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EL SUEÑO DE UNA NOCHE DE VERANO


Enviado por   •  14 de Junio de 2017  •  Ensayo  •  1.409 Palabras (6 Páginas)  •  361 Visitas

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EGEA
¡Felicidades a Teseo, nuestro grandioso duque!

TESEO
¡Gracias, buena Egea! ¿Qué te trae por aquí?

EGEA
Vengo, llena de dolor a presentarle queja contra mi hija Hermia. Acércate, Demetrio. Este hombre, noble señor, tiene mi consentimiento para casarse con ella. Acércate, Lisandro; pero éste, bondadoso duque, ha enamorado a mi niña Haciendo que su obedencia hacia mi se disuelva. Por tanto, bondadoso duque, si aquí, en presencia de su Excelencia, mi hija no acepta casarse con Demetrio, reclamo el antiguo privilegio de Atenas; puedo hacer con ella lo que yo quiera, entonces deberá elegir entre la mano de este caballero o la muerte al instante, de acuerdo a nuestras leyes establecidas para este caso.

TESEO
¿Qué dices, Hermia? Reflexiona, hermosa doncella. Para ti, tu madre debe ser como una diosa; la único autora de tus gracias, y la única para quien sólo eres como una forma de cera por ella modelada y sobre la cual tiene el poder de conservar o borrar la figura. Demetrio es un caballero digno.

HERMIA
También lo es Lisandro.

TESEO
Personalmente, sí; pero, faltándole en este asunto el permiso de tu madre, el otro debe ser el preferido.

HERMIA
¡Quisiera que mi madre solamente mirara con mis ojos!

TESEO
Más bien tus ojos deberían mirar con su discernimiento.

HERMIA
Ruego a su excelencia que me perdone. No sé qué secreto impulso me hace atrevida ni en qué grado convenga a mi pudor el abogar por mis pensamientos en presencia de tan distinguida persona; pero suplico a su excelencia se digne comunicarme lo peor que en este caso podría sucederme si no acepto casarme con Demetrio.

TESEO
puedes perder la vida o  renunciar para siempre a la posibilidad de casarte. Por consiguiente, hermosa Hermia, consulta con tu corazón, considera tu juventud, examina tus inclinaciones, para que sepas que decidir,si no accedes a la elección de tu madre, podrás soportar el hábito de religiosa y quedar desde luego encerrada en las sombras del claustro, para vivir tu vida de hermana estéril.

HERMIA
Así quiero crecer, así vivir y así morir, señor, antes que sacrificar mi castidad a un hombre cuyo yugo rechaza mi alma y de quien no puedo aceptar la soberanía.

TESEO
Piénsalo con calma; y por la próxima luna nueva prepárate a morir por desobediencia a la voluntad de tu madre, o, por el contrario, a casarte con Demetrio, como él desea, o jurar para siempre ante el altar de Diana austeridad y solitaria vida.

DEMETRIO
Acepta, dulce Hermia, y renuncia a Lisandro, a tu loca pretensión ante la evidencia de mi derecho.

LISANDRO
Tienes el amor de su madre, Demetrio; cásate con élla y déjame a Hermia.

EGEA
¡Insolente Lisandro! ... Es verdad que tiene mi amor, y por mi amor le doy lo que es mío. Y como ella es mía, transmito a Demetrio todos mis derechos sobre ella.

LISANDRO
Señora, soy tan bien nacido como él, y mi posición es igual a la suya. En amor lo supero; mi fortuna es, alta, acepto que no mayor a la de Demetrio. Y mas importante aun soy el preferido de la hermosa Hermia. ¿Por qué entonces, no he de sostener mis derechos? Demetrio, lo declaro ante su cara, ha cortejado a Elena, la hija de Nedar, y ha conquistado su corazón; y ella, inocente mujer, ama con idolatría a este hombre inconstante y desleal.

TESEO
Debo confesar que ha llegado a mis oídos, y pensaba hablar de ello a Demetrio; pero, preocupado con mis asuntos, se me olvidó. Acércate, pues, Demetrio, y tú también, Egea; acompáñenme; tengo que comunicarles algunas instrucciones particulares. En cuanto a ti, hermosa Hermia, trata de acomodar tu ánimo a la voluntad de tu madre, o, de lo contrario, prepárate a sufrir la ley de Atenas.

Salen Teseo, Egea, Demetrio y acompañamiento.

LISANDRO
¿Qué te pasa amor mío? ¿Por qué palidecen tanto tus mejillas?

HERMIA
Imagino que por falta de lluvia, que podría regarlas sobradamente en la tormenta de mis ojos.

LISANDRO
¡Ay de mí! Porque nunca he podido leer en cuentos o en historias, que haya sido fácil para el amor verdadero; sino que unas veces motivó el obstáculo la diferencia de linaje ...

HERMIA
¡Oh suplicio! ¡Encadenar lo encumbrado a lo humilde!

LISANDRO
Otras, la desproporción en la edad ...

HERMIA
¡Oh desdichada! ¡Enlazarse la vejez con la juventud!

LISANDRO
Otras, la elección de los amigos ...

HERMIA
¡Oh infierno! ¡Elegir amor con ojos extraños!

...

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