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El androcentrismo


Enviado por   •  9 de Mayo de 2021  •  Apuntes  •  3.772 Palabras (16 Páginas)  •  191 Visitas

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11.1. El androcentrismo

El androcentrismo se trata de un modelo social que toma como referente a los masculino y otorga al varón y a su punto de vista una posición central en el mundo, las sociedades, la cultura y la historia. Desde una perspectiva androcéntrica, los hombres constituyen el sujeto de referencia y las mujeres quedan invisibilizadas o excluidas. Esta perspectiva no es únicamente atribuible a personas, sino también al lenguaje y a las instituciones sociales. Tampoco es una perspectiva que solamente poseen los hombres, sino todas las personas, hombres y mujeres, que han sido socializadas desde esta visión. El antónimo de androcentrismo es ginocentrismo. La pervivencia de este modelo establece dos ejes de discriminación asociados a la cuestión sexual:

• El que se establece por razón de desigualdad de género.

• El que se establece por orientación sexual e identidad de género.

Esta concepción está fuertemente arraigada en el sistema de creencias y valores de la población, por lo que no es fácil erradicarla y sustituirla por un modelo más justo e igualitario.

11.1.1. Discriminación por desigualdad de género.

Hay que saber diferenciar entre una serie de conceptos.

• El sexo, que hace referencia a las características biológicas, fisiológicas y orgánicas de las personas que hacen que las clasifiquemos como sexo femenino o sexo masculino, aunque en realidad no existe biológicamente lo masculino ni lo femenino, ya que eso es una atribución hecha por los humanos. La diferencia sexual, por sí misma, no es una razón de desigualdad.

• El género es un concepto creado para conceptualizar un conjunto de atribuciones sobre cómo deben pensar y actuar las personas en función de su sexo, por lo tanto, el género se construye tomando como base la diferencia sexual. Si bien el sexo es un componente físico, el género es un componente social y legal.

La sociedad establece lo que es propio del género femenino y lo que es propio del masculino, lo cual presupone comportamientos y expectativas diferentes para hombres y para mujeres en función de su sexo. Esto lleva a que en todas las sociedades aparezcan una serie de estereotipos de género y unos roles de género.

• Los estereotipos de género son todas aquellas ideas preconcebidas sobre unas determinadas características propias de las mujeres y otras propias de los hombres.

• Los roles de genero son los modelos que deben seguir los hombres y las mujeres, las funciones y actuaciones que se espera que realicen en una sociedad concreta y que nacen a partir de los estereotipos de género previamente mencionados y se transmiten en el seno de la familia, donde los niños y las niñas asimilan la jerarquía, el lugar social, las tareas y los aspectos comportamentales.

Estos estereotipos se refuerzan a través de la publicidad y los medios de comunicación, entre otros, especialmente a través de:

• Atribuir actividades diferenciadas a hombres y mujeres, por ejemplo, pensar que las enfermeras tienen que ser mujeres y los mecánicos, hombres.

• Atribuir a mujeres y hombres diferentes potencialidades y limitaciones, como por ejemplo, que las mujeres no saben conducir o que los hombres no saben escuchar; o los hombres conducen bien y las mujeres tienen más criterio estético.

• Asociar actitudes diferenciadas a hombres y mujeres, como a las mujeres ser más sensibles y los hombres más duros.

Todo esto hace que tenga como consecuencia la desigualdad de género, que se refiere a la relación de subordinación que se establece de la mujer al respecto al hombre en la mayoría de los ámbitos de la vida y en el acceso a recursos y oportunidades.

11.2.2. Ámbitos de discriminación

La discriminación por razón tanto de sexo como por razón de genero se impregna sobre todo en el ámbito sociolaboral.

Los datos relacionados con el acceso al trabajo, condiciones laborales de la mujer y su promoción profesional demuestran, de manera tangible y objetiva, la existencia de discriminación. Lo que ocurre en el mundo laboral, tiene su expresión en muchos otros ámbitos como la educación, capacidad económica, participación social, dedicación a las labores del hogar, y un largo etcétera.

Este problema se origina en la vigencia del modelo androcéntrico, que da prioridad a un modelo de trabajo masculino, en el que los valores sociales que predominan son los viriles, como la competitividad y el poder, y se relega el trabajo feminizado, más compatible con las cargas familiares.

Invisibilidad del trabajo de la mujer

Además de poco valoradas socialmente, las tareas domésticas y la atención a las personas del núcleo familiar son ocupaciones no retribuidas y, por tanto, no consideradas como trabajo. Esto hace que la aportación de la actividad de la mujer sea invisible.

De hecho, la mayoría de las fuentes de información sobre el ámbito laboral reflejan exclusivamente el trabajo remunerado, bajo el criterio de que la ocupación se asimila únicamente con el trabajo retribuido. Esto implica que los datos de paro y empleo invisibilizan la estrecha relación que hay entre desempleo y trabajo familiar.

Según el análisis de la EPA, las mujeres dedicadas al trabajo del cuidado y reproducción no forman parte de la población activa, sino que se contabilizan como población activa dependiente. Así, en esta encuesta las mujeres dedican su tiempo a una amplia jornada de trabajo útil son igualadas a otras personas que no desarrollan ninguna actividad laboral.

Para hacer visible la discriminación de la mujer en el mercado laboral sería necesario integrar tanto los aspectos propiamente productivos como los reproductivos de los cuales se encarga la mujer.

Así pues, se podría decir que las mujeres cumplen una función social de mantenimiento de las estructuras sobre las que se sustenta el modelo social, con lo cual se reduce el gasto social que supondría el cuidado de las personas más vulnerables.

Dificultades en la conciliación familiar y laboral

La introducción de la mujer en el mercado de trabajo está en la mayor parte de los casos condicionada por la necesidad de compatibilizar trabajo y familia. Lo que las mujeres buscan en sus lugares de empleo para que se pueda producir esta compatibilidad es ante todo:

• Horarios compatibles con escuelas y guarderías.

• Proximidad al hogar familiar y a los centros educativos.

• Facilidad para permisos y vacaciones.

• Flexibilidad horaria.

Las necesidades de conciliación suponen una menor competitividad de la mujer en el mercado de trabajo, que se traduce en jornadas reducidas, menor retribución, bajas expectativas de ascenso y de promoción social y, en consecuencia,

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