El régimen de la Restauración
Enviado por Kimetz • 22 de Enero de 2022 • Apuntes • 1.428 Palabras (6 Páginas) • 77 Visitas
EL RÉGIMEN DE LA RESTAURACIÓN
La Restauración, iniciada tras el pronunciamiento de Martínez Campos, supuso la vuelta de la dinastía borbónica (1875-1923). Fue un modelo político liberal y no democrático. Las líneas fundamentales de su eje ideológico fueron las siguientes: existían unas verdades básicas, que eran indiscutibles (monarquía, libertad, propiedad privada) y unas cuestiones accesorias (como el tipo de sufragio y los derechos). Además, se estableció una política cerrada donde el carlismo y los partidos republicanos y obreros quedaron excluidos, y hubo un juego político de pactos.
Se elaboró una nueva Constitución en 1876, más avanzada que la de 1845 y más conservadora que la de 1869, cuyos rasgos eran la soberanía compartida, el monarca que poseía atribuciones muy amplias, las Cortes bicamerales (divididas en el Congreso de los Diputados que era elegido primero por sufragio censitario y, después, universal masculino y el Senado) cuyas Cámaras compartían con el rey la iniciativa legislativa, los derechos fundamentales, la confesionalidad católica aunque había libertad pata otros credos y las cuestiones administrativas y legislación posterior.
La necesidad del sistema de la Restauración de la existencia de dos partidos políticos desembocó en partidos compuestos por un reducido número de personas (los notables), cuya fuerza estaba en el poder económico, su prestigio y su influencia. El Partido Liberal Conservador (Partido Conservador) estuvo presidido por Cánovas del Castillo y conectaba con el moderantismo. Representó a la derecha monárquica y su militancia estuvo formada por la aristocracia y los grandes propietarios. Por otro lado, el Partido Liberal Fusionista (Partido Liberal), dirigido por Sagasta, representó a la izquierda tolerada por el régimen a pesar de la pérdida del fervor progresista, y su base social fue la burguesía comercial, industrial y profesional.
Conservadores y liberales se sucedieron pacíficamente en el poder, dinámica que se llamó turnismo, consistente en la alternancia pactada en el Gobierno de España. Fue posible mediante el falseamiento electoral, mediante unas elecciones amañadas que se preparaban para que dieran el resultado previamente acordado.
Además de los Partidos Conservador y Liberal, existieron otras corrientes políticas al margen del sistema: el carlismo, que experimentó un declive; el republicanismo, donde los republicanos se fragmentaron; el movimiento obrero, en el que se distinguían el anarquismo y el socialismo, y los nacionalismos (catalán y vasco) y regionalismos (en Galicia, Aragón, Valencia, Asturias y Andalucía).
Se distinguieron dos etapas hasta el final del siglo XIX en el ejercicio del turnismo, separadas por la muerte de Alfonso XII. La primera, entre 1875 y 1885, predominada por Gobiernos conservadores, se caracterizó por el progresivo afianzamiento del régimen, debido a el agotamiento político de la sociedad tras la inestabilidad vivida durante el sexenio democrático, la favorable coyuntura económica que permitió mejorar las condiciones de vida, los éxitos pacificadores con el Carlismo y Cuba y la popularidad de Alfonso XII. En la segunda etapa (1885-1902), iniciada con el fallecimiento del rey, María Cristina se convirtió en regente y Cánovas cedió a Sagasta la jefatura del Gobierno en el Pacto del Pardo. El turnismo se consagró, lo que garantizó la preservación del régimen, y los Gobiernos liberales suavizaron el régimen con leyes como la Ley de Prensa y el establecimiento del sufragio universal masculino.
Entre los problemas de la Restauración, encontramos por una parte el falseamiento electoral, con unas elecciones adulteradas. Entre los fraudes electorales, destacó el pucherazo. Además, el régimen construía una democracia al revés: en lugar de ser las elecciones las que designaban a los Gobiernos, eran estos los que establecían quién iba a componer el Parlamento. Por otra parte, el caciquismo constituyó el instrumento esencial de las manipulaciones, siendo el cacique una persona notable que se encargaba de preparar las listas de los candidatos que ganaban las elecciones.
Durante la restauración, los intereses económicos de estados unidos se afianzaron en Cuba, y, además, continuó extendiéndose el movimiento independentista. El enfrentamiento armado resurgió en 1895 en Filipinas, y también de nuevo en Cuba. La rendición formal se firmó en la Paz de París, en 1898, por la que España cedía a EE. UU. las islas de Puerto Rico, Filipinas y Guam y reconocía la independencia de Cuba. Un año después, España terminó de liquidar su imperio de ultramar al vender a Alemania las islas Carolinas, Marianas y Palaos.
Desde el punto de vista político, España se encontraba sin pulso. Desde el punto de vista militar, se puso en manifiesto la incapacidad del ejército en el que existía un excesivo número de mandos y un sistema de reclutamiento por quintas injusto; y desde el punto de vista económico, supuso la desaparición del mercado y de las importaciones.
Las contradicciones de la Restauración se agudizaron con un empeoramiento económico y con desajustes en el funcionamiento del sistema político. Todo ello se agravó con la derrota de 1898 y la muerte de sus referentes políticos. Surgió un movimiento regeneracionista, siendo uno de los principales regeneracionistas Joaquín Costa, quien critica el sistema de la restauración (caciquismo, gobierno de minorías…) con el objetivo de modernizar el país.
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