EL RETO DE LA EDUCACION SUPERIOR EN EL COVID 19
Enviado por Merm Roy • 7 de Septiembre de 2020 • Ensayo • 1.611 Palabras (7 Páginas) • 166 Visitas
El reto de la educación superior, frente a la pandemia del covid-19: del caos a la adaptabilidad.
Existe una teoría según la cual la naturaleza y el universo son cambiantes en tal forma que es imprevisible saber que deparan o cómo reaccionan los entornos a las circunstancias cambiantes, denominada como la teoría del caos, que para el momento actual es claramente el punto de partida para comprender el porque el ser humano, y las instituciones en las que sustenta su evolución social, cultural, política y económica requieren de la capacidad de responder al cambio para sobrevivir. Como refiere Castillero (S.F)
…. el hecho de que la realidad sea múltiple y caótica no implica que sea desordenada. La teoría del caos enseña que la ciencia en general debe ser adaptable y no determinista, teniendo siempre en cuenta que no es viable una previsión exacta y absoluta de todos los sucesos. (p. 3)
La sustentación de la teoría del caos es tal que se ha convertido en paradigma científico y social, es presumible afirmar que, en respuesta a esta inestabilidad de las circunstancias y su consecuente imposibilidad de predicción frente al futuro, al ser humano solo le queda desarrollar de todas las formas y en todos los espacios posibles la habilidad de adaptarse, en mayor medida podemos definir ello como la competencia de adaptabilidad. Ante eventos catastróficos naturales o provocados debemos estar en capacidad de responder, generar acciones de mitigación de impacto y retornar a una cotidianidad renovada para beneficio de la continuidad de la especie y la sociedad.
Las circunstancias actuales de la emergencia mundial por la pandemia del COVID-19 es el mas claro ejemplo de lo referido arriba. Solo los estados, instituciones, y sociedades que se desempeñen adecuadamente en la competencia de adaptarse lograran sufrir menor daño económico y social ante esta crisis humanitaria. La educación superior, como parte de las acciones e instituciones humanas, requiere este mismo ejercicio para permanecer. La pregunta es ¿qué es necesario hacer para adaptarse a la nueva realidad del COVID-19 en los contextos de la educación superior? La respuesta tiene tantas probabilidades, pero todas en un solo eje: ajustarse pedagógica, metodológica y evaluativamente para dar respuesta a la nueva realidad, que sufrió un cambio caótico inmediato y que exige la misma inmediatez en la respuesta.
La educación superior viene desde hace décadas enfrentando retos complejos como su sostenibilidad, la accesibilidad a mayor número de beneficiarios y la utilización cada vez mas necesaria de recursos y entornos tecnológicos para permanecer competitiva en el marco de la globalización. En el aquí y ahora el reto se ha magnificado: el COVID-19 ha llegado para quedarse un buen tiempo, y contrario a lo que se piensa, el mundo no puede quedarse estático esperando su desaparición para retomar su “normalidad”, y en ese mismo mundo está la educación superior. Aunque al inicio de la pandemia muchas instituciones pensaron en parar temporalmente sus labores, y retomar cuando el virus estuviera controlado, la mutabilidad, inestabilidad y las condiciones del COVID a nivel mundial obligaron a redefinir la respuesta: adaptarse y continuar.
Todos los campos formativos y productivos de la sociedad han tenido que generar estrategias para responder a las nuevas necesidades y retos del contexto: el restaurante tuvo que convertirse en negocio de domicilios, el turismo tuvo que buscar otras formas de productividad, por citar tan solo dos ejemplos de los cientos que se podrían nombrar. La educación superior también tuvo que asumir que la normalidad a la que estaba acostumbrada se ha fragmentado para siempre, y que se debe trabajar, formar, enseñar, investigar y crear conocimiento en otros escenarios, los escenarios virtuales, para atender la población estudiantil en todos los niveles, pero más definitivamente en el nivel de educación superior.
Sin embargo, como sucede en toda circunstancia caótica, a muchos los cogió como coloquialmente expresan los abuelos, mal parqueados. La presencia del COVID-19 en el mundo se convirtió en otro factor de crisis, o más bien en un acelerador de la crisis mundial que ya se venía enfrentando, y como afirma Salmi (2013) en su conferencia Nuevos Desafíos para la Educación Superior en el Siglo XXI: no hay viento favorable para los que no saben a dónde quieren ir. La única reacción adecuada fue asumir una nueva ruta, un nuevo a donde ir: Una educación con calidad y recursividad en el entorno virtual que siguiera con la tarea de desarrollar competencias en los futuros egresados.
Infortunadamente, los centros educativos, y de ellos no escapan muchas instituciones de educación superior, habían dilatado la preparación de entornos virtuales, la capacitación de maestros y otros miembros de la comunidad educativa en el manejo de recursos en línea sincrónicos y asincrónicos, el desarrollo de competencias de autogestión de aprendizaje, manejo de la información, y comunicación compleja estaban en pañales, y llegó la pandemia en un momento en que incluso muchos batallaban en contra de la integración de la virtualidad a los espacios formativos en la escuela y la universidad.
Rápidamente las comunidades educativas escolar y universitaria tuvieron que ajustarse
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