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El Hombre Mas Rico De Babilonia


Enviado por   •  12 de Octubre de 2012  •  4.748 Palabras (19 Páginas)  •  479 Visitas

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II-INTRODUCCION

Este libro trata del éxito personal que procede de nuestro esfuerzo y de nuestro buen hacer. Una buena preparación es la clave del éxito, pues nuestros actos no pueden ser mejores que nuestros pensamientos. Una serie de reglas tan antiguas como el mundo contienen el secreto del éxito y de la prosperidad. En este libro, que se lee como una novela, aprenderá estos secretos.

Con un lenguaje sencillo y ameno, El hombre más rico de Babilonia ofrece un plan financiero que le colocará en el camino de la riqueza. Aprenderá a ganar el dinero que necesita, a conservarlo y a hacerlo fructificar.

Ante usted se extiende su futuro.

A lo largo de esta ruta hay ambiciones que usted desea realizar.

Si desea realmente satisfacer todos sus deseos, este libro le desvelará el secreto para conseguirlo.

Ante usted se extiende el futuro como un camino que lleva muy lejos. A lo largo del camino se encuentran las ambiciones que usted desea realizar... los deseos que usted quiere satisfacer.

Para realizar sus ambiciones y sus deseos, tiene que triunfar en el terreno financiero. Para ello, aplique los principios fundamentales claramente enunciados en las páginas de este libro. Deje que estos principios lo lleven más allá de las dificultades que trae la pobreza y que le ofrezcan la vida feliz y plena que da una bolsa bien provista.

Estos principios son universales e inmutables como la ley de la gravedad. Le podrán mostrar, como ya lo han hecho a tantos otros antes que a usted, la manera de engrosar su bolsa, de aumentar su cuenta bancaria y de asegurarse un notable éxito económico.

Dinero abundará para los que comprendan las simples reglas de la adquisición de bienes.

1. Comience a llenar su bolsa.

2. 2. Controle sus gastos.

3. 3. Haga dar frutos a su dinero.

4. 4. Impida que sus tesoros se pierdan.

5. 5. Haga que su propiedad sea una inversión rentable.

6. 6. Asegúrese ingresos para el futuro.

7. 7. Aumente su habilidad en la, adquisición de bienes.

PREFACIO

La prosperidad de la nación depende de la prosperidad económica personal de cada uno.

Este libro trata del éxito personal de cada uno. El éxito procede de los logros producidos gracias a nuestros esfuerzos y habilidad. Una buena preparación es la clave del éxito. Nuestras acciones no pueden ser más sabias que nuestros pensamientos. Nuestra manera de pensar no puede ser más sabia que nuestro entendimiento.

Este libro de terapéutica para los bolsillos vacíos constituye una guía financiera. Su objetivo es ofrecer a los que buscan el éxito financiero una visión que los ayude a conseguir dinero, a conservarlo y a hacer que dé frutos.

En las páginas siguientes lo transportaremos a Babilonia, cuna de las reglas básicas de la economía que son reconocidas aún hoy en día y aplicadas en todo el mundo.

El autor desea que este libro sirva de inspiración para sus nuevos lectores, como lo ha sido para tantos otros en todo el país, a fin de que su cuenta bancaria se engrosara constantemente, de que aumenten sus éxitos económicos y de que descubran la solución a sus problemas financieros.

El autor aprovecha la ocasión para expresar su gratitud a los administradores que han compartido generosamente estos relatos con sus amigos, parientes, empleados y asociados. Ningún apoyo habría sido más convincente que el de los hombres prácticos que han apreciado estas enseñanzas y han triunfado utilizando las reglas que propone este libro.

Babilonia fue la ciudad más rica del mundo en la antigüedad porque sus ciudadanos eran en aquel tiempo los más ricos. Apreciaban el valor del dinero. Aplicaron sólidas reglas básicas para obtenerlo, conservarlo y hacerle dar fruto. Consiguieron lo que todos deseamos: ingresos para el futuro.

Dinero es el criterio universal por el que se mide el éxito en nuestra sociedad.

III-Indicé

I-Portada

II-Introducción

III-Indicé

IV-El Hombre Que Deseaba Oro

V-El Hombre Mas Rico De Babilonia

VI-Las Siete Maneras De Llevar Una Bolsa Vacía

VII-La Diosa De La Fortuna

VIII-Las Cinco Leyes De Oro

IX-El Prestamista De Oro De Babilonia

X-La Murallas De Babilonia

XI-El Tratante de Camellos de Babilonia

XII-Las Tablillas De Barro De Babilonia

XIII-El Babilonio Mas Favorecido Por La Suerte

XIV-Conclusión y Aportaciones Finales

IV-El Hombre Que Deseaba Oro

Bansir, el fabricante de carros de la ciudad de Babilonia, se sentía muy desanimado. Sentado en el

muro que rodeaba su propiedad, contemplaba tristemente su modesta casa y su taller, en el que había un carro sin acabar.

Su mujer salía a menudo a la puerta. Lanzaba una mirada furtiva en su dirección, recordándole que ya casi no les quedaba comida y que tendría que estar acabando el carro, es decir, clavando, tallando, puliendo y pintando, extendiendo el cuero sobre las ruedas; preparándolo de este modo para ser entregado y que fuera pagado por el rico cliente.

Sin embargo, su cuerpo grande y musculoso permanecía inmóvil, apoyado en la pared. Su mente lenta daba vueltas a un asunto al que no encontraba solución alguna. El cálido sol tropical, tan típico del valle del Éufrates, caía sobre él sin piedad. Gotas de sudor perlaban su frente y se deslizaban

hasta su pecho velludo.

Su casa estaba dominada, en la parte trasera, por los muros que rodeaban las terrazas del palacio

real. Muy cerca de allí, la torre pintada del Templo de Bel se recortaba contra el azul del cielo. A la

sombra de una majestad tal se dibujaba su modesta casa, y muchas otras también, mucho menos

limpias y cuidadas que la suya.

Así era Babilonia: una mezcla de suntuosidad y simplicidad, de cegadora riqueza y de terrible

pobreza sin orden alguno en el interior de las murallas de la ciudad.

Si se hubiera molestado en darse la vuelta, Bansir habría visto cómo los ruidosos carros de los ricos

empujaban y hacían tambalearse tanto a los comerciantes que llevaban sandalias como a los

mendigos descalzos. Incluso los ricos estaban obligados a meter los pies en los desagües para dejar

paso a las largas filas de esclavos y de portadores de agua al servicio del rey. Cada esclavo llevaba una

pesada piel de cabra llena de agua que vertía en los jardines colgantes.

Bansir estaba demasiado absorto en su propio problema para oír o prestar atención al ajetreo

confuso de la rica ciudad. Fue el sonido familiar de

...

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