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El manejo efectivo del flujo de fondo de las empresas


Enviado por   •  17 de Agosto de 2011  •  Monografía  •  5.832 Palabras (24 Páginas)  •  1.096 Visitas

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1. Objetivos de la empresa.

Maximización De La Inversión: el manejo efectivo del flujo de fondo de las empresas implica la existencia de un objetivo porque para juzgar la bondad de decisiones financieras de este tipo se requiere algún patrón. Aunque puede ser posible que existan varios objetivos, la principal meta de las empresas es la maximización de la inversión de sus propietarios.

Maximización De Utilidades Vs. Maximización De La Inversión: la maximización de utilidades se tiene frecuentemente como el objetivo apropiado de la empresa aunque no sea una meta tan inclusiva como la maximización de la inversión de los accionistas. El total de utilidades no es tan importante como las ganancias por acción. Más aún la maximización de las ganancias por acción no es tampoco un objetivo plenamente satisfactorio, porque no especifica el momento en tiempo de los retornos esperados. Muy pocos accionistas darían un concepto favorable sobre un proyecto que produjera su primer retorno dentro de cien años, independientemente del monto de ese retorno. Debe tenerse muy en cuenta en el análisis la estructura de los retornos en la escala del tiempo.

Otro punto débil de la maximización de las ganancias por acción como objetivo, es que en ningún momento se considera un riesgo implícito en una ganancia futura. Dos sociedades pueden generar las mismas ganancias por acción pero si el riesgo futuro de esas ganancias es mayor en una de ellas, el valor de su acción en el mercado puede ser menor. Si el objetivo de una empresa fuera únicamente la maximización de las ganancias por acción, la firma nunca pagaría dividendos.

Por todas las razones antes expuestas, maximizar las ganancias por acción, como objetivo de las empresas puede no dar el mismo resultado que maximizar el precio de la acción en el mercado.

Administración Vs. Accionistas: los objetivos de la administración pueden diferir, en ciertas situaciones de los objetivos de los accionistas. en una sociedad de gran tamaño cuyas acciones estén en muchas manos, los accionistas ejercen un control mínimo, o no tienen influencia, sobre las operaciones de la organización.

Cuando el control de una empresa es independiente de sus dueños, la administración puede no actuar siempre en bien de los intereses de los accionistas. En algunas ocasiones se ha dicho que los gerentes son “satisfacedores” y no “maximizadores”; que pueden estar satisfechos sintiéndose seguros y logrando un nivel aceptable de crecimiento, preocupándose más por perpetuar su propia existencia que por maximizar el valor de la firma para sus accionistas.

2. Análisis de la empresa y su tendencia.

Tradicionalmente, el análisis interno de la empresa ha perseguido determinar cuáles son sus fortalezas y debilidades, con la finalidad de mantener y desarrollar una ventaja competitiva. No obstante, en numerosas ocasiones es sumamente complejo llegar a identificar si estamos ante una fortaleza de la empresa, o ante una debilidad.

Por ello, debemos considerar que el verdadero propósito de este análisis debe ser comprender las características esenciales de la empresa, esto es, aquéllas que le permiten alcanzar sus objetivos. Hoy en día, estos estudios se desarrollan bajo la teoría de los recursos y capacidades, en este sentido destaca el papel predominante del análisis del interior de la organización frente al de su entorno, lo que llamamos “efecto empresa”.

La premisa de partida de la teoría de los recursos y capacidades es analizar por qué las empresas son diferentes entre sí, y cómo pueden llegar a alcanzar las ventajas competitivas, es decir, explicar las diferencias de rentabilidad entre empresas, sobre todo cuando éstas compiten en un mismo sector.

La respuesta: la rentabilidad de la empresa depende de sus recursos y capacidades; y la principal diferencia entre las empresas reside en que tienen distintos recursos, a pesar de actuar en el mismo sector o en sectores semejantes.

Ésta es la principal aportación de esta teoría, ya que permite explicar, de forma consistente, los orígenes de las rentas empresariales, así como el mantenimiento de éstas en el tiempo, también ayuda a comprender las diferencias que existen entre empresas que conviven dentro de un mismo sector o grupo estratégico.

La empresa, desde esta nueva perspectiva, se considera como un conjunto único de recursos y capacidades heterogéneas, las cuales se han obtenido a través de su historia, de su funcionamiento y de las decisiones que se han adoptado a lo largo de su vida. De esta definición tenemos que resaltar su aspecto dinámico, en el que se destaca la capacidad de la firma para adaptarse y cambiar a lo largo del tiempo.

Es necesario tener en cuenta tres actividades fundamentales:

1. En primer lugar, la empresa debe comenzar identificando cuáles son sus recursos y capacidades, con la finalidad de poder conocer profundamente en que elementos esenciales puede fundamentar su estrategia.

2. En segundo lugar, se deben evaluar estos recursos y capacidades para determinar en qué grado pueden llegar a alcanzar una ventaja competitiva y conseguir mantenerla en el tiempo.

3. En tercer lugar, la empresa debe analizar cuáles son sus diferentes alternativas estratégicas, en función de los recursos y capacidades de que dispone.

A. La identidad de la empresa.

Desde el punto de vista de la teoría de los recursos y capacidades, una de las primeras acciones en el análisis interno de la empresa debe ser la delimitación de su identidad.

La identidad se puede definir como una aproximación general al estudio de la empresa, en la que se pretende determinar el tipo y las características fundamentales de ésta.

No obstante, la perspectiva de los recursos no debe desorientarnos sobre la importancia de conocer el entorno en el que se mueve la empresa, ya que los recursos son realmente valiosos con relación a su posible aplicación en un determinado momento o en un entorno concreto. No obstante, es cierto que a medida que incrementa la complejidad del entorno empresarial, se valora con más fuerza la necesidad de reconocer el sentido o identidad de la empresa.

La diferencia entre identidad y misión de la empresa estriba en que la determinación de la misión es más amplia (¿qué queremos ser?) y se centra, generalmente, en el ámbito externo empresarial. Por el contrario, la identidad hace referencia a una descripción general de la empresa en función de los recursos que posee.

Entre las características básicas que podemos considerar para describir la identidad de la empresa, se encuentran las siguientes:

1. Edad de la empresa: hace referencia a la etapa histórica en la que se encuentra. En relación con este criterio

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