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Educacion En Venezuela


Enviado por   •  27 de Septiembre de 2013  •  663 Palabras (3 Páginas)  •  283 Visitas

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Los incas, al igual que los egipcios, tenían por costumbre enterrar a sus muertos con sus pertenencias para que los acompañen en el más allá. En la costa, se introducía el cadáver en una urna; en la meseta se les cavaban tumbas en las rocas. Un grupo de momias halladas en el nevado Ampato en esta década, por su gran estado de conservación debido al frío, permitió conocer las causas de la muerte y hasta qué tipos de enfermedades que habían sufrido.

Los incas se alimentaban, principalmente, con papas y maíz, con los que las que hacían varias comidas distintas. En las punas (mesetas altas y frías) cultivaban papas, de las que se conocían 200 tipos, de diferentes colores y tamaños. Acostumbraban a secarlas, molerlas y hacer un polvo llamado "chuñu", que se podía conservar por largo tiempo; para comer, se los mezclaba con agua y se lo cocinaba rápidamente.

También conocían montones de variedades del maíz, al igual que las papas, de distintos colores y tamaños. Además cultivaban otras clases de tubérculos, como el ulluco y la oca, porotos, zapallos, calabazas o ancos, ajíes, quínoa, maníes y varios tipos de frutas. También cultivaban algodón, para fabricar prendas de vestir.

El ejército inca

Los incas contaban con un gran ejército, de no haber sido así, no hubieran podido formar su gran imperio. Pero ellos no usaban armas sino como último recurso. Antes, establecían alianzas, recurrían al espionaje y al soborno. Si alguna de éstas técnicas fracasaba, ponían en marcha su fabuloso ejército, armado con lanzas, hachas y pectorales de cuero. El ejército inca no sólo incluía a los soldados, sino también a las mujeres y concubinas de los jefes, algunas de las cuales viajaban en hamacas. Podía estar presente el Inca o uno de sus generales: en cualquiera de los casos, la figura del comandante era visible sobre la gran hilera de la tropa, ya que era transportado en una litera. Las tropas se abastecían en los praderos y les estaba prohibido a los soldados, bajo las penas más severas, molestar a los habitantes apropiarse de las cosechas.

El comienzo de la lucha era precedido por una arenga del jefe destinada a exaltar el coraje, siempre acompañada de alaridos para sembrar el terror entre sus enemigos. Algunos guerreros se pintaban la cara de rojo o negro. Abrían el ataque los honderos, quienes eran capaces de acertar una piedra en la cabeza de su rival desde varios metros. Después, los arqueros disparaban sus flechas y se arrojaban aíllos, un arma muy similar a las boleadoras.

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