El nuevo Museo santa inquisicion
Enviado por Pablo Roman • 6 de Marzo de 2017 • Documentos de Investigación • 321 Palabras (2 Páginas) • 252 Visitas
Museo de la santa inquisición
En este museo nos muestran las distintas formas de tortura en la edad media hasta la época industrial.
En la actividad jurídica de la inquisición el acusado era de hecho declarado culpable a priori, y el tribunal no tenía otro objetivo que el de forzar la confesión.
El inquisidor concentraba todos sus esfuerzos en inducir al pecador a su arrepentimiento valiéndose para ello de falsas promesas, amenazas y atroces torturas.
Todo lo que ocurría durante los interrogatorios era escrupulosamente registrado. El canciller anotaba fielmente cada palabra y cada sonido inarticulado que salía de la boca del torturado.
Tras la confesión el proceso inquisitorial alcanzaba su fase conclusiva con la compilación de la sentencia, decidiéndose así la suerte del acusado. Los castigos y condenas a muerte eran promulgados y ejecutados durante los autos de fe.
Los penitentes eran esposados en público y obligados a vestir unos ropajes especiales llamados sam benitos (saco bendito) decorados con dibujos de llamas y diablos que empujan al condenado al infierno.
El auto de fe es un ritual fastuoso y coreográfico realizado en público según una pauta de naturaleza litúrgica que simboliza el drama del último juicio universal. Este pretendía suscitar el terror en los espectadores ante la autoridad del santo oficio y al mismo tiempo fomentar el odio contra la herejía.
Algunas torturas de la santa inquisición:
El desollamiento
[pic 1]+
Este suplicio era infligido como pena capital o bien como tortura inquisitoria. El verdugo practica un lungo corte que penetra únicamente hasta el estrato muscular cortando el tejido conectivo tal como haría un cocinero para despellejar un conejo, arrancando poco a poco la piel.
La silla de interrogatorio
[pic 2]
Se trata de utensilios básicos para el arte inquisidor.
El efecto de los pinchos sobre la víctima, que siempre esta desnuda, es obvio y no requiere comentarios. Este sufre atrozmente desde el primer instante del interrogatorio, que puede ser más intenso si se aplican sacudidas o golpes en brazos y piernas.
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