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El dios de las moscas


Enviado por   •  17 de Septiembre de 2013  •  Ensayo  •  1.034 Palabras (5 Páginas)  •  313 Visitas

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Portada :: España :: Opinión

Aumentar tamaño del texto Disminuir tamaño del texto Partir el texto en columnas Ver como pdf 21-04-2005

El dios de las moscas

Angel Rekalde

Rebelión

Como en otras campañas electorales, estoy hasta la gorra de tanto discurso, de tanta propaganda, de tanta retórica. Hace unos días recibí un SMS que decía: “Concentración en la catedral a la 12 de esta noche para exigir a Dios que resucite al Papa y poder ver algo en la tele. ¡Pásalo!” Si existe un dios de las moscas, ¿no es posible que exista un dios de las urnas al que recemos y maldigamos, y que nos libre cuanto antes de esta plaga de campañas electorales?

Estoy hasta la gorra de que nos birlen el futuro con juegos de espejos y urnas de cristal, como a los indígenas americanos les birlaron el oro de sus joyas. Pero, aparte del cansancio, me apura la duda de hasta qué punto estamos amarrados a una noria que da vueltas en el mismo sitio, que sólo gira en la dirección programada y no va a ninguna parte. Me gustaría salir del engranaje y observar el panorama. El contexto. Vivimos en un mundo globalizado, en la sociedad de la información, y ambas circunstancias nos cogen de lleno, con la suerte relativa de afrontarlas desde el Primer Mundo.

El sistema económico, por ejemplo, opera en esa dimensión globalizada. Hoy cualquier producto (aviones, ordenadores, coches...) se construye por partes, en fábricas dispersas, y se monta en algún lugar que no tiene nada que ver con la procedencia de las piezas. El comercio, el transporte, el turismo... todo un mismo mercado. Cuando a una empresa no le resulta cómoda una ubicación, por los costes laborales o por lo que sea, se desplaza. Se deslocaliza a cualquier rincón del planeta, y sigue funcionando a plena rentabilidad, desde la distancia, como si tal cosa (los empleados deslocalizados no piensan lo mismo; pero qué se le va a hacer). La realidad monetaria (euros, petrodólares...) trasciende ampliamente las fronteras. Y por si no bastara, la burbuja financiera, esa bolsa de capital flotante que invierte donde le da la gana, que especula, que no toca el tejido productivo si no es para sangrarlo, circula libremente por la geografía desequilibrando todas las economías por las que recala.

Pero con ser la económica la globalización más atosigante, no es la única. Vivimos ya sin distancias informativas. Los medios de comunicación cubren toda la Tierra y en minutos, casi en tiempo real, sabemos del tsunami de turno o vemos imágenes de la agonía de Rainiero o la boda real de Inglaterra. Del 11-M en Madrid nos enteramos más por la prensa internacional que por la cobertura cercana, llena de mentiras y artimañas. Pero no sólo de actualidad vive nuestra mala cabeza, y junto con la información se distribuye también un abundante producto audiovisual de consumo de masas. Cine, televisión, publicidad, productos culturales de todo tipo, que provienen de la poderosa industria norteamericana, nos inundan de mensajes, valores, estilos de vida, ilusiones, mitos, creencias.

Una parte sustancial de este nuevo entramado comunicativo se mueve por Internet, nueva vía de tránsito, que altera todo lo imaginado hasta hoy en la historia humana:

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