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¿Es posible enseñar-Educar en este tiempo de pandemia?


Enviado por   •  30 de Junio de 2020  •  Ensayo  •  3.258 Palabras (14 Páginas)  •  243 Visitas

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“¿Es posible enseñar/educar en este tiempo de pandemia?”.

Por Chavez, Federico Antonio ( Profesor- Licenciado en Educación Universidad FASTA- Diplomado en el abordaje integral para el cuidado de niños y adolescentes UCASAL, Maestrando en la Maestría en Educación con Orientaciones en Instituciones y Prácticas Educativas Universidad Nacional de Quilmes-Estudiante avanzado en el Quinto Año del Profesorado de Educación Superior en Ciencias de la Educación I.S.F.D. y T. “F.A.C”)

El mes de marzo del 2020 se convirtió en un mes que América Latina-Argentina-Formosa y el Instituto Superior de Formación Docente y Técnica “Félix Atilio Cabrera” no podrá olvidar debido a la suspensión de clases que ocurrió en casi todo el mundo como consecuencia directa de la cuarentena a resguardar por el COVID 19, donde el pánico colectivo, el estrés generado por el confinamiento y el rol de las instituciones educativas frente al uso de herramientas tecnológicas para crear ambientes de aprendizaje virtual improvisados, nos lleva a replantearnos el modo y la forma en que la escuela educa en tiempos de crisis. La situación de emergencia global nos interpela a replantear muchas cuestiones en los diversos aspectos de nuestras relaciones colectivas e incluso con nosotros mismos, lo que sabíamos hacer o cómo lo sabíamos hacer de repente es erosionado por la incertidumbre, y “la disolución de las antiguas instituciones sólidas” como diría Zygmunt Bauman (2000) en su planteamiento de la modernidad líquida, nos genera inseguridad.[pic 4]

Si bien es cierto, que hoy más que nunca se revaloriza la institución escolar (y la función docente) porque vivenciamos que “había sido las tecnologías no reemplazan a las personas”, esto no se resolverá restaurando, por decreto o por acuerdo social, la escuela como la conocíamos ni transformándola en una pieza del engranaje de las redes como muchos quisieran. Porque la escuela, más que el edificio que la contiene, es en realidad un espacio de encuentro y de comunicación dialógica entre las personas en torno a pensamientos, ideas, conocimientos y emociones que los seres humanos movilizamos en los intercambios con los demás y que generan aprendizajes, más allá de los medios físicos o virtuales en que ocurren.

Pero volvemos a la idea de: “¿Es posible enseñar/educar en este tiempo de pandemia?”. Para poder dar una respuesta a esa pregunta, sería bueno citar a Axel Rivas (2020) y a Francesco Tonucci (2020), quienes en documentos de trabajo como en entrevistas, han brindado orientaciones del cómo enseñar o educar en este tiempo de pandemia.

“Hay que hacer un ejercicio nuevo de transposición didáctica pandémica. Algo nunca visto, ni teorizado, ni imaginado. Algo donde depositar el trabajo de los docentes que están reinstalando la escuela en los hogares y el aprendizaje en la vida de los estudiantes. Esa transposición nueva podrá usar las fuerzas de la gramática escolar (se ha caído la presencia, se ha caído el tiempo, se ha desarmado el currículum, la motivación basada en el deber extremo y se ha desarmado la armonía), porque sus diseños y costumbres también se convierten en una serie de parámetros conocidos para crear un nuevo diálogo de aprendizaje en los hogares. Y podrá usar una serie de teorías de la innovación educativa que estaban en plena discusión desde hace un siglo, pero habían visto un despliegue mundial y reciente en el campo de la discusión de las prácticas pedagógicas” (Rivas, A 2020)

Teniendo en cuenta las palabras de Axel Rivas (2020) “crear un nuevo diálogo de aprendizaje en los hogares” consideramos relacionar la misma con lo que expresa Tonucci, F (2020): “Mi propuesta puede ser considerada casi banal: si la escuela la tenemos que hacer en casa, aprovechamos la casa. Que el hogar se considere un laboratorio y los padres, asistentes del laboratorio. Así, podemos afrontar además un segundo tema: no solo la escuela no funcionaba bien antes, sino que vivía en un conflicto constante con la familia, que siempre está lista para denunciar al colegio. Ahora, la situación es nueva, la escuela se hace en familia, en casa. Es necesario que le pida a los padres que ayuden a los niños y las niñas a comprender y conocer cosas que no conocen, por ejemplo, cómo usar las máquinas que hay en el hogar para vivir experiencias nuevas: poner la ropa a lavar o secar, planchar, coser botones, desmontar un enchufe. Todo de forma segura y asistidos por los padres, por supuesto. En definitiva, conocer este mundo que es el de la casa haciendo operaciones que muchas veces los niños no hacen y, cuando empiezan a hacerlas, solo las hacen las niñas porque se consideran tareas femeninas.”

En relación a lo que venimos desarrollando, en necesario recordar que la educación es un derecho humano fundamental, esencial para ejercer los demás derechos de los que somos titulares las mujeres y los hombres de este planeta. Es un bien social y público, no comercializable, de amplio valor en la sociedad. Y la educación, en todos sus niveles y tipos educativos, se ha visto violentada, paralizada, encarada y retada en el contexto de la pandemia de covid-19 que afecta al mundo. Por ello, la institución escolar y todos los integrantes de las comunidades educativas —docentes, estudiantes, apoyos técnicos y pedagógicos, directivos, trabajadores administrativos— enfrentan retos y tensiones inéditos que se suman a los que, en la heterogénea desigualdad y la injusticia de este mundo.[pic 5]

La pandemia ha representado para los sistemas educativos un abrupto cambio para el que no se estaba avisado; fue inesperado, por lo que no estar preparado para ello no significa falencia; se trata de una ruptura, puesto que las instituciones educativas actuaban en sus procesos habituales, planeados bajo ese presupuesto de normalidad: ingreso, desarrollo y culminación de procesos de enseñanza. Aunque se trata de un sistema celoso de entrar en grandes revoluciones y siga siendo funcionalista (Parsons, 1985), reproductiva social (Bourdieu y Passeron, 1977) o resistente al cambio de parte de profesores y directivos, y sus consignas parezcan perennes no obstante que se trata de un factor social que impulsa y moviliza los cambios, en las últimas décadas enfrenta disrupciones, tanto por el carácter de las nuevas generaciones como por los avances tecnológicos y efecto de eventos extensivos como globalización de la economía y avance en las telecomunicaciones. Pero la pandemia, con su correlato de medidas de aislamiento social, como fase primera de prevención es, indudablemente, un contexto extraño y azaroso.

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