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Ensayo De Administración De Justicia En México


Enviado por   •  21 de Mayo de 2012  •  2.677 Palabras (11 Páginas)  •  1.263 Visitas

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"LIDERAZGO POLICIAL"

Por considerarlo se suma trascendencia trascribimos aquí un aporte del Teniente Villarreal, visualizado desde la perspectiva de su quehacer y, no sólo, pensando en beneficio de los hombres y mujeres de uniforme, sino en la institución policial y en la nación en general, todo esto dentro de un marco de la Administración por Valores y el Liderazgo de Excelencia.

La excelencia de la policía en función de los valores.

Por: Rolando Villarreal

El Dr. Araúz-Rovira, ilustre y reconocido autor panameño, quien en su obra “Experiencias para vivirlas…”, nos dice de manera precisa y acertada que “los valores son una forma de pensar y de sentir”, luego nos explica que si como líderes, nuestros pensamientos y sentimientos son positivos, entonces, nuestra actitud, conducta y comportamiento también lo serán.

Traigo esta reflexión rovirana a colación porque me parece que el Dr. Araúz-Rovira ha dado justo en el clavo. De allí, de los sentimientos y pensamientos positivos, se desprenden, a mi juicio, los ingredientes básicos para la formula que nos lleva a la excelencia institucional y en especial, a nivel intrapersonal. En efecto, los buenos valores son aquellos pensamientos y sentimientos positivos y los malos valores, o antivalores, pues son, lógicamente, pensamientos y sentimientos negativos y contraproducentes, cuya consecuencia son la actitud desinteresada, la conducta negligente e inadecuada y el mal comportamiento. Todo lo que para el Policía se considera inapropiado y en sentido contrario al camino a la excelencia.

En este sentido, buscando la excelencia policial, debemos enfocarnos en promover, fomentar y reforzar valores institucionales. Buscar verdaderas estrategias que persigan este objetivo, no a través de improvisaciones ni de órdenes caprichosas, si no a través de un plan continuo y dinámico, que se establezca luego de los estudios e investigaciones necesarias.

El asunto es quienes y cuándo vamos a hacer esto, porque el mundo y el tiempo, siguen avanzando y cada vez más la brecha que nos separa de la excelencia se hace más notable, amenazando con hacer irrecuperable la situación.

Cuando hablo de quienes, en vez de quien, lo que trato de decir es que el trabajo es en equipo, que esto no puede ser obra de un iluminado que venga y nos diga “bueno señores, yo soy el que ustedes esperaban para hacer el cambio: a partir de mañana, vamos a ser los mejores y vamos a alcanzar la excelencia…cúmplase”. ¡No señores! De ninguna manera podemos pretender y mucho menos esperar que sea así la cosa. Todos, si, todos, desde el más elevado rango hasta el menos antiguo en la institución, tenemos la responsabilidad de empezar ya, continuar siempre y descansar nunca de procurar la excelencia, en las dos esferas: en lo institucional y público y en lo personal y privado.

Para alcanzarla, debemos fortalecer algunos valores y principios que, a pesar de que constantemente los andamos rescatando del olvido a través de seminarios y de otras actividades, lo cierto es que al poco tiempo de pasado el evento, todo vuelve a ser como antes.

Quizás, lo que nos hace falta para alcanzar la excelencia entre otros ingredientes, es liderazgo. Un poco de lo que Araúz Rovira clasifica como “Liderazgo en Valores”, empezando en nuestros centros de formación de agentes y oficiales y siguiendo en las dependencias administrativas y operativas hasta llegar al último policía en las calles y en las trincheras del Darién. Recordemos el lema adoptado por nuestra Academia de Policías “La excelencia comienza aquí”.

Con esto, no quiero parecer irrespetuoso con los miembros de la institución a la que orgullosamente, durante catorce años, he pertenecido y a la cual me subordino dentro del marco del derecho y la razón, pero es mi opinión sincera y objetiva acerca de la situación.

Otros ingredientes dignos de agregar a la fórmula o receta para preparar “Excelencia Institucional”, son:

Un poco de influencia pedagógica en el proceso de formación de oficiales y agentes en nuestros centros de formación. Tenemos instructores con muchos conocimientos, pero que solo pueden cumplir con su labor de instruir mas no la de educar. Recordemos que “la educación debe ser para toda la vida” y de ello no está exenta la carrera policial. La formación de nuestros agentes debe estar orientada a la adquisición de competencias en materia policial en los aspectos tácticos, operacionales, administrativos, científicos y tecnológicos.

Podría añadir que hay que reforzar tres aspectos que, si bien hoy día están presentes dentro de la gestión administrativa de nuestra institución, lo cierto es que no se realizan con la eficacia y la eficiencia deseada. Ellos son la planificación, la ejecución y la evaluación. Principalmente, hay que darle una mayor preponderancia a la auto-evaluación interna, con el fin de retroalimentarnos para enderezar el rumbo a tiempo o cambiarlo si es que vamos por mal camino.

En cuanto a la planificación estratégica y a la ejecución, nuestra institución, se está manejando desde la perspectiva de una estructura formal, vertical, de arriba hacia abajo. Las órdenes las dan los “jefes de zonas, dependencias, departamentos, unidades, supervisores, etc. Esto trae como consecuencia, que nuestro policía no tenga libertad y autonomía, que como veremos mas adelante, son valores necesarios para la vida y el trabajo.

Nuestros policías en la calle no toman decisiones pues las “ordenes” tienden a reprimir sus iniciativas y, como líder que es en la sociedad, debería estar facultado para participar en las decisiones. Por ello, es prudente que vayamos pensado en aplicar cierta dosis de “Empowerment” dentro de la Policía Nacional, para que el recurso humano sea más eficaz y más eficiente.

Pero, como dice Araúz-Rovira, “no es fácil llegar a esta etapa; hay que superar muchos temores, resistencias y aprender a no buscar quien es el responsable del error, sino más bien como corregirlo”, pensando primeramente ¿en quién? , en nuestros clientes: los ciudadanos. “El Empowerment” - continua, - “se fortalece con el cambio de actitud de las personas, es decir, esto es una cuestión de valores, esto es calidad total”. Para lograr esto se necesita una "reingeniería Institucional del Recurso Humano", donde se redefina correctamente nuestra razón de ser, “no sólo de la organización, sino la misión o papeles de cada uno dentro de ellas”, donde aceptemos compartir “toda” la información con los integrantes de nuestros equipos de trabajo, creando autonomía por medio de fronteras y, lo más

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