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El Pachuco y su vestimenta


Enviado por   •  25 de Septiembre de 2018  •  Ensayo  •  2.163 Palabras (9 Páginas)  •  387 Visitas

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Colegio de Arte y Cultura

Estudios y Gestión de la Cultura

Arte y Cuerpo

Ángeles Ciscar

Héctor Humberto Medina Chacón

21/09/2018


El Uniforme de la Contracultura: un canon disparándole a otro telas de colores.

Un par de zapatos de charol bien lustrados van posándose, uno frente al otro, por las calles de Los Ángeles, California; sobre ellos flota la bastilla de intenso color morado. Suena el mambo de fondo mientras, al ritmo de la música, una cadena marca su vaivén. El joven mexicano, coronado por su sombrero de ala ancha haciendo juego con un saco, de hombros amplios como su orgullo macho, se mueve sin vacilar en un entorno que ni es suyo ni quiere hacerlo suyo a él. Toda la indumentaria que lleva puesta, además de recordarnos a los Dandi de finales del siglo XIX, entrega un mensaje profundo de quien la porta. Más allá de la pertenencia a una subcultura específica, su estrafalario vestir causa furor y provocación a las personas que lo rodean. Es un extraño, es otro en la tierra fragmentada, construida por migraciones, llamada Estados Unidos.

El pachuco, como toda cultura, tiene su propio mito de origen. Se cuenta sobre un joven valiente al que le apodaban Pachuco, porque había nacido en Pachuca. Cuando éste tenía dos años de edad, sus padres se mudaron a Los Ángeles, donde creció y se hizo conocido. El Pachuco era primordialmente famoso por ser el líder de una pandilla de revoltosos jóvenes que hacían de las suyas en las calles de East Los Ángeles, pero que, además, llegaban muy bien vestidos a las fiestas con trajes brillantes similares a los utilizados por los jazzistas negros de esa época (Esto no es gratuito, teniendo en cuenta el contexto similar en el que se encontraban). El tacuche como ellos le llamaban o, como también se le conoce, zoot suit se volvió un ícono de los pachucos y comenzó a llamársele con este nombre a toda persona que utilizara un traje similar en la calle. El uso de ésta vestimenta comenzó a expandirse y los Pachucos cobraron fuerza como comunidad. Siempre al margen, siempre distinta.

La construcción de una identidad con historia.

Un personaje pintoresco, como lo es el pachuco, conocido ampliamente en la cultura popular por sus características visuales y, a veces, de personalidad, resulta cómodo de simplificar; teniéndolo en cuenta únicamente por su aspecto, sacándolo de su contexto y dejándolo acartonado sin un fondo ni profundidad. Existe siempre el antes y el después, no sólo el ahora. José Agustín describe, de forma muy concreta, el después al cual me refiero Los pachucos no sólo se afirmaban a sí mismos sino que también, sin saberlo, estaban creando las condiciones para que surgiera lo que después, en los años sesenta, fue el movimiento chicano que luchó por sus derechos, se expresó a través de las artes y los medios, y forjó una auténtica identidad cultural.[1] Es pues, éste grupo cultural, un fenómeno trascendente. Es herencia y tradición mexicano-americana.

¿De dónde viene el Pachuco? Con esta pregunta, no pretendo aludir al mito del Pachuco que mencioné con anterioridad, me refiero a la herencia cultural e histórica de una etnia en un territorio específico. ¿Qué fue lo que pasó para que la comunidad descendiente de mexicanos, se asentara al Sur de Estados Unidos? De 1910-1930 había dos cosas sucediendo al mismo tiempo; una, la Revolución mexicana, la otra, un crecimiento económico enorme en el suroeste estadounidense. Alrededor de 1 000 000 de mexicanos cruzaron la frontera hacia éste país, contrario a lo que sucede hoy en día, estas personas no la tenían tan difícil para cruzar la frontera. El motivo de la mano de obra barata, mantenía las puertas abiertas para nuestra población; esto provocó un sentimiento generalizado de resentimiento hacia la comunidad mexicana, pues sus integrantes eran percibidos como una raza inferior que ocupaba puestos de trabajo de su gente. Aun así, el flujo migratorio mantuvo su constancia hasta 1929. Ya en 1930, debido a la desesperación de la sociedad estadounidense causada por la crisis y el desempleo, fueron deportados alrededor de 500 000 mexicanos. Fue entonces que se cerraron las fronteras, y el flujo de migrantes, ese flujo que mantenía la vida fluyendo entre los dos países, se cortó de tajo. Ahora los mexicanos estaban atrapados de un lado o del otro de la frontera y la figura del inmigrante legal o ilegal se acentuó. Los descendientes de esta generación se convirtieron en los pachucos de los años 40.      

Ahora regresemos a 1940, el periodo del apogeo pachuco. El panorama político dónde se desenvolvían estaba dibujado sobre una temporalidad en tensión, los años de la Segunda Guerra Mundial en Europa. Cuándo Estados Unidos se sumó a la guerra luego del ataque a Pearl Harbor, el país experimentó un sentimiento de solidaridad patriótica dentro de sus imaginadas fronteras, el orgullo militar americano despertó en la comunidad estadounidense. No eran pocos los jóvenes que se enlistaban en las filas del ejército para pelear por su nación, pero muchos otros eran llamados como carne de cañón para unirse a los frentes de batalla; jóvenes que no tenían absolutamente nada que ver con la guerra, jóvenes pertenecientes, sobre todo, a las minorías mexicanas y negras que se encontraban en los barrios, las cuales estaban siendo requeridas por una sociedad que, en repetidas ocasiones, les mostró su desprecio.  

The Zoot Suit Riot: Desplumando los colores de una resistencia.

“Los cuerpos que no se conforman, los que se saltan las convenciones de su cultura y no llevan las prendas apropiadas, son considerados subversivos en lo que respecta a los códigos sociales básicos y corren el riesgo de ser excluidos, amonestados o ridiculizados.”

El ambiente estaba lleno de patriotismo estadounidense. El llamado presidencial tuvo una respuesta formidable entre la población en general, así como en los medios políticos y de los negocios. Estaba mal visto ser joven y no portar uniforme, sinónimo de no estar participando en ese gran esfuerzo.[2] Las banderas con franjas y estrellas se encontraban por todas partes. El canon de la guerra estaba bien definido: el uniforme militar y la bandera de Estados Unidos se encontraban al frente de un sistema de valores nacionalista y solidario.

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