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El comportamiento humano


Enviado por   •  10 de Junio de 2013  •  Trabajo  •  4.221 Palabras (17 Páginas)  •  289 Visitas

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El comportamiento humano

Estudios del hombre

1. Introducción.

2. Relación con su entorno: el hábitat del hombre no adaptación sino transformación

3. El hombre es un yo - sujeto

4. La percepción del espacio y del tiempo

5. Función simbolizadora

6. El lenguaje

7. El Arte

8. La Esencia de la Cultura

9. La cultura Subjetiva (o Personal)

10. La Cultura Objetiva (o Real)

11. La Ciencia y la tecnología.

12. La Ética

13. La Religión

14. Las preguntas fundamentales

15. Un puente entre el hombre y el destino

16. La risa y el juego

17. Conclusión.

Introducción.

En primer lugar hay que advertir que el hombre nace mucho menos preparado para la vida que los demás animales.

Falta el revestimiento de pelo y por tanto, la protección natural contra la intemperie; faltan los órganos naturales de ataque y una formación corporal apropiado para la huida; el hombre es superado por la mayoría de los animales en la agudeza de los sentido; tiene una carencia, mortalmente peligrosa para su vida, de auténticos instintos y durante toda su época de lactancia y niñez está sometido a una necesidad de protección incomparablemente prolongada.

Según estos datos, es evidente que el hombre, tan mal dotado biológicamente ya hace mucho que hubiera debido parecer. Sin embargo, ha sucedido lo contrario: ha dominado la naturaleza ha sucedido lo contrario: ha dominado la naturaleza ha sometido a los animales y se ha constituido en señor de ellos. ¿como explicar este hecho? ¿ Qué hay en el hombre que, a pesar de sus graves deficiencias biológicas le permite ser el rey de la creación?

Precisamente porque el hombre nace como un ser indigente e inacabado, más aún, siempre está inacabado, tiene que recurrir continuamente a una praxis de auto - defensas, de autoformación y de autosuperación.

Los animales nacen especializados y por eso determinados por la naturaleza, el hombre se hace así mismo utilizado de modos muy distintos, las realidades naturales .

El hombre tiene una praxis inteligente, es decir, que conoce lo real en cuanto real y puede organizar los medios al fin, de diversas maneras, entre las cuales elige una.

El mundo animal está programado desde su primera célula y cumplirá el destino, inexorablemente guiado por los instintos y las circunstancias. El mundo del hombre nunca está terminado.

La realización del hombre no se desarrolla y se logra por sí misma como en los animales, sino por un esfuerzo continuo de aprendizaje, reflexión y voluntad libre. Experimenta una continua tensión entre lo que es y lo que quiere ser.

Relación con su entorno: el hábitat del hombre no adaptación sino transformación

El animal está vinculado a su entorno. Entorno en el que encuentra satisfacción a sus estímulos y eso le basta. Es verdad que el hombre también busca la satisfacción de sus instintos pero, al mismo tiempo, se hace cargo de mucho mas, conoce otras muchas realidades y se interesa por ellas aunque no le sean útiles ni le proporcionen una satisfacción.

Para la ardilla no existe la hormiga que sube por el mismo árbol. Para el hombre no solo existen ambas sino también las lejanas montañas y las estrellas, cosa que desde el punto de vista biológico es totalmente superfluo.

El animal capta y conoce una parte del mundo lo que necesita del mundo, y eso es para él "Todo el mundo". El hombre está abierto a todo el mundo, o mejor, a todo el ser.

El hombre es un yo - sujeto

Esta propiedad significa además que el hombre sujeto, y en cuanto sujeto, puede distanciarse del objeto, comprenderlo como objeto, como realidad distinta del mismo. Más aun, puede pensar y valorar el objeto no sólo como útil para sí, sino también de manera selectiva o aun desinteresada. Por eso puede frenar sus instintos, contradecirlo

Y lo que más, sublimarlos y darles una orientación altruista, por ejemplo. El hombre es el único ser que puede decir "yo" y ver el mundo como "no yo" y puede decirlo precisamente cuando, como sujeto, entre en relación con los objetos mundanos, o con otros sujetos a los que también capta como realidades distintas de él y con las que, sin embargo, entra o puede entrar en relación real.

El hombre se remite a si mismo. Es una experiencia radical que expresamos con el pronombre "yo" cada uno de nosotros se experimenta como yo único singular e irrepetible. Singularizado por sus caracteres biológicos y psíquicos adquiere poco a poco una personalidad original que le distingue de todos los demás y que, por el conjunto de sus opciones, asume la responsabilidad de su propio destino. Por eso, podemos decir "yo pienso", "yo quiero", "yo sufro", etc.

La percepción del espacio y del tiempo

El hombre concibe el espacio no de manera inmediata sino mediante un proceso mental, complejo y difícil, el hombre llega a la representación de un espacio abstracto, homogéneo, indefinido, totalizarte, sobre cuya naturaleza han elucubrado mucho los filósofos. Y también el hombre no vive sólo el ahora, porque su presente "está cargado del pasado y henchido de porvenir" es plenamente consiente de la continuidad y de la totalidad de su vida. Por eso piensa en la muerte y la previene todo ello es impensable en el animal.

Precisamente porque el existe humano está transitado de temporalidad y porque el hombre conoce, piensa, reflexiona sobre el pasado, el presente y el futuro, y hasta cierto punto puede orientarlo o dominarlo, decimos que el hombre es un ser histórico., los animales no tienen historia, ni les interesa. Repiten indefinidamente los ciclos que les impone la naturaleza, y si alguna vez cambian por una mutación genética, ésta es independiente de sus decisiones, es totalmente inconsciente en ellos.

Función simbolizadora

Uno de los fenómenos más característicos y especificativos del hombre en cuanto hombre es su función simbolizadora es la capacidad que tiene el hombre y, sólo él, de expresar muchas realidades bajo formas simbólicas.

Los símbolos son signos convencionales y, por ello, sólo pertenecen al mundo humano. El símbolo, viene pues, a identificarse con un signo arbitario, una realidad que por convención admitida, remite a otra.

Es evidente que los hombres somos creadores de símbolos, es decir, que conocemos realidades inmediatamente como son en sí, pero que hay otras que sólo las conocemos o nos las representamos mediante signos convencionales o sistemas de símbolos.

El hombre

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