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ENSAYO POT


Enviado por   •  28 de Septiembre de 2022  •  Apuntes  •  1.885 Palabras (8 Páginas)  •  71 Visitas

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UNIVERSIDAD DE LA SALLE

Facultad de Ciencias del Hábitat

Materia ARA-27 (Planeamiento y Ordenamiento Territorial)

Alumno: Jair Alejandro Murcia Cortes (70191011)

Profesor: Carlos Andrés Ramírez A.

Trabajo a presentar: Escrito Analítico Final

Fecha: 03-06-2021

El territorio y sus habitantes son dos categorías generales de estudio indispensables en la construcción de ciudad, por tanto, es importante señalar y desglosar a detalle el papel de estos elementos, para generar un análisis frente a los hechos de interés que afronta actualmente el país. En este sentido cabe exaltar el rol del espacio público frente a los hechos sociales y el papel de las comunidades segregadas por el modelo de ciudad que tenemos en la actualidad, siendo las diferentes formas de protesta y expresión una manera de apropiación del espacio democrático y las exigencias de los manifestantes y sus promotores, un reflejo de la acumulación de diferentes problemáticas de varios sectores sociales del país.

En este orden, es relevante mencionar el problema de las ciudades en el no reconocimiento de las comunidades menos favorecidas y que en todo caso se ven segregadas por los ideales urbanos mencionados por el antropólogo Julio de Freitas, quien nos dice una percepción de lo urbano bajo dos categorías, el primero, lo urbano real, siendo las ciudades tal cual son y el segundo, lo urbano virtual, una imagen sublimada, que niega los barrios del “lado feo” de la ciudad. Una construcción social bastante despectiva y que responde igualmente a un sistema de clasificación, basado en lo físico y que representa un valor simbólico, base de una construcción socio cultural frente a lo correcto, lo legal y formal.

Esto significa una serie de problemáticas en la creación de políticas que solventen algunas de las tantas dificultades que afrontan estas comunidades, teniendo en cuenta que, al momento de planificar las ciudades no se da importancia a estas poblaciones, debido a factores de ilegalidad, estigmatización, riesgos territoriales y amenazas naturales; perdiendo el derecho a la ciudad por parte de sus habitantes. Existe una premisa presentada por este mismo antropólogo, mencionando que la ciudad se debe pensar como escenario de lo múltiple, planificando entre la diferencia y la invisibilidad, permitiendo una forma de pensar las grandes urbes, disminuyendo y previendo un panorama de segregación y desigualdad social, donde los habitantes gocen de los elementos básicos de confort y de espacio común y cotidiano.

El espacio social es entonces, un lugar modelado por las relaciones sociales y el valor simbólico que una persona y/o una comunidad le otorgan a dicho territorio, de modo que este debe ser pensado para todos, según el contexto en que se desarrolla y sin perder el reconocimiento cultural e histórico que este amerita. En el caso de las ciudades Colombianas, al igual que en muchas latinoamericanas se denota un mal manejo de las herramientas de organización territorial, ya que se piensa bajo un componente económico, que afecta en grandes rasgos las diferentes estructuras sociales, culturales y naturales de cada territorio, por consiguiente es necesario generar un modelo pensado en el bienestar de todas las comunidades que se encuentran en la ciudad, no idealizándola sino que integrando todos sus sectores y habitantes en pro de desarrollar ideas que favorezcan toda la población.

Ahora bien, si nos ponemos en contexto con los hechos que actualmente vivimos, es importante recalcar, como ya se ha mencionado, el valor del espacio público como plataforma de expresión frente a todas las formas de protesta, haciendo que las calles y lugares comunes retomen su valor democrático y dirija su relevancia hacia el peatón y no hacia otros elementos económicos que afectan su significado. Es así como el espacio social se sitúa como un lugar en donde se agrupan diferentes actividades y diferentes comunidades, en este caso buscando la solución de problemáticas individuales y grupales, situándose como un lugar de conflicto en donde confluyen distintas corrientes sociales. Por consiguiente, es de vital importancia repensar el valor que se le esta dando al sitio común y si responde a las verdaderas necesidades de los habitantes y al significado democrático y cultural que este debe traer por excelencia, un lugar que todos podamos habitar.

En este caso, si nos adentramos a mirar los fundamentos que conforman la protesta, es claro que es una acumulación de hechos sociales y económicos que afectan a la población colombiana, en donde a forma de límite y por la conmoción generada por la reforma tributaria, salieron a la luz, frente a muchos años de desigualdades e inconformidades por parte del gobierno y sus ramas del poder. Esta protesta mas que un acontecimiento aislado, se convierte en un hecho que reúne distintas inconformidades sociales crecientes además a raíz de la crisis sanitaria generada por la Pandemia del Covid-19 y que pone en manifiesto grandes errores con múltiples sectores del estado. Por lo tanto, es correcto pensar en la legitimidad de la protesta frente a todos estos elementos e índices de desigualdad y pobreza, que incrementan la insatisfacción ciudadana, reflejada ahora en las calles de las ciudades.

Del mismo modo, se evidencia una serie de acciones por parte del gobierno que no permiten el realizar la protesta de manera pacífica y que acrecientan los hechos de violencia en el país que hasta el momento han dejado mas de 70 muertos, según indepaz, reflejando una clara desconexión con el pueblo y perjudicando la imagen de los órganos e instituciones gubernamentales. Frente a todos estos sucesos se han generado mesas de dialogo que, a pesar de traer esperanzas para generar soluciones eficaces e incluso inmediatas, no han dado los frutos que se esperaba y que por el contrario generan mas discordia entre le gobierno y los manifestantes.

Sin embrago, todos estos acontecimientos junto con la pandemia han permitido el sentir la ciudad de manera distinta, donde se retoma su valor democrático, concediéndole su uso de manera mas amigable y accesible para todos, donde se piensa mucho más en el peatón, que es a quien va dirigido este espacio social. La protesta, por otro lado, ha permitido generar una apropiación cultural bastante interesante de estos lugares, haciéndonos reflexionar sobre los verdaderos elementos de memoria y cultura que nosotros como ciudadanos debemos pensar para estos espacios, donde se espera que realmente conecten su valor simbólico con el resto de la población.

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