Educacion Humanistica
Enviado por pekecientha • 26 de Abril de 2013 • 2.429 Palabras (10 Páginas) • 397 Visitas
¿POR QUÉ Y PARA QUÉ UNA EDUCACIÓN HUMANÍSTICA?
En la actualidad se han presentado situaciones cambiantes para el hombre, los tiempos son cada vez más difíciles y esto se ha tornado en un cambio de actitud en las personas, con la falta de empleo, la inseguridad, la información cada vez mas vacía y llena de morbo en los medios de comunicación, el amor por las cosas materiales y la falta de amor propio han convertido a los individuos en seres inhumanos, pocas personas se preocupan por el bien común, cada cual busca el propio sin importar a cuantas personas estará afectando. De alguna manera hemos sido globalizados a la par de la educación, la salud, el comercio y demás.
Estas y otras situaciones obligan a quienes tienen alguna injerencia en el campo educativo a repensar y direccionar el por qué y para qué educar en el contexto actual, debido a que las demandas y oportunidades que se le presentan al hombre para su desarrollo en el siglo XXI son ampliamente diferentes de lo que se esperaba de él, por medio de la educación en el siglo XIX y XX entre otros. Y, en tal sentido se propone la educación humanística, como una respuesta a esta realidad compleja, y cambiante.
El presente documento se constituye en una reflexión generada a partir de los interrogantes ¿Por qué y para qué una educación humanista?, cuestionamientos que muchos autores contemporáneos se han planteado y a los que le han dado innumerables respuestas basadas en las condiciones históricas, sociales, económicas y culturales del momento. Sin embargo, hoy más que nunca esta discusión cobra vigencia por cuando las circunstancias y situación por la que atraviesa el mundo, exige una revisión sobre el papel de la educación e invita a establecer acuerdos sobre el tipo de sujeto que se debe formar.
Es claro que el pretender responder estos interrogantes, exige una revisión de los planteamientos que sobre la educación han dado filósofos, psicólogos, pedagogos, sociólogos y toda suerte de autores que interesados en el tema, han propuesto salidas para que ésta asuma los retos que impone la realidad que hoy enfrentamos (globalización, crisis ambiental, política y social, desvalorización de la vida y la dignidad del ser humano).
Iniciaremos nuestra revisión mencionando a Paulo Freire, pedagogo brasilero para quien la educación verdadera "es praxis, reflexión y acción del hombre sobre el mundo para transformarlo". En tal sentido, la tarea de educar sólo será auténtica en la medida en que procure la integración del individuo a su realidad nacional, en la medida en que le pierda el miedo a la libertad, en la medida en que pueda crear en el educando un proceso de recreación, de búsqueda, de independencia, y a su vez de solidaridad (Freire, 1973).
La propuesta de Freire se centra en las posibilidades humanas de creatividad y libertad en medio de las circunstancias opresivas, ya sean de orden político, social o económico. Para este autor, la educación debe jugar un papel liberador, mediante el proceso de concientización, entendiéndola como la posibilidad de alcanzar una mayor conciencia de la realidad que fundamenta la existencia, y también la capacidad de transformar esa realidad.
En tal sentido, la educación debe tener una orientación marcadamente humanista, que garantice si se quiere, el desarrollo y la liberación del hombre. Las circunstancias históricas vividas por este autor le significaron una interpelación a su creatividad, un desafío que lo condujo a elaborar una nueva propuesta de educación que hoy se mantiene vigente.
Freire rescata el papel humanista de la educación, al volver a posicionar al educando como centro del proceso educativo, donde el rol del docente desde una educación bancaria tradicional resulta cuestionado, abriéndose campo una reflexión pedagógica que desde la libertad concibe la formación del individuo. Este tipo de educación resulta dignificante para el estudiante como ser humano al rescatar para sí, el papel activo del sujeto en la construcción del conocimiento y la posibilidad de aprender desde su contexto.
Por su parte Horkheimer (1974), define la educación como proceso de creación y facilitación de orientación de las acciones y conocimientos mediante relaciones de interacción simétricas en un contexto de comunicación crítica y racional. En tal sentido se debe educar para que el sujeto asuma las ideas, las formas de actuar y relaciones sociales dominantes desde la reflexión y no por simple hábito. Con ello Horkheimer deja claro que se debe educar para el desarrollo del pensamiento crítico, claro está desde una perspectiva que toma distancias de la postura que en la modernidad se hace de la racionalidad un instrumento para poner el mundo a disposición del hombre y por tanto, el imperativo de educar la razón se constituyó en el proyecto de esta época histórica.
La educación del pensamiento crítico resulta vital para el propósito de una educación humanística, ya que es solo desde el desarrollo de un pensamiento crítico como el individuo va a trascender su aprendizaje automático, carente de una verdadera reflexión cognitiva, dando paso al conocimiento y comprensión del conjunto de situaciones que complejizan su realidad.
Habermas (1989) en cambio, propone una educación basada en la racionalidad comunicativa, entendida como la posibilidad que tienen las personas, dotadas de lenguaje y capaces de actuar, de adquirir, utilizar y expresar mediante el diálogo, un punto de vista, una perspectiva asumida como saber falible y por tanto, sujeto siembre a revisión. En tal sentido, se debe educar para que en esta relación, prevalezca la fuerza misma de los argumentos de forma que se llegue a consensos que posibiliten la vida en común en el contexto del pluralismo. Vista así las cosas, la educación debe entenderse como un proceso de interacción y comunicación entre sujetos que poseedores de un acervo cultural, buscan ser reconocidos como tales (Roa, 1993).
La propuesta de construcción de mundos de significados que realiza Habermas, , rescata el papel de la comunicación dentro del acto educativo, colocando de presente que es a través de ella como se dan las interacciones, y a parir de ellas la construcción del conocimiento.
Fernando Savater (1997), en su obra "El Valor de Educar", plantea que "hay que nacer para humano, pero sólo llegamos plenamente a serlo cuando los demás nos contagian su humanidad a propósito... y con nuestra complicidad". En este sentido, propone una educación humanista, no en el sentido humano como especie, sino moralmente, en el que el proceso de enseñanza no se limite a
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