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El procedimiento para utilizar la técnica de la tortuga


Enviado por   •  28 de Abril de 2013  •  Tutorial  •  2.345 Palabras (10 Páginas)  •  405 Visitas

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El procedimiento para utilizar la técnica de la tortuga es:

Paso 1: definir claramente la conducta objetivo

Elegir una conducta que sea visible y fácilmente diferenciable de otras. Parece algo muy sencillo. Por ejemplo puede parecer que “pegar” es una conducta visible y que se distingue con facilidad de “no pegar”, pero hay que pensar si pegar de forma accidental es pegar, o si dar un empujón o chocarse contra otro es pegar, o si es lo mismo pegar sin más que pegar cuando el otro te ha agredido primero. Por tanto hay que definir la conducta o las conductas con las que se va a trabajar, es recomendable tener esa definición escrita, y hay que adherirse a ella.

Paso 2: tomar una línea base

Tomar una línea base consiste en registrar con qué frecuencia aparece la conducta que se va a trabajar. Basta con tener una tabla con los cinco días de la semana y los nombres de todos los alumnos, donde se hace una marca cada vez que se observa la conducta objetivo. El registro es fácil de hacer, pero, según mi experiencia, es muy difícil que se haga ya que normalmente queremos poner en marcha la intervención rápidamente. El caso es que, según el manual, habría que registrar la línea base durante una semana. No puedo evitar imaginarme a alguien diciendo “¡una semana con estos animales sacudiéndose!, ¡los padres me comen! Yo necesito algo que funcione ya”.

Paso 3: evaluar la línea base

El manual recomienda introducir la técnica de la tortuga solo si la conducta objetivo se observa más de 10 veces al día en la clase. Si no puede ser mejor utilizar otros programas.

Paso 4: enseñar la técnica

Durante la primera semana se reservan 15 minutos diarios de clase para la práctica dirigida. En la primera sesión se presenta la historia de la tortuga:

Érase una vez una hermosa joven tortuga. Tenía (la edad de la clase) años y acababa de empezar (el curso de la clase). Se llamaba Tortuguita.

Tortuguita estaba muy molesta por tener que ir al colegio, Prefería estar en casa con su hermanito y su madre. No quería aprender las cosas del colegio sino que quería corretear por la calle y jugar con sus amigos, o pintar en su libro de dibujos.

Era demasiado cansado intentar escribir las letras o copiar de la pizarra. Prefería jugar y echar unas risas con sus compañeros, incluso le encantaba pelear con ellos. No le gustaba compartir. Le gustaba insultar a los otros chicos y quitarles sus bonitos juguetes. No le gustaba escuchar al profesor ni parar de hacer los magníficos sonidos de camión de bomberos que sabía imitar. Era muy duro estar siempre acordándose de no pegar y de no hacer ruido, y también era muy difícil no volverse loca con tantas cosas que la volvían loca.

Todos los días, mientras iba al colegio, se decía que ese día intentaría hacerlo bien y no meterse en líos. Pero a pesar de eso, todos los días se enfurecía con alguien y se peleaba. No podía evitar coger los juguetes de sus amigos que le gustaban y le encantaba insultar a los listos. Así que siempre se metía en líos y en unas semanas ya odiaba el colegio.Empezó a sentirse una mala tortuga y durante bastante tiempo continuó sintiéndose mal, muy mal.

Un día, cuando peor se sentía, Tortuguita se encontró con la tortuga más grande y más vieja de la ciudad. Era una tortuga sabia con más de 200 años, y grande como una casa. Tortuguita le habló muy suave, porque tenía miedo de la enorme tortuga, pero la vieja tortuga eran tan amable como grande, y estaba deseosa de ayudarle:

-Mira- dijo con su voz cavernosa, -Voy a contarte un secreto. ¿No te das cuenta de que llevas encima la solución a todos tus problemas?- Tortuguita no sabía de qué estaba hablando. -Tu caparazón, tu caparazón- dijo -para eso tienes un caparazón. Te puedes refugiar en él cada vez que sientas que estás enfadada y tienes ganas de pelear. Mientras estás en tu caparazón puedes descansar hasta que ya no te sientas enfadada, así que la próxima vez que te enfades, escóndete en él.-

A Tortuguita le encantó la idea, y estaba deseando probar su nuevo secreto en el colegio. Al día siguiente estaba allí, trabajando cuando, de repente, su compañero le golpeó accidentalmente en la espalda. Empezó a sentirse muy enfadada y estuvo a punto de sacudirle un buen puñetazo, pero, de pronto, recordó lo que le había dicho la vieja tortuga. Rápida como una centella recogió sus brazos, sus piernas y su cabeza y descansó hasta que no se sintió enfadada. Estaba encantada de encontrarse cómoda y tranquila en su caparazón, donde nadie podía molestarla. Cuando salió se llevó una sorpresa: el profesor estaba sonriéndole, y dijo que estaba orgullosa de ella.

Tortuguita continuó usando su técnica secreta durante todo el curso. Lo usaba cada vez que alguien se metía con ella, cuando tenía ganas de pegar a otros, cuando le insultaban o cuando tenía ganas de insultar. A final de curso, cuando entregaron las notas, era la mejor de la clase. Todo el mundo la admiraba y se preguntaba cuál era su secreto mágico.

Después se continúa con la práctica en grupo. El profesor inventa una situación problemática y hace una demostración de cómo convertirse en tortuga (pegar brazos y piernas al cuerpo y bajar la cabeza apoyando la mandíbula sobre el pecho mientras dice “tortuga”). Al cabo de un rato manifiesta que se encuentra mejor dentro del caparazón que en la situación problemática. Se pide a la clase que se imaginen otras situaciones problemáticas para practicar la técnica, y se les enseña a responder a la palabra “tortuga” con juegos como darse la vuelta y al volverse y decir “tortuga” todos tienen que convertirse en tortuga. Cada día se dedica un rato a la práctica en grupo con nuevas situaciones.

La práctica en grupo se combina con práctica individual en la que se pide a cada niño que practique la técnica en respuesta a frustraciones imaginadas, y se elogian las buenas interpretaciones. Además se pide a la clase que aplauda a los compañeros que realizan correctamente la tortuga. Se pueden dar pequeñas recompensas materiales por un uso correcto de la técnica.

Además de las sesiones de práctica, durante esta primera semana se continúa el registro de las conductas objetivo (paso 2) y, cuando un alumno utiliza espontáneamente la técnica de la tortuga fuera de las sesiones de práctica, se le felicita y se anima a sus compañeros a felicitarlo. También se recuerda y se anima a utilizar lo aprendido. Varias veces al día, de forma inesperada, se dice la palabra “tortuga” para que todo el mundo se ponga en posición de tortuga.

Algo que hay que tratar desde el

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