El Imperio Romano. Roma, Italia y la Elite Política
Enviado por Philippe Forgeron • 20 de Diciembre de 2018 • Apuntes • 21.251 Palabras (86 Páginas) • 136 Visitas
El Imperio Romano
- Un Imperio Mediterráneo
El marco
Las explicaciones de la época sobre la ascensión de Roma decían que era su carácter moral, las instituciones políticas, el talento militar y la buena suerte del pueblo romano. Los autores de la era de Augusto (31 AC – 14 DC) hablaban del entorno físico, la posición central de Roma y su rio navegable, además de estar en el centro del mundo habitado. Estrabón extiende esto a que eran características propias de la región mediterránea. Estrabón concuerda con la ideología política de la era de Augusto, que hacia hincapié en la unidad cultural de Grecia y Roma.
Estrabón no recurre al determinismo del entorno. El se interesa por los detalles diversificados que llenan el mapa geográfico, incluyendo las posiciones favorables de ciudades y penínsulas y la textura accidentada de los litorales. En el caso de Italia, señala la longitud y las variaciones climáticas que no dejan de estar relacionadas con ello y son garantía de una variedad y una gama exhaustiva de alimentos. Dadas las buenas comunicaciones y dado el desarrollo de las relaciones de intercambio que se instauran con facilidad en el marco del Mediterráneo, los individuos, las familias y las comunidades podían sobrevivir a todas las catástrofes naturales, excepción hecha de las peores.
Estrabón menciona que los inconvenientes endémicos del clima italiano y mediterráneo, corresponden a mala distribución de las lluvias que afecta la agricultura. El autor no menciona que Italia de la era de Augusto y de principios del imperio no era y no podía ser autosuficiente desde el punto de vista económico, dada la forma en que estaba distribuida la población en la península donde el 30% vivía en las ciudades, por lo que precisamente fue haciendo necesario la expansión romana y dominación de los lugares de abastecimiento externos al mediterráneo. A Augusto le correspondió la tarea de extender los tentáculos de Roma mucho más allá de la cuenca mediterránea y, sobre todo, en la esfera europea.
El imperio romano, en su apogeo, a principios del siglo III D.C, comprendía más allá del mediterráneo y su diversidad, sino zonas del norte y sur de Europa, norte de África y parte de Asía menor.
Los avances más extensos en Europa, se realizaron el periodo de su primer emperador Augusto. Sus generales empujaron la frontera septentrional desde los Alpes hasta el Danubio y finalmente pacificaron la península ibérica.
Más allá del movimiento de pura conquista, consideraciones estratégicas y a veces económicas desempeñaron algún papel en la configuración de las campañas de los emperadores que se mostraron activos en el terreno militar. En el caso de Augusto y sus conquistas, era el objeto de explotar los recursos minerales de las montañas y mejorar la seguridad de las llanuras costeras y los valles fluviales, no se intereso por Britania porque no era considerada rica en recursos, aunque su anexión en el 43 D.C se debió para apaciguar las aguas políticas del imperio ante los primeros años de Claudio.
La frontera oriental era el principal teatro de guerra con enfrentamientos con los persas donde pudieron fundar un grupo de provincias bajo su control y todo esto según las palabras del historiador Dión Casio era el deseo de gloria, aunque el mismo consideraba que la extensión tan solo traía conflictos continuos por lo que fue necesario, más extender más el Imperio, consolidarlo y, por lo tanto, eso desembocó en una red fronteriza lineal para resguardar su territorio.
El imperio romano se extendió más allá del mediterráneo, pero durante todo el periodo del principado (aproximadamente desde el 27 AC. Hasta el 235 DC, el eje político y la base cultural del imperio se encontraba en el Mediterráneo.
Roma, Italia y la Elite Política
En los tiempos de Augusto, Roma era la sede de emperadores, la corte y la administración, así como la residencia de cerca de un millón de personas. Roma era, esencialmente, una ciudad parasita, pues se alimentaba del potencial humano de la riqueza de Italia como también de sus provincias. El crecimiento de la ciudad hasta los tiempos de Augusto, se logró mediante altos niveles de inmigración. Durante el principado esto continuo hasta estabilizarse. Una vez más, todos los gastos de Roma alimenticios, de obras públicas y diversión eran pagados con los impuestos a las provincias no italiana. Este Elemento que cambio en el periodo Diocleciano cuando se les incluyo en el pago de impuestos a la propiedad y de capacitación al territorio itálico debido al ingreso de clases altas provincianas al senado y en el segundo rango de la aristocracia romana, resultado de la perdida de la mayoría absoluta en ambos órdenes. Ya en el siglo I empezaron a tener presencia emperadores de provincias. A pesar de aquello los italianos siguieron ocupando más puestos importantes de los que les correspondía, además que la dirección la compartían con otras regiones del mediterráneo.
Claudio se le atribuye el concepto de la unidad del mundo romano, un mundo en el que los vencidos, fuera cual fuese su raza, se beneficiaban tanto como los vencedores de la paz romana. Fue este emperador que le dio a los eduos de Autun (una de las tribus más leales de la Galia) la posibilidad de ser senadores de Roma, aunque esto no se plasmo en la realidad del todo. Se sabe que en este periodo unos cuantos jefes galos sirvieron en su propia provincia, o los alrededores de la misma, en calidad de oficiales del ejército con rango ecuestre. Esto era conveniente para la elite imperial romana. A pesar de eso, las legiones eran comandadas por romanos y en realidad admisión de la nobleza gala no esta justificada en los hechos registrados. Quienes aumentaban en numero de representatividad en Roma fueron las provincias Mediterráneas.
En el reinado de Marco Aurelio (161-180 D.C), el mundo romano tuvo ocasión de presenciar un anticipo de lo que las tribus del otro lado de la frontera septentrional eran capaces de hacer si se unían unas a otras. Una coalición de tribus germánicas cruzó el Rin y penetró hasta el norte de Italia. El hecho puso en evidencia la endeblez de la línea de defensa y, sin duda, la debilidad del alto mando. Este mismo emperador comenzó con la estrategia de dar rango de senador a militares de primera procedentes de las provincias fronterizas, al objeto de poder nombrarlos para puesto de mando en el ejército sin romper con la tradición, que disponía que tales puestos fuesen para senadores.
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