El Estado moderno: soberanía, población y territorio
Enviado por adailtown • 23 de Mayo de 2019 • Ensayo • 13.796 Palabras (56 Páginas) • 818 Visitas
El Estado moderno: soberanía, población y territorio
- Concepto y elementos del Estado
Diversos sentidos del término “Estado”
A pesar de que el Estado es un concepto básico para la ciencia política y el derecho constitucional, como tantas veces sucede en estas ramas del saber, no hay una definición universalmente válida del mismo, ya que son diversas las perspectivas de aná- lisis, y tampoco es siempre coincidente la realidad que se trata de nombrar con ese término. Nos encontramos por ello con la paradoja de que resulta muy difícil ofrecer una definición de Estado en este momento de la exposición y, sin embargo, parece conveniente partir al menos de una idea aproximada de lo que sea la realidad denominada con solo este término, que utilizase por primera vez Maquiavelo en su obra El Príncipe (1513). Así que de momento solo es posible ofrecer un concepto genérico de Estado, que entendería por tal el ente formado por la orga- nización jurídico-política de una población sobre un territorio, mediante la cual se ejerce un poder que, actuando a través de normas jurídicas, dispone del monopolio del uso legítimo de la fuerza. Sin embargo, hay que advertir que esta idea es aplicable a casi cualquier organización política, mientras que el término Estado suele utilizarse para referirse a una concreta forma his- tórica de organización del poder, como veremos en el siguiente apartado.
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Fundamentos actuales para una teoría de la Constitución[pic 4]
En todo caso, con frecuencia se utiliza la palabra “Estado” para referirse solo a una parte, perspectiva o dimensión de la compleja realidad a la que hace referencia el concepto que acabamos de ofrecer. De ahí que en ocasiones sea más preciso acompañar al sustantivo de un adjetivo. Así, se habla de Estado-ordenamien- to, lo que supone entender este concepto como orden jurídico originario e independiente y, en definitiva, vincular Estado y derecho, destacando así la dimensión jurídica del completo en- tramado institucional y organizativo que ejerce el poder sobre una población y un territorio; en cambio, el Estado-aparato alude fundamentalmente a la organización política en sí misma consi- derada. Pero el mismo Estado-aparato se contrapone a veces al Estado-comunidad, idea que se centra en otro de los elementos, al referirse a la población o sociedad que en un determinado te- rritorio se encuentra sometida al poder.
Por otra parte, en algunos Estados compuestos el término Estado puede referirse a la totalidad de la organización política que ejerce el poder, o bien solo a las instituciones centrales, en cuyo caso se contrapone a los órganos autónomos también do- tados de poder político, que suelen denominarse, para mayor confusión terminológica, “Estados miembros”. Así, en España el Tribunal Constitucional ha destacado el sentido anfibológi- co de este término en la Constitución (STC 32/1981, de 28 de julio, FJ 5); en efecto, se utiliza a veces el término Estado para referirse a la entidad global jurídico-política, incluyendo las instituciones centrales, autonómicas y locales (así, en los arts. 1.1, 56.1, 94, 137 de la Constitución), mientras que otras veces la palabra “Estado” se refiere solo a las instituciones cen- trales, y se contrapone a las comunidades autónomas (p. ej., en los arts. 149 y 150). En cambio, en la mayoría de los Estados federales, la palabra Estado hace referencia a cada una de las entidades dotadas de autonomía, que forman parte de la fede- ración —la cual, por su parte, es el único “Estado” en el plano internacional—.
En fin, la palabra Estado designa a veces a cualquier forma de organización política conocida, mientras que en otras ocasiones se refiere a la forma histórica que surge con la Edad Moderna. Pero a este aspecto nos referimos con más detalle a continua- ción.
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El Estado moderno: soberanía, población y territorio[pic 5]
El Estado como concepto histórico
Allí donde ha existido una comunidad, siempre ha habido alguna forma más o menos organizada de poder, ejercido sobre la pobla- ción de esa comunidad, que habitualmente ocupa un determina- do territorio. Pero la forma de organización y manifestación de ese poder sobre esa población y territorio ha sido muy diferente en los diversos momentos históricos o espacios geográficos. A pesar de ello, a veces se emplea el término Estado en un sentido muy amplio para referirse a cualquier forma de organización po- lítica conocida históricamente, y así se habla a veces del “Estado helenístico”, del “Estado romano” o incluso del “Estado feudal”, por ejemplo. Pero este sentido es demasiado genérico y ambiguo, e incluye formas de organización cuyas características son clara- mente diferentes. Y sobre todo, parece ocultar las características propias que hacen que el Estado, en sentido moderno, constituya una forma de organización política específica y novedosa respec- to a las conocidas anteriormente.
Por ello, resulta preferible la utilización del término Estado en un sentido más estricto para referirse a una forma concreta de organización política que en ocasiones, para distinguirla de otras anteriores, suele denominarse “Estado moderno”. Así puede de- finirse el Estado como la concreta e histórica forma de organiza- ción política de la población sobre un territorio, que surge en la Edad Moderna en Europa y se extiende y desarrolla posterior- mente. Con este significado se destaca el carácter indudablemen- te histórico del Estado, que se configura así como un fenómeno que nace en un momento dado, evoluciona, y tal vez en algún momento sea sustituido por otra entidad política diferente. Aun- que, desde luego, ninguno de estos cambios suele producirse de forma súbita, sino que más bien son fruto de un conjunto de fac- tores que requieren un cierto desarrollo temporal. En cualquier caso, su origen suele situarse —con los antecedentes y los facto- res causales que pueden encontrarse en la Baja Edad Media— en el Renacimiento, y desde entonces sufre modificaciones muy sig- nificativas fruto de su evolución secular, entre las cuales hay que destacar las producidas como consecuencia de las revoluciones francesa y estadounidense, que dan origen a lo que podemos de- nominar “Estado constitucional” o Estado contemporáneo. Pero
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