Ensayo sobre machismo bernarda Alba

La autora granadina retrata con La casa de Bernarda Alba el cuadro honesto y agónico de la vida que solían llevar muchas familias castellanas, o expresión peligrosa de la realidad política del país. No debemos olvidar las revoluciones sociales y políticas que convivían en las calles de España en ese momento, y que se pueden resumir en la frase "convivencia". entre una madre dominante y sus obedientes hijas.

La casa de Bernarda Alba se llena de desastres tras la muerte de su marido, cuando tres de sus cinco hijas se enamoran de Pepe el Romano, según esta obra de la primera mitad del siglo XX. La residencia de Bernarda Alba evoca imágenes de encarcelamiento, dictadura y privación de sentimientos en un mundo rural dominado por una sociedad machista y lo que dirán.

En palabras como "Las mujeres en la iglesia no deben mirar a más hombres que al oficiante, especialmente a él porque tiene faldas", esta mujer conservadora y masculina revela sus pensamientos restringidos. La calidez de la pana se busca girando la cabeza” (acto uno). Esta declaración es un buen ejemplo de lo que estoy hablando. Está demostrado que las mujeres no tenían derecho a mirar a ningún hombre más que a su marido o al sacerdote. Lorca describe las actitudes de las ancianas de la época que oprimían sus propias libertades.

En el acto de apertura aparece otra ilustración clara del machismo: “hilo y aguja para las mujeres”. Para el hombre, un látigo y una mula ". Esta afirmación de la madre nos acerca a la realidad de aquellos tiempos, en los que la mujer estaba destinada al hilo y a la aguja como designación natural, como refleja el comentario de Bernarda, y como si los hombres fueran superiores, afirmar que son los que tienen el látigo, metáfora que podría estar relacionada con el poder y, a su vez, con el sufrimiento.

A pesar de esto, las chicas más jóvenes de la sociedad vieron cómo se suprimía su función. En el segundo acto, Amelia, una de las hijas del protagonista, confirma: "El mayor castigo es nacer mujer". Entre los personajes femeninos creados por la autora destaca Adela, que lo desafía todo (su familia, su tiempo, etc.) y se compromete tras no cumplir todas sus aspiraciones. Como resultado, cuando Bernarda dice al final de la función: "¡Mi hija murió virgen!" el trabajo define aún más el papel de la mujer.

Incluso la protagonista estaba más preocupada que la muerte de su propia hija por algo sumamente significativo en esos días, porque si una mujer moría sin ser virgen y sin estar casada, se consideraba un signo de deshonra. Quizás Lorca se opuso, por eso escribió una obra trágica para demostrar a la humanidad que todas las mujeres tienen los mismos derechos que los hombres y no deben ser discriminadas por ello. El color negro se utiliza para representar la tristeza, el duelo, la muerte y la persecución a la que son sometidas las hijas de Bernarda. El suicidio de Adela, la escena culminante y más triste de la obra, tiene lugar de noche, en completa oscuridad.

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