El Estudio

¿Estudiar Para Qué?

Cuando cumplí ocho años, tenía muy claro todo…bueno no todo, pero me dedicaba mucho al estudio para un día volverme un gran escritor. Vivía junto con mis padres cerca del colegio; todas las mañanas me despertaba muy temprano para asomarme a la ventana y ver como todos esos niños caminaban de la mano de sus padres, entusiasmados porque iban para el colegio, yo me quedaba quieto y pensativo; me imaginaba en mi escritorio escribiendo montones de cuentos y a todo el mundo leyendo mis libros una y otra vez.

Cierto día en el que me dirigía hacia el colegio en la esquina de la calle había un cúmulo de jóvenes platicando a cerca del estudio y otras cosas, cuando pasé la esquina escuche que uno de ellos dijo “el estudio es una estupidez”… Desolado y con mucha impotencia seguí mi camino pero todo el día esa frase no hizo más que perturbar mi pensamiento y haciendo de mí uno más de ese grupo de muchachos que no prestan atención en clases porque están pendientes a otra cosa.

Días después en mi conciencia aún rondaba esa frase, no me la podía sacar de la mente…Me encontraba en mi casa haciendo mis tareas, papá acababa de llegar del trabajo y salí corriendo hacia él, muy exaltado le pregunté ¡Padre! ¿Es cierto que el estudio es una estupidez? <<la verdad no se que chistoso había en esa pregunta>>… él con una carcajada me respondió claro que no hijo; me dijo que el estudio es lo más importante en la vida de alguien, yo con mucha tranquilidad regresé a hacer mis tareas y viví tranquilo todo ese tiempo.

Cuando llegué a mi pubertad, empecé a desorganizarme, pasaba todo el tiempo peleando con mis padres, ya no prestaba atención a los estudios hasta que no resistí más y tomé la decisión de irme de la casa <<el error más grande del mundo>>. Me fui a vivir a la casa de un “amigo”, donde todas las noches salíamos a fanfarronear y llegábamos a extremadas horas de la noche, no sé cómo pasó pero ya era uno más de ese grupo de jóvenes que se centraban en la esquina a platicar de chicas, sexo, drogas y demás cosas.

Pasó el tiempo y me volví adulto, el “amigo” que tenía en mi juventud lo habían asesinado por robar; ahora me encontraba solo, no tenía a nadie más sino a mi sombra, vestía una camisa curtida, un pantalón roto y unas botas desgastadas, comía lo que me encontrara en las canecas de basura; me tocaba dormir debajo de los puentes o donde me cogiera la noche; aunque no me sentía tan triste en las noches donde había una resplandeciente luna, miraba hacia el cielo buscando entretenerme contando una a una las hermosas estrellas, pero no faltaban esas noches sin estrellas ni luna, recuerdo una noche en la que todo estaba tan oscuro que me sentí tan afligido que lloré hasta que mis ojos se inflamaron, jamás olvidaré esa noche; si…esa oscura y tenebrosa noche que hacía que en verdad me quedara

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