RETOS DE LA CALIDAD DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR EN TORNO A LA EVALUACIÓN CURRICULAR

Abordar la realidad y problemática de la evaluación educacional en general, nos obliga a reflexionar acerca de la situación de crisis de la educacion y la sociedad en su conjunto. Esto se ha confirmado con los resultados internacionales, provenientes de la aplicación de diversas pruebas internacionales para evaluar el sistema educativo.

Cuando hablamos de cultura evaluadora nos estamos refiriendo a los hábitos, las ideas, las creencias y los valores que expresamos en relación a la acción evaluadora. No solamente debemos pensar en prueba o examen. Sin embargo, mucha gente no posee una visión amplia sobre la evaluación. Al contrario reducen la problemática de la evaluación educacional a un asunto de rendimiento, no la comprenden de una manera integral. Y la evaluación del rendimiento es limitada a la preparación y aplicación de pruebas. Pero es más, este acto se limita todavía más si lo asumimos como un simple acto de tipo administrativo que consiste en poner notas o calificativos. Renovar la cultura evaluadora implica reconceptualizar los hábitos y las ideas que hemos ido desarrollando individual y socialmente en torno al hecho de evaluar que como mencionamos en párrafos anteriores solamente se reduce a un hecho administrativo de poner un numeral a los resultados del aprendizaje sin tomar en cuenta los procesos que llevaron hacia ellos. Se trata entonces, de asumir que la evaluación es realmente una valoración o apreciación, donde la persona que está aprendiendo es más importante que la calificación de su rendimiento. Dentro de nuestra cultura evaluadora, la mayoría de los docentes tienden a considerar los términos de medición y evaluación como sinónimos; cuando realmente son términos distintos; medir significa dar un valor numérico a partir de parámetros establecidos previamente y evaluar es emitir un juicio de valor o apreciación y no la de un acto de medición como generalmente es entendida en la mayoría de las instituciones de educacion. Actualmente se habla de evaluación formativa, que es la que realmente da pautas a la evaluación del aprendizaje pues se interesa por los procesos del cómo se logró un determinado aprendizaje contrariamente a la evaluación sumativa que hace unos años era el punto clave para evaluar el aprendizaje pero que recaía en la asignación de calificaciones.

Mucho se ha dicho sobre la reforma educativa recién aprobada por el congreso de la unión, sin embargo el debate sobre sus implicaciones entre los especialistas en políticas educativas y la comunidad académica nacional apenas comienza. Para que la reforma avance se han de escuchar las voces de los principales implicados con la educación, la de los docentes, alumnos, padres de familia y la de los estudiosos de los distintos temas que engloba el fenómeno educativo y en particular, de los temas enmarcados en la formación del profesorado. Cabe recordar que nuestro país, es multicultural y en más de un sentido diverso y contrastante; no es lo mismo la situación que se vive en una escuela pública urbana que en una rural, como no son semejantes las condiciones socioeconómicas y culturales de todos los alumnos de la republica además de que se consideran a cada uno de los que intervienen en el hecho educativo sin importar si pertenecen a algún partido político o sindicato especifico lo que realmente importa es que todos tengamos un objetivo común; la aplicabilidad y eficiencia de la reforma educativa.

La reforma habla sobre la calidad educativa y promulga la creación de un sistema nacional de evaluación. Se enfatiza que evaluar no es sinónimo de medir. El que se quiera evaluar a los docentes y alumnos de manera constante será positivo siempre y cuando no se pierda de vista que se han de tomar en cuenta aspectos cuantitativos, pero sobre todo cualitativos. Hasta ahorita el enfoque de las susodichas evaluaciones cae en un reduccionismo que confunde evaluación con medición de indicadores arrojados por pruebas estandarizadas que no consideran las diferencias socioculturales y económicas que juegan un papel protagónico en el proceso educativo; que no es más que nuestra cultura evaluadora tradicional. Los datos arrojados por este tipo de evaluaciones desconocen cuestiones fundamentales que influyen en el aprendizaje de los alumnos y omiten referir a factores de la realidad enorme incidencia en los docentes y en las escuelas como: la pobreza presupuestaria, mal manejo de los recursos, inequidad o situación marginal de la mayoría de los sectores

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