ENSAYO “LA REVOLUCION MEXICANA Y LA REACTIVACION DE LA ECONOMIA”
Enviado por oswaldo vazquz morales • 24 de Noviembre de 2020 • Ensayo • 4.328 Palabras (18 Páginas) • 168 Visitas
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UNIVERSIDAD AUTONOMA DE CHIAPAS
FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES
LICENCIATURA EN ECONOMIA
MATERIA: HISTORIA ECONOMICA DE MEXICO
ENSAYO “LA REVOLUCION MEXICANA Y LA REACTIVACION DE LA ECONOMIA”
SEMESTRE:3RO GRUPO: ¨B¨
NOMBRE DEL DOCENTE:
GONZALO ISAÍAS HERNÁNDEZ DÍAZ
NOMBRE DEL ALUMNO:
OSWALDO MARTÍN VÁZQUEZ MORALES
COMITÁN DE DOMINGUEZ, CHIAPAS[pic 2]
16 DE OCTUBRE DEL 2020.
Introducción
Se implantaría los movimientos de la revolución mexicana que sin duda son importantes resaltarlas, pero sin duda los movimientos que estallaron este movimiento y el levantamiento del pueblo armado fue la dictadura de Porfirio Díaz.
El periodo que va de 1910 a 1917 significó para el país una etapa de lucha armada, enfrentamiento de facciones, cambios en la clase dirigente política y crisis social, a la par de la crisis económico-financiera que se vivió en esos años. Como consecuencia directa de la Revolución, el sistema económico en general, y el financiero en particular perdieron su estabilidad y sufrieron graves trastrocamientos de los cuales la nación apenas pudo recuperarse —si bien de manera paulatina— hasta después del final de la lucha armada y el triunfo constitucionalista. La crisis1 de aquellos años tocó por igual a todas las capas de la sociedad. El país quedó gravemente afectado no sólo en términos político-militares sino en lo económico y, especialmente, en lo social; la pobreza que la gente venía sufriendo, y que en buena medida fue la causa de que miles de personas tomaran las armas, se vio duramente recrudecida como efecto de las condiciones que entonces prevalecían.
La Revolución Mexicana es conocida como uno de los periodos negros en la historia económica de México. Hay quienes afirman que una etapa revolucionaria en sí implica un retroceso económico, mientras que otros no se atreven a opinar debido a la falta información estadística sobre esos años. Sin embargo, hay quienes se atreven a buscar información para ofrecer respuestas sustentadas y que hacen sentido. Una de estas personas es el doctor en Historia Juan José Gracida Romo, profesor investigador del Centro INAH de Sonora.
Gracida divide el periodo revolucionario mexicano en tres etapas. La primera va de 1910 a 1913, en un conflicto meramente postelectoral; entre 1913 y 1916 se entra en una etapa violenta y de retroceso económico; mientras que, después de 1916, se entró en un periodo de recuperación.
Conflicto postelectoral
A partir de 1910 se empiezan a sentir en la economía los efectos del cambio de sistema, aunque no podemos hablar de una crisis en la economía mexicana. Con la llegada de Francisco I. Madero a la presidencia no se observan mayores cambios en las políticas sociales y económicas, además de que las relaciones internacionales se mantuvieron sin grandes cambios.
Etapa violenta
Es hasta 1913, al iniciar la lucha armada entre carrancistas y villistas, que se empieza a ver una desarticulación del sistema económico estructurado durante el Porfiriato. Esto afectó a todas las ramas de la economía hasta cierto punto, con excepción de la industria petrolera.
El uso de las líneas ferrocarrileras para transporte de tropas y su consecuente destrucción fue la principal afectación para el sistema económico. Debido a esto, el traslado de las mercancías se volvió muy costoso, lo que generó hambrunas entre 1915 y 1916, y elevó la inflación por desabasto, y problemas en el sistema financiero y monetario.
