¿Es el crimen organizado el principal problema de México?

¿Es el crimen organizado el principal problema de México?

Cuando hablamos de los problemas que enfrenta México es fácil para nosotros, como mexicanos,  centrar nuestra atención, casi automáticamente, al crimen organizado. No es de extrañarse encontrarse en los resultados de la “Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental (ENCIG) 2015”, aplicada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), que el 66.4% de los mexicanos encuestados consideren como su principal preocupación a la delincuencia y la inseguridad ^[1] que se vive en México.

Es pertinente que se comience por el principio y se ubiquen los orígenes del problema que se intenta analizar en este documento: el crimen organizado. Desde mediados del siglo XX se comenzó a acuñar el termino “crimen organizado”, específicamente en la década de 1930, gracias a la publicación de un estudio llevado a cabo por John Landesco, llamado “Organized crime in Chicago”^[2]. Dicho trabajo estaba conformado, entre otras cosas, por un riguroso estudio a las pandillas de Chicago de los años 20 y como estas tenían conexiones con otros grupos delictivos organizados a lo largo de Estados Unidos; también, documento la manera en la cual interactuaban los grupos criminales, internamente y con asociaciones extrañas, pudiendo entender la organización que los grupos delictivos habían logrado; a tal grado que comenzaban a funcionar como corporaciones.

Haciendo especial enfoque en México, se puede pintar una línea de antes y después del auge del crimen organizado. Expertos indican que en el año de 1985, con el asesinato de un agente de la Administración para el control de drogas  de Estados Unidos (DEA por sus siglas en inglés) a manos del Cártel de Guadalajara, se pone un parteaguas en la historia contemporánea del crimen organizado en nuestro país.^[3] Bajo ninguna circunstancia podemos suponer que el crimen organizado no existía antes de la década de 1980, únicamente se puede hacer notar que el gobierno mexicano no había llevado a cabo ninguna acción en contra del problema. Es sabido que para 1985 el crimen organizado ya tenía gran presencia en nuestro país, con dos principales organizaciones: El Cártel del Golfo y el Cártel de Guadalajara. Sin embargo únicamente había presencia de dicho problema en 10 Estados de la República Mexicana. Con el paso del tiempo, y por la captura de sus líderes, estas dos organizaciones criminales se fragmentaron, y con ello nacieron nueve cárteles diferentes, con presencia en 25 Estados de la República Mexicana.^[4] 

En teoría, la tierra fértil para el crimen organizado son los Estados fallidos, ya que al no 4haber un gobierno establecido y legitimo, que se encargue de instaurar y proteger un estado de derecho eficiente y fuerte, los grupos delictivos cuentan con mas espacio de acción dentro de territorios con estas características.^[5] Sin embargo, es bien sabido que, con la apertura mundial y la economía globalizada, se han expandido las fronteras de, prácticamente, todas naciones; e igualmente se han expandido las fronteras del crimen organizado.^[6] Si bien, en Latinoamérica, a pesar de que no hay Estados fallidos, se reúnen las condiciones idóneas para el desarrollo de actividad delictiva organizada: instituciones débiles y regencia estatal de la economía. Aunado a esto, en la región se cuentan con las condiciones climatológicas idóneas para la producción de la materia prima de la principal actividad delictiva en la región: el tráfico de narcóticos. ^[7]           

Otro factor determinante para que el crimen organizado este tan bien afianzado a México es una situación que, a simple vista, puede parecer cotidiana para los habitantes de este país: la corrupción. Este fenómeno social ha estado arraigado en nuestro país desde tiempos de la conquista^[8], y curiosamente, ha sido una de las pocas practicas que ha prevalecido desde ese tiempo hasta la actualidad. La corrupción esta presente en todos los escalafones socioeconómicos de nuestro país, y va desde el “simple” soborno a un oficial de tránsito para evitar una infracción de tránsito hasta el enriquecimiento ilícito (que se ha postulado para romper record Guinness)^[9] de algunos miembros de la clase política. Sin embargo, este fenómeno, que según la ENCIG 2015 esta como la segunda preocupación de los mexicanos (50.9%)^[10], ha llegado a niveles extremos en nuestro país, ya que nos encontramos en una colusión del Estado con los actores del crimen organizado. Esta es la única explicación que se le puede encontrar a un problema tan grande como al que nos enfrentamos hoy en día.^[11] [12]

Tras estas reflexiones y análisis podría parecer sencillo apuntar con el dedo y tratar de buscar culpables en una cacería de brujas inútil e interminable. Sin embargo, es prudente hacer una pausa para poder recapitular, y con ello poder intentar analizar el verdadero meollo de ¿Cuál es el problema con México? Primero, nos encontramos con la creencia popular de que “El crimen organizado es el principal problema de México, y tomando en cuenta la opinión de los mismos mexicanos, se puede decir que si, lo es; pero no podemos tomar al crimen organizado como una variable dada, se reflexionaba que una de las principales semillas del crimen organizado son instituciones débiles e injerencia estatal en la economía. Pero, se logró entender que el catalizador social en el caldo de cultivo del “principal problema de México” es nada menos que la corrupción, una conducta social habitual del mexicano promedio.^[13]

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