El Laberinto de la Soledad

1. El termino chingar es nada más y nada menos que una referencia a la evolución de la ambigüedad e inseguridad del mexicano. Octavio Paz, en su búsqueda del significado de dicha expresión, encuentra en las fuentes históricas una razón clara para ello, pues deduce que el termino proviene de la no aceptación del hombre mexicano a la manera en que se lleva a cabo la conquista española y su desarrollo a través de la denominada ‘Malinche’, la intérprete que facilito la comunicación entre conquistadores y conquistados. Se interpreta a ese acto como una traición al propio pueblo de México, una apertura y una literal violación de las raíces indígenas; ‘’se chingó’’ es un derivado usado en gran parte de Latinoamérica para expresar una acción repudiable o que no algo no salió como se esperaba. Es por ello por lo que el mexicano tiene tan arraigada este modismo de la lingüística; no acepta el ser producto de una violación cultural pero tampoco se identifica con ninguna de las dos razas progenitoras. El mexicano mediante el habla busca en esta alusión insultar y herir a su compatriota.
2. Previo a la llegada de los españoles, eran muchas las premoniciones que los sacerdotes aztecas no pudieron interpretar; augurios que predecían la caída del imperio, pero los aztecas guiados por su propia noción del tiempo comprendieron que ante la inminente ausencia de sus dioses estaban presenciando la llegada de unos nuevos. Perdidos en su orfandad religiosa, los conquistadores vieron en ella la oportunidad de ofrecerles a los indios un nuevo bautismo y lugar en el mundo. Los indígenas lo necesitaban y el mexicano actual lo sigue necesitando; a mi concepción la religión es una parte ‘sagrada’ de la identidad mexicana, y es en ella donde la sociedad busca ante las adversidades, la resiliencia.
3. México a través de su historia ha tenido disputas y conflictos tanto internos como externos. Castas y guerrillas comandadas por sus líderes; cada uno de estos grupos defendiendo sus propios intereses individuales, ya no distinguen de las verdaderas transformaciones que suponen están buscando; pueden cambiar de bando o de ideales de acuerdo a su conveniencia, forjando así una transición de poderes muy prematura, disfrazada de un real y necesario cambio influenciado por movimientos y corrientes políticas extranjeras pero separados por una realidad muy distante.

Esto se ha vivido desde el inicio de la guerra de independencia hasta nuestros días, convirtiéndose en un patrón muy repetitivo no solo en México si no en toda América Latina. Quizá se pueda interpretar como una base histórica para conocer y atacar de fondo problemas sociales y políticos contemporáneos como la corrupción.

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