto, Guinea y Somalia aún prevalece la  mutilación genital. En Mali como en muchos países africanos, se siguen sucediendo el matrimonio forzado de menores las niñas son obligadas a casarse antes de los 18 años. El Líbano es un  país con  un alto índice de violencia machista, permiten sucesos como el llamado crimen de honor, por el cual un padre o un hermano pueden matar a su hija o hermana si sospecha o descubre que ésta ha cometido adulterio y no ser castigado. Y así sucesivamente se puede seguir hablando  de estas situaciones en Marruecos, Irán, Jordania, Sad, Yemen entre otros.

Cada uno de estos lugares tiene su manera de someter al género femenino de diferente forma, pero todos coinciden en algo a las niñas y mujeres se les pone barreras para que la desigualdad de género se mantenga,   para que ellas no sean educadas y no adquieran su libertad de pensamiento e independencia económica.

Este es el caso de la historia presentada en el documental  Malala Youfsazai, quien es una joven nacida en Mingora valle de Swat  en Pakistan, es un icono de la libertad, la igualdad de la mujer y el derecho a la educación. Su lucha incansable por el derecho de las niñas a estudiar le ha merecido los reconocimientos más importantes. Es la premiada más joven con el Nobel de la Paz y el Sájarov a la libertad de conciencia.

Su historia inicia el 12 de julio de 1997, cuando nace en una familia de clase media donde en esta sociedad patriarcal en exceso,  el nacer mujer es el peor destino que le puede tocar a un individuo, todo  comienza si el futuro primogénito  no es un varón. En vez de celebrar que el bebé ha nacido sano, lo  maldicen  por el  hecho de haber nacido mujer que lo único que sirve es para los oficios de casa y para procrear. Pero el destino le tenía seleccionado un futuro diferente para  ella  quien  tuvo la fortuna de tener un padre que desde que  miro sus pequeños ojos,  comprendió que el mundo   no le sería fácil pero que el lucharía incansablemente a su lado  para que algún día  la voz de su hija fuera escuchada por todos. Por eso decidió llamarla Malala que representaba el nombre de una valiente heroína adolescente Malalai de Maiwand quien cambió el curso de una batalla crucial durante la segunda guerra Anglo-Afgana.

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