Entre el COVID-19 y el hambre: ¿Funcionan los bonos del Gobierno?

Entre el COVID-19 y el hambre: ¿Funcionan los bonos del Gobierno?

El impacto del coronavirus dejó un hueco enorme en el lado de la Salud y cómo no, en la economía del país. Contextualizando el hecho de un distanciamiento social obligatorio que, en su síntesis, obligaba a los ciudadanos o pobladores a quedarse en sus casas, arriesgando la manera de ganarse la vida, en el día a día.  De modo que, con más de 70% de peruanos informales, equivaliendo aproximadamente 3 millones de peruanos sin agua potable, 42% sin empleo debido a no percibir de ningún sol, e ingresos dada la cuarentena, y con más del 50% de familias sin refrigeradoras a nivel nacional, consistió en un desafío muy grande para el Gobierno el hecho de mitigar la inseguridad alimentaria de la población más vulnerable, y encontrar estrategias para poder tomar control de la situación y ayudar a los más desprotegidos.

Ante esta parálisis económica, y ante el supuesto de quedarse en sus casas, muchas familias arriesgaron su salud para poder traer sustento económico al salir a vender algo y ante la amenaza de contagiarse.

Esta problemática, presionó al gobierno a tomar medidas drásticas ante la inmovilización y constreñimientos del distanciamiento. Lo que supuso el depósito de dinero a las cuentas de familias vulnerables por la situación.

En cierto punto, la idea fue básica: tratar de solucionar y salvaguardar económicamente a los más perjudicados ante esta pandemia. Pero, el bono no llega a todos, y eso es algo que el Gobierno inestable debió pensar antes. El bono no llega a todos, no considera a los más vulnerables, debido a que no todas las personas viven en la dirección inscrita en su DNI, además de que una cuenta bancaria sea esencial, no es posible el hecho de que todos los peruanos posean una.

Ante esta problemática, también es de mucha importancia mencionar la salubridad. Y es que, con este depósito de bonos, las colas de los bancos colapsan y eso hace referencia a no garantizar el distanciamiento social.

Cabe mencionar que el dinero depositado, no es totalmente utilizado en alimentos, haciendo énfasis a que ese dinero en muchos casos no ha sido destinado en su totalidad para la alimentación diaria.

Es discutible que los bonos generaron un impacto en la seguridad alimentaria de la gran parte de familias peruanas beneficiadas. Otro aspecto no contemplado a cabalidad es si esta medida se ajustó a las necesidades alimentarias de personas cómo, chicas embarazadas, niños pequeños, adultos mayores y personas con discapacidades.

Entre el virus y el hambre, el Gobierno debe y debió asumir un mayor liderazgo porque no solo debe mostrarse preocupado y benevolente, sino efectivo. Pensemos estratégicamente con miras a un largo plazo.               La clave: institucionalidad, pensamiento en conjunto por un bien común sostenido, y transparencia en las acciones colectivas e individuales.

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