En busca de la inmortalidad del ser humano

En busca de la inmortalidad del ser humano

Introducción:

“He venido en respuesta a tus plegarias. La vida ya no tiene sentido, ¿verdad?        El vino no tiene sabor. La comida te produce nauseas. Parece que nada tiene razón de ser, ¿verdad? ¿Y si yo pudiera devolverte todo? Calmarte el sufrimiento y darte otra vida. Una que no puedes ni imaginar. Y sería, para siempre. Y ni la enfermedad, ni la muerte podrían volver a tocarte. No temas. Voy a darte la ocasión de elegir que yo, no tuve.” (Lioncourt)

Es imprescindible dejar claro lo siguiente para poder entender el tema, lo eterno es aquello que no tiene ni un comienzo, ni un fin; es inmortal lo que tiene un comienzo pero no un fin; mientras que lo mortal es algo que tiene un comienzo y un fin, y estas son las verdades humanas.

Se entiende por clonación (klon-retoño) al transcurso por el que se logran obtener copias exactas de otros organismos, células o moléculas, plenamente desarrollados de forma asexual, sin realizarse una evolución o un mejoramiento de la especie; sin considerar una limitación para una extensa supervivencia; lo que trae como consecuencia el conocimiento de saber que no es nueva la existencia de la clonación en el mundo natural, como tampoco lo es en el pensamiento humano.

El deseo de ser inmortales lo tenemos todos, es lógico que así sea, ya que hemos sido creados por Dios para la inmortalidad, para vivir eternamente. Nadie quiere morir y miramos a la muerte como un mal inevitable. Pero si algún día hemos de morir, cosa que no creo que nadie dude de ello, si no hay más remedio que morir, al menos deseamos ser plenamente inmortales después de la muerte; “La plaga del pecado es la muerte; el don de Dios es la vida eterna”. Nadie quiere volver a la Nada de donde fue un día extraído por Dios. (Carmelo, 2010)

La clonación humana abarca variaos campos, la clonación con fines terapéuticos, la cual se basa en crear tejidos u órganos con el objetivo de combatir enfermedades específicas que afecten gravemente al ser humano; por su parte, la clonación con fines reproductivos busca concebir un nuevo ser humano que contenga un ADN exacto a su progenitor.

Desarrollo:

Actualmente se ha debatido por un largo tiempo la validez de la clonación en seres humanos, donde la ciencia, la religión y aquellos que están en contra, negando tal existencia, se convierten en los principales protagonistas.

La ciencia afirma:

El ser humano tiene derecho a la vida, se ha repetido con instancia, pues bien, negar la clonación sería negarle el derecho a seguir viviendo. (Ato-del-Avellanal)

El sentido común es conocer 30 o 50 millones de cosas y que estas sean representadas de tal forma que puedas hacer analogías con otros acontecimientos. (Felipe, 2013)

Al haber fortalecido el aprovechamiento y fortalecimiento de los recursos humanos se ha logrado un sostén amigable con el medio que nos rodea, prevaleciendo el ser humano con mayor expectativa de vida y mejor desarrollo neuronal, haciendo uso en el conocimiento humano y no en la preocupación de la sobrepoblación o la necesidad de reproducción. (Carmelo, 2010)

La muerte es fundamentalmente lo que impide el desarrollo de nuestra conciencia individual a niveles superiores, en tanto a que la continuidad de aprendizaje de una vida corta y una persona que nace de nuevo en el mundo, aunque se abastece de la conciencia colectiva, suele cometer los mismos errores y deja de distinguir patrones formados únicamente por plazos de larga duración. (Rivera, 2015)

Pensemos en este orden de ideas en lo que podría lograr un ser humano tanto en conocimientos, como en experiencia o en capacidad mental, en general si no muriera a los setenta u ochenta años, tomando como referencia que viviera a los ciento cincuenta años. Supongamos ahora los conocimientos, la experiencia y la capacidad aumentada potencialmente que tendría el ser humano a la edad de doscientos años, en contraste con los que viven actualmente; ahora tomemos a la edad de quinientos años; ahora a los mil años. Entramos, sin ninguna duda al terreno de algo trascendente, algo gigantesco, ¡tan poderoso como grandioso! Todo esto será posible mediante la clonación, el cuerpo envejecido irá cambiando a nuevos cuerpos, continuando con el predominio de su misma vida biológica y de su propia identidad psicológica. Nuestros conocimientos y experiencias actuales son insignificantes frente a un ser humano que llegue a vivir mil años; ¿por qué no imaginar dos mil años?, ¿Por qué no pensar en cien mil años?; saltemos al millón de años. Entramos así al mundo del infinito, como infinito es el universo o como infinita es la vida misma; recordando la premisa de Antoine-Laurent Lavoisier; nada se crea, nada se destruye, todo se transforma. (Barbero, 2013)

Haciendo uso del arma más poderosa, la mente humana, específicamente en el sistema de red neuronal, podremos llegar a la más próxima realidad, la inmortalidad.

La iglesia por su parte, acepta la supervivencia y la existencia, después de la muerte, de aspecto espiritual que está dotado de conciencia y de una firme voluntad; prevaleciendo la misma identidad humana, carente de cuerpo físico; a lo que la iglesia le designó la palabra alma. (Eterna)

El alma es espiritual e independiente de la materia, es definitivamente simple, porque carece de partes; convirtiéndola en indestructible, y por lo tanto es intrínsecamente inmortal. Dado que no puede descomponerse aquello que carece de partes, la muerte sólo afecta al elemento material, pero no al alma, la cual no puede desintegrarse en aquellas partes que carece; este es el caso del alma humana. (Felipe, 2013)

La clonación humana no es más que poner en peligro la santidad y el respeto a la vida misma, mientras que no se pueda garantizar el trato adecuado y moral hacia la vida humana.

Sin importar cuán lejos llegue el hombre con sus conocimientos, jamás llegará a ser Dios; y del mismo modo en que Dios confundió las lenguas en la torre de Babel, también habrá aquellos que se opongan a él y destruyan su creación, atentando en contra de la misma soberanía de Dios.

Los escépticos sostienen fuertemente su postura con el siguiente argumento:

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