Las monedas de oro y plata, así como los billetes de los bancos establecidos salieron de circulación, privilegiando la existencia de monedas respaldadas por cacicazgos revolucionarios; los llamados bilimbiques. Además, la zona norte del país que vio la mayor parte del conflicto armado tuvo una baja en las inversiones que recibía del extranjero, principalmente de Estados Unidos por su cercanía.
A esto hay que agregarle el abandono de haciendas y fábricas, las cuales vieron afectada su producción en cierta medida, gracias a que los revolucionarios continuaron con su uso para provecho personal.
Periodo de recuperación
Tras el término de la época armada y el inicio de una relativa estabilidad en 1916, que desembocó en la promulgación de la Constitución de 1917, el patrón oro regresó a ser usado y los ferrocarriles volvieron a ser usados para el transporte de mercancías. Además, la Primera Guerra Mundial ayudó a frenar la salida de capitales ante la incertidumbre global y, una vez estabilizadas las industrias, la demanda por mercancías y materias primas a nivel global permitió que la economía se recuperara un poco.
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Una de las diferencias esenciales entre la Revolución de 1910 y las dos anteriores es la presencia emergente de una nueva clase el proletariado. Ni en la Independencia, ni en la Reforma existen síntomas de las aspiraciones y la capacidad de acción autónoma de una clase obrera urbana industrial. Aun cuando no constituyen un factor decisivo en las luchas por la hegemonía y el poder, los obreros condicionan los actos de los principales actores del drama revolucionario. Durante el Porfiriato, México conoció una primera mini revolución industrial.
Zonas antes completamente aisladas unas de las otras quedaron unidas por caminos de hierro que superaron obstáculos geográficos considerados como invencibles durante siglos En los mismos años la producción industrial se duplicó. A principios del siglo XX, el censo registra más de cinco mil empresas industriales, sin incluir los talleres. Después de la nueva legislación minera de los años 18841886 que renunciaba a la propiedad de la nación sobre el subsuelo y otorgaban importantes exenciones fiscales, el capital extranjero fluyo masivamente hacia las industrias extractivas. Todo eso entrañaba inevitablemente el desarrollo acelerado de una clase obrera industrial.
Los trabajadores ocupados en la industria manufacturera, minería, construcción, gas, electricidad, petróleo, y transporte representaban alrededor de 15% de la fuerza de trabajo, pero no todos eran obreros. Rodney Anderson Mexican Industrial Workers 1906 1917, calcula que, en 1895, los ocupados en el sector industrial moderno representan 2% del total de la fuerza de trabajo y hacia 1910, su porcentaje habla ascendido a 5% Bajo el régimen porfirista, el número de artesanos tradicionales se redujo y el de obreros industriales aumento. Como puede verse, estos datos globales -los únicos con los que contamos no dicen mucho acerca de la estructura social de la nueva clase y su peso en el seno de la Nación, pero constituyen una marca indeleble de su creciente presencia. Las primeras huelgas se produjeron en 1865 cerca de la ciudad de México, durante el gobierno de Maximiliano La década de los setenta del siglo XIX fue muy fructífera en el desarrollo de las organizaciones obreras y artesanales.
En 1870, se formó en la ciudad de México e Gran Circulo de Obreros de México que se propuso formar una organización nacional, cinco años más tarde contaba con 28 ramales en 12 estados, incluyendo las más importantes fábricas de textiles y muchos artesanos. En la década de los ochenta, la situación en general fue muy difícil Varias ramas industriales estaban estancadas y los patrones reducían los salarios o aumentan las cuotas de producción para mantener sus tasas de ganancias. Pese a la prosperidad de los noventa, la actividad huelguista se mantuvo casi al mismo nivel que en la década anterior, pero las cusas de los conflictos cambiaron. Sin embargo, este estado de complacencia termino abruptamente a mediados de la primera década del siglo. Se produjeron sucesos que demostraban que bajo su apariencia placida, la nueva clase acumulaba energías que solo esperaban la ocasión propicia para manifestarse.
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