EN LA GÉNESIS DEL SIGLO XXI
Enviado por 56725954 • 21 de Julio de 2013 • 4.672 Palabras (19 Páginas) • 289 Visitas
EN LA GÉNESIS DEL SIGLO XXI
¿CÓMO LUCHAR ENTRE TANTA CEGUERA?
INTRODUCCIÓN
Antes de tratar el tema que nos convoca, la “sociedad contemporánea”, debemos situarnos en el período histórico del cual nacen los primeros esbozos de este capitalismos envolvente.
Primero, al tratar los siglos XVII y XVIII, la técnica y la industria estaban en sus comienzos, en comparación con el desarrollo que alcanzaron en los siglos XIX y XX, y en segundo, que todavía seguían ejerciendo una influencia las prácticas e ideas de la cultura medieval sobre las prácticas económicas de ese tiempo. Es decir se consideraba anticristiano y antimoral que un comerciante intentara atraerse a los clientes de otro reduciendo los precios o por cualquier otro incentivo. Estas actitudes se basan en principios que habían determinado la vida humana durante muchos siglos. El más importante de ellos era que la sociedad y la economía existen para el hombre, y no el hombre para ellas. No se consideraba saludable ningún progreso si se perjudicaba a un sector cualquiera de la sociedad, por cuanto había que conservar el equilibrio social tradicional, y se reputaba dañina cualquier perturbación de ese equilibrio.
En el siglo XIX cambia la actitud tradicionalista. El ser humano viviente, con sus deseos y dolores, va dejando cada vez más de ocupar el centro del sistema, y ese lugar lo van ocupando los negocios y la producción. El elemento más característico del capitalismos del siglo XIX fue la explotación despiadada del trabajador; se creía una ley natural o social el que centenares de miles de trabajadores vivieran a punto de morirse de hambre. Se suponía que el propietario del capital procedía en forma moralmente correcta si, en busca de ganancia, explotaba al máximo el trabajo que alquilaba. Con ello vemos que difícilmente podía existir sentimiento de solidaridad humana entre el capitalista y sus obreros. Regía como ley suprema en la esfera de la economía, la ley de la selva.
El Principio capitalista de que cada uno busca su provecho y contribuye así a la felicidad de todos se convierte en el principio guía de la conducta humana.
En nuestros días no es la ley del mercado lo único que tiene vida propia y gobierna a los hombres, sino también el progreso de la ciencia y de la técnica. Por ejemplo como decía Morin, respecto de la búsqueda del conocimiento, hoy el científico no elige el problema, el problema se impone al científico, cuando resuelve uno no se siente más seguro o más cierto, sino que surgen otros diez problemas nuevos.
Nosotros no elegimos nuestros problemas, nos vemos empujados hacia ellos, obligados y ¿qué nos obliga? Un sistema que no tiene ninguna finalidad ni meta fuera de sí mismo y que convierte al hombre en un apéndice suyo.
Desde este piso histórico podemos dar comienzo a este viaje por terrenos en los cuales vivimos inmersos y muy pocas veces nos detenemos a analizar, comenzaremos con un resumen del texto, el que nos dará los lineamientos necesarios para las reflexiones posteriores.
PSICOANÁLISIS DE LA SOCIEDAD CONTEMPORÁNEA
Tesis 1: Contexto Histórico, líneas Generales:
Al finalizar el siglo XIX, el hombre dejó atrás supersticiones y comenzó a conquistar su libertad frente a las autoridades clericales y seculares, teniendo hoy como jueces a su conciencia y a la razón, gracias a que ha hallado un nuevo principio unificador, la ciencia, con ello comienza a buscar una nueva unidad en la unificación social y política del mundo y en el dominio de la naturaleza, fusionando la conciencia moral, legado de la tradición judeo-cristiana y la conciencia intelectual, legado de la tradición griega, produciendo un florecimiento de creaciones humanas nunca antes conocidas.
Aún así, estos acontecimientos lo han llevado a sumirse en un miedo, puesto que ha conquistado la “libertad de”, sin haber conseguido la “libertad para”: para ser él mismo, para ser productivo, para estar plenamente despierto.
Para huir de estos sentimientos (miedo y libertad) se ha abierto camino en su dominio sobre la naturaleza, al construir el nuevo mecanismo industrial, en el cual se absorbe y fija como meta de vida. Dejó de usar la producción como un medio para vivir mejor, hoy la utiliza como un fin en sí misma, fin al cual ha quedado subordinada la vida, su vida.
Si en el siglo XIX el problema era que Dios había muerto, podemos decir que en el siglo XX ha muerto el hombre. Esta enajenación y automatización lo han conducido a un desequilibrio mental cada vez más acentuado. Vive una vida sin sentido, sin alegría, sin fe, sin realidad. Todo el mundo es feliz salvo que no siente, ni razona, ni ama.
Se presenta un análisis comparativo de su diagnóstico respecto a la cultura occidental de la época en que vive, el siglo XX, destacando las que opiniones críticas de pensadores del siglo XIX que visualizaron la realidad social del siglo XX.
Se enfatiza la caída en diferentes áreas respecto a pobreza espiritual, desorganización política y todo, menos verdaderas democracias. Su mayor énfasis está dado en la falta de libertad que aún habiendo creído ganar se ve perdida.
Destaca a Durkheim como quien realizó el diagnóstico más significante de la cultura capitalista, pues resalta que se vive en una situación de “anomia” que es la carencia de vida social estructurada y dotada de sentido, dejando el individuo y el grupo de vivir satisfactoriamente, es decir viven una “anomia”.
También hace énfasis en la obra de R. H. Tawney que indica que el principio de la sociedad capitalista es el dominio del hombre por las cosas; al punto de volverse obsesión, por lo cual recomienda una completa revisión de los valores que rigen la sociedad.
Expone a Elton Mayo como coincidente con Durkheim de que todo esfuerzo científico ha progresado muy poco en el conocimiento del problema humano que se genera con el capitalismo.
Pone a la par a Tawney con F. Tannenbaum, aunque éste último destaca el papel del síndicato, en cambio Tawney en su idea socialista, requiere participación directa de los trabajadores.
Se hace una crítica (por Tannenbaum) a la sociedad actual que no puede ofrecer reales resultados sino a través del sindicato y se la indica como una posibilidad salvadora, si se vuelve un grupo unificado.
Fromm apoya su crítica a la civilización moderna con las ideas de Lewis Mumford que plantea la idea del “hombre masa” sin capacidad de elegir, sin espontaneidad, irresponsable, gobernado por sus reflejos condicionados dando como resultado un hombre dividido en dos grupos: “condicionadores” y “condicionados”, “bárbaros activos” y “bárbaros pasivos”.
En todo el comentario del autor se procura por mostrar el nefasto efecto social e individual que se genera
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