El embarazo adolescente y sus clases sociales

El embarazo adolescente y sus clases sociales

Nadie elige en que hogar nacer, pero sí que hogar formar y brindar. Es bien sabido la increíble magnitud con la que cuenta un embarazo en general, los estragos, emociones, cambios físicos y mucho más, son parte de este gran proceso y etapa de vida de muchas personas. Pero con objetivo de este hecho, que suceda en adolescentes, es mucho más preocupantes, pues no solo afrontan una nueva situación, la cual aún no deberían pasar, sino que un aspecto muy importante es su estatus económico o clase social. Es cierto que el tipo de hogar, convivencia familiar, dinero y otros aspectos ligado a lo social, no son factores determinantes para concebir un embarazo en tal etapa temprana, pero es muy notable las diferencias de las realidades que se viven al respecto. No sólo se ejemplifica en el diario vivir, sino a través de medios publicitarios, compañías, charlas e inclusive sección cinematográfica, como es el caso presente de la película embarazo doble.

Se dictaminó que a diario, en Ecuador, alrededor de 5 niñas de 14 años, y 136 adolescente de entre 15 y 19 años, empiezan la gestación de un embarazo (INEC, 2019).

También se registra a América Latina y el Caribe, como lugares que tienen la segunda tasa más alta de embarazos alrededor del mundo, y más allá de esto, con un porcentaje relativo al 18%  perteneciente a mujeres menores de los 20 años. Validando este tipo de datos se obtiene alrededor de 13 000 000 de nacimiento por parte de niñas y mujeres por debajo de los 20 años, además, con 90% de los países en vías de desarrollo y 10% en los que ya están desarrollados (ONG, 2018).

Estos embarazos y maternidades tempranas constituyen uno de los problemas sociales más graves en cuanto a la población mundial, pues se llegan a vulnerar diversos derechos, además de consecuencia que quedarán a corto, mediano y largo plazo.

Una acrecentada preocupación es debido al impacto inesperado de pasar por este proceso, pues, a pesar de que no se tienen datos a ciencia cierta, es increíble la cantidad de casos que se relacionan acerca del aborto por un embarazo no deseado, sin embargo, lo preocupante es cuando realizan esta elección de manera clandestina por falta de apoyo de leyes o familiar, además de un cuidado poco apropiado a la situación cuando se trata de personas de escasos recursos, tal como el personaje de Heather,  que a pesar de las intenciones por las cuales se embarazó, su ritmo de vida, cuidados y poca ayuda parental o social la llevó a perder un hijo.

Las desigualdades de oportunidades ante el mundo para jóvenes de clase alta o media, en comparación a la clase baja, son muy notables. Puesto que en un alto nivel se mantiene abierta y casi predispuesta la opción de terminar la escolaridad durante y después de la etapa del embarazo, debido al apoyo y suficiencia económica con la que cuentan, mientras que un individuo de la clase baja, está casi sentenciado a olvidar y descartar esta idea, pues el nivel económico influye demasiado de manera que no puede permitirse una vida y cuidado para el bebé, que sea apto y seguro, mientras se termina la escolaridad como tal. Se ejemplifica cuando los padres de Amanda y Connor reiteran sus posibilidades de terminar el colegio y seguir en la universidad, tanto al seguir como al interrumpir el embarazo, pues el flujo económico con el que cuentan les ayuda con muchas opciones para cumplir con la maternidad/paternidad y seguir construyendo su vida con las metas objetivas de un inicio. Mientras Heather, consciente de su escaso nivel económico ni si quiera llega a considerar una carrera o terminar el colegio, espera una responsabilidad económica obligada por parte de Connor para poder mantenerse, pues al no tener ingresos, no es capaz de solventar ninguna necesidad del bebé ni de ella.

El cuidado pertinente al proceso debe ser riguroso para detectar cualquier anomalía o señal fuera de lo común, ya sea para evitar un acontecimiento grave o simplemente llevar un control rutinario. En estas escenas Amanda tuvo citas ginecológicas, ultrasonidos y profilaxis del parto, que previamente sus padres cotizaron y cancelaron en lugares muy buenos y de alta calidad, ya que en cuestión de dinero podían permitírselo. A su vez Heather, en un arrebato de desesperación, expresa lo asustada que se encuentra por su bebé, puesto que su padre no trabaja, ella apenas estudia y su madre los abandonó, así que no tiene los medios necesarios, ni siquiera, suficientes para poder llevar control a lo largo de su embarazo, sin contar el poco cuidado en la comida y estimulación que llegaba a ser inclusive nulo.

